Alimentación: Placer x Compulsión
por Conceição Trucom em STUM WORLDAtualizado em 27/09/2007 13:58:07
Traducción de Teresa - [email protected]
Un hecho es cierto: cuando estamos en paz nos olvidamos de comer y de sentir hambre. La felicidad que proviene del equilibrio y de la paz, nos coloca en un estado de vibración tan mágico, que no necesitamos comer. La sensación es que la plenitud de la paz nos nutre mucho más que cualquier alimento “físico”.
En este estado, compárate a un crío que, feliz, lleno de vida e intensidad, no siente el menor deseo de comer. ¿No es cierto? Son los padres los que permanecen allí, importunándole, intentando aburrirlo, distraerlo para que sienta necesidad de comer.
Si los padres permiten a aquel niño comer solamente cuando sienta de veras esa necesidad, tendrán la experiencia de verle comer con real PLACER.
Bien, esto sería una larga conversación, y muy probablemente, es la causa de que existan tantas personas en quienes la compulsión por la comida es una realidad, un problema.
Es fácil darse cuenta de que, alimentarse por una demanda de compulsión, es un “comer” sin llegar a la saciedad, con gula, un comer hasta que se termine el pote, el envoltorio, la olla. Según el diccionario ‘Aurélio’ comer significa echar cualquier cosa gaznate abajo. Es diferente de alimentarse, que significa nutrirse.
¡Ah! Mucha culpa, mucha indigestión (incluso de los pensamientos), mucho malestar. Todo el cuerpo queda estropeado, ultrajado. Una exageración, un absurdo, un tsunami ha pasado por tu despensa o nevera. Sí, la compulsión por el alimento es un desarreglo del comportamiento por el cual la persona “come” en exceso, de forma descontrolada, muchas veces sin percibir o SENTIR EL SABOR del alimento. Mucha ansiedad, falta de PRESENCIA y de PLACER.
La mente se vuelve obcecada por la comida. La parte emocional considera que va a tapar “agujeros” con la comida. Son deseos: de azúcar, helado, chocolate, palomitas, bizcochos, frituras, en fin… termina un deseo, empieza otro.
Es sintomático de este comportamiento alternar los períodos en que el compulsivo pierde el control ante la alimentación, con períodos de sufriiiiiiiiiida dieta. ¿Va una tortura ahí?
El comedor compulsivo es semejante al alcohólico. Conmemora comiendo cuando está alegre, y se atiborra de comida cuando está triste, para olvidar.
Así, contrariamente a lo que se piensa, la cura no vendrá con dietas o control en la alimentación. En este caso, las dietas para adelgazar son entendidas por el cuerpo como escasez de alimentos. Entonces, el organismo comienza a almacenar todo cuanto ingiere. Al mismo tiempo, envía señales de que necesita más comida. ¡O sea, engordar es lo natural!
El primer paso para resolver tal problema, es decir, romper con esta dinámica que es orgánica y emocional (doble dirección) es eliminar la culpabilidad por comer. Es más, la culpa es una toxina psico-emocional, e igualmente un generador de toxinas orgánicas.
El segundo paso es que en el momento de la compulsión se haga uso de zumos, meriendas o sopas desintoxicantes, que nutren, causan rápida saciedad, pero activan los canales de excreción.
¿Excretar qué? Todo aquello que necesita ser excretado. Ideas, conceptos, basuras orgánicas, emocionales, mentales, etc. Es algo así como cuando viene la riada y abres de par en par el desagüe. Dejas salir todo lo malo que venga. Entonces, viene la ansiedad y tú dejas el cuerpo limpio y ligero – descargado – para poder serenarte.
El tercer paso es que, a partir de que el cuerpo sea diariamente vaciado de sus basuras, la persona empiece a identificar sus verdaderas necesidades (auto-conocimiento) y ponga de su parte la acción adecuada para viabilizar una futura cosecha. Ley del karma: solamente podrás cosechar si plantas y preparas el suelo.
El gran termómetro de la cura es que la persona comienza a diferenciar el hambre por el PLACER de nutrirse, del hambre para ahogar sus malestares emocionales, como la ansiedad (falta de fe), las falsas expectativas (pereza de sembrar, de conectar la antena y estar atento a la realidad), las frustraciones (pereza de meditar, de discernir, de pensar y planificar) y los miedos (pereza de aventurarse y crecer).
¡Ah! Dentro de las falsas expectativas, es muy importante adecuar tu imagen corporal a patrones realistas y asumir que tal vez no sea posible ser tan Gisele Bundchen cuanto se desea.
Finalizando, la Alimentación Desintoxicante puede ser una excelente herramienta, pues es muy práctica de realizar, activa rápidamente el sistema inmunológico y la salud, como también da un excelente soporte al propósito de salir de la compulsión por los alimentos y adentrarse en el Placer del equilibrio emocional = Paz.
Este texto forma parte del libro Alimentación Desintoxicante – editora Alaúde. Se recomienda su lectura íntegra, lo cual posibilitará la práctica de esta filosofía de vida de forma consciente y responsable.