Alejar los Fantasmas de la Desilusión
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 18/10/2011 13:24:26
por El Morya Luz da Consciência - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Nuestro yo más profundo traba una dura batalla dentro de este panorama violento, conturbado, cruel, de la dimensión en que vivimos. Si deseamos alcanzar la consciencia y purificarnos, dejando atrás cualquier vestigio de karma, necesitamos mucha fuerza, valor, discernimiento y amor para encontrar soluciones que nos permitan enfrentarnos a esa difícil andadura y, sobre todo, tener confianza en el Plan Divino para estimularnos a no perder la fe en el ser humano.
Ese ambiente hostil de impunidad sostiene al hombre tridimensional, que no pone como prioridad en su vida la integridad y la verdad, al que faltan principios éticos y morales, el uso correcto de la sensibilidad y la percepción, todo lo cual le hace difícil escalar los peldaños evolutivos.
A menudo nuestro espíritu, descontento, cansado y desilusionado de vivir en esta materia, se refugia en la alienación y la pasividad; otras veces se rebela, poniendo en escena papeles que nunca había pensado que fuesen necesarios, tales como vestir el ropaje del materialismo. Ninguna de ambas opciones significa el equilibrio, exigido por el Creador del Universo.
Solo cuando estamos sintonizados con nuestra Divina Presencia somos capaces de servir. Solo alcanzamos la victoria si estamos plenos de luz, basando nuestro aprendizaje en la conexión con la Fuente.
A veces nos dejamos abatir por el desánimo, por la añoranza, y sentimos incluso aversión por la materia, y eso no contribuye en nada a nuestra escalada evolutiva.
Solo hacemos aplazar aprendizajes importantes entrando en la sintonía negativa del deseo, a veces incontrolable, de despojarnos de este cuerpo y elevarnos a otras dimensiones, donde no hay dolor ni sufrimiento.
Somos importantes aquí, en este plano denso, para servir de vehículo al trabajo de los Seres de Luz, y ¡cuán difícil resulta encontrar ese equilibrio! Aprender a admirar la belleza, la perfección contenida en la esencia de todas las cosas, de todas las personas, de la naturaleza, y acompañar el movimiento del planeta, que crece hacia una dimensión de amor y sabiduría, es la solución.
Alejar el fantasma de la desilusión volviendo la vista hacia un movimiento que también está produciéndose, paralelamente, al movimiento “físico” del planeta, y sobre el cual poco se comenta, aunque es el mayor responsable por los cambios, a todos los niveles y para todos los seres humanos. Es el movimiento interno, que, estimulado por el movimiento planetario, se verifica en todos nosotros, tanto si creemos en ello como si no. Estamos obligados a cambiar, a crecer, a progresar, con dolor y sufrimiento o con amor y sabiduría.
El aura planetaria se está rompiendo y se diluyen todos los “velos” que nos impedían ver todos los aspectos más profundos de nosotros mismos, de nuestros hermanos, y de las situaciones, de un modo más claro y verdadero, y desgraciadamente, somos llevados a un enfrentamiento con nosotros mismos y con nuestro entorno sin máscaras, ya que éstas caen sin duelo ni piedad.
En esa nueva vibración nos hacemos vulnerables frente a nosotros mismos, a todo y a todos. Todo lo que un día ha sido importante pierde su relevancia. Se rompe todo aquello que había sido edificado sobre bases estables. Lo que estaba a oscuras, ahora está iluminado. O nos ajustamos para vivir realidades más sanas, aprendiendo a utilizar toda la luz disponible, o creamos un verdadero caos a nuestro alrededor con la finalidad de mantener la creencia de quienes somos. Es cuestión de elegir, y la elección implica responsabilidad y correcta actitud.
El ser humano siempre ha preferido la fantasía a la realidad, pero paga un precio muy alto por su elección. ¡Es hora de salir de la ilusión!
El Maestro El Morya en el libro Espiral Crística dice: “es posible ver la belleza y la perfección, pero para ello tenéis que dar vuestro testimonio de protesta contra las injusticias, la violencia y la maldad que hieren la dignidad de vuestro espíritu, actuando como ciudadanos para revertir estas situaciones. Aquellos que se esfuerzan en servir son los verdaderos heraldos de la nueva era, comparados con aquellos que, aparte de no servir a la verdad, solo saben juzgar. Seréis merecedores de bendiciones y dádivas proporcionadas a vuestras obras, sin distinciones”.
Estaremos obligados a ver más allá de las apariencias y a aprender a confiar en “nuestras percepciones”, y ese será el mayor reto que tendremos que enfrentar, en el caso de que seamos empecinados, pues las consecuencias serán muy graves. Verdad, responsabilidad e integridad, según nuestro corazón, en las elecciones que hacemos.
Cuánto más alto sea nuestro patrón de honradez, verdad, decencia y honor, mayor será la posibilidad de equivocarnos, si no confiamos en lo que dice el corazón.
Nuestro reto será mantener el equilibrio para discernir quién es quién, y salir de la acomodación del silencio para ayudar a limpiar el aura del planeta de todo y de todos los que hieren su dignidad.
Vera Godoy