Autistas en el Más Allá
por Wilson Francisco em STUM WORLDAtualizado em 10/05/2007 15:27:34
Traducción de Teresa - [email protected]
El autista es un ser que, por razones internas o externas no ha “entrado” en el mundo físico.
-Razones internas: son las de la esencia o del Espíritu: antes de entrar o conectarse con el cuerpo, decide desistir, tiene miedo, se siente incompetente para la experiencia.
-Razones externas: son las dificultades en el parto, por parte de la madre o en vista de situaciones posparto, como exceso de luminosidad, fórceps, demora, o por el ambiente inadecuado. En fin, hay varios factores que pueden llevar al nascituro a “recogerse”.
Hellen Wambach, autora del libro Vida Más Allá de la Vida, realizó varias experiencias con adultos, haciéndoles regresión a la vida intra-uterina y constan, en los expedientes de los pacientes, la percepción y sensaciones consiguientes de que la esencia espiritual, antes del nacimiento, permanece agregada o cercana al cuerpo en gestación, observando y sintiendo los efectos físicos y emocionales, tanto de la madre como de las personas que allí se encuentran.
Estas impresiones dejan marca y pueden permanecer en nuestra memoria durante toda la existencia, pudiendo igualmente ser causa de procesos de autismo.
Véanse las experiencias de la Dra. Hellen. En estas, por lo que se ve, el ser / esencia nada ha sufrido, encarando con naturalidad y comprendiendo todos los procesos, incluso los más dolorosos.
1er. caso – Mi madre no me deseaba. Cierta vez intentó abortar y me enfadé por ocasión del parto, porque ella pretendía divorciarse de mi padre. Estoy ahora concienciado de que parte de mi karma consiste en aprender a amar a mi madre, de cualquier manera.
2º caso – Al ligarme con el feto, me daba cuenta de que mi madre estaba asustada al principio, posteriormente ha aceptado el proceso con naturalidad.
3er. caso – Fue una experiencia fuerte, no desagradable sino sorprendente, mi nacimiento. Envié mensajes a mi madre para que ella encarase todo como sensación y no como dolor. Percibía, de forma clara, las actitudes de las otras personas. Yo estaba muy feliz por asumir esta vida.
A partir de la lectura de ese libro y de algunas experiencias realizadas en grupos holísticos y espíritas he introducido en algunas vivencias el ejercicio del retorno al útero. Muchas marcas en nuestro cuerpo y alma tienen origen en el momento de la concepción. Este período, el de embarazo y parto, son fundamentales para la salud física y mental de la criatura.
Investigadores han realizado el prototipo de un laboratorio que simbolizaba un útero y han colocado a autistas en ese ambiente. Allí, ellos tenían contacto con sonidos y sensaciones semejantes a aquellas que son transmitidas por la madre al bebé cuando éste se encuentra dentro del útero, sumergido en el líquido amniótico. La experiencia ha sido un completo éxito, pues los críos autistas presentaron reacciones, tornándose un poco más receptivos.
He realizado experiencias semejantes con un grupo de personas sensitivas y otras habilitadas creando a través de una acción mental, un útero materno. La respuesta de la criatura autista fue positiva. Implicado en ese proceso, Nick, un chiquillo autista de 7 años, ha conseguido un nivel de comunicación satisfactorio con el grupo y con su abuelo, que participaba de la experiencia.
De todo cuanto he venido leyendo hasta hoy, el libro Autismo, del prof. Herminio Miranda es el más completo. Ha sido, además, a partir de la lectura de esa obra, cuando me ha interesado más el tema.
El año pasado, investigando asuntos para el Curso de Interpretación y Aplicación de Espiritismo que había organizado, leí el libro Autistas del Más Allá, psicografiado por Nelson Moraes, autoría espiritual de Eduardo, narrando el caso de Raúl. Es interesante y os cuento un resumen.
Raúl había dejado el cuerpo y se encontraba aprisionado en un proceso obsesivo con su propia madre. Los Espíritus Superiores convocados para cuidar del caso elaboraron un dossier en el cual informaban que la madre, Elizete, había cuidado en exceso al hijo, y éste había vivido durante su tiempo terreno en un régimen de dependencia que le había debilitado el carácter. La tibieza y la falta de voluntad predominaban en el temperamento del muchacho.
Con este motivo, en la otra dimensión registraba con frecuencia y nitidez la desesperación de su madre aquí en la Tierra.
Un día, los vigilantes espirituales no pudieron ya contenerlo y él se escapó de donde estaba para proyectarse en el mundo físico, agarrándose, como un niño miedoso, a la madre.
Se asemejaba a una sombra irradiando ondas mentales y emocionales densas sobre el córtex cerebral de la mujer, estableciendo verdadera y extraña simbiosis.
En aquella situación, la intervención para separar a uno del otro era peligrosa. Al fin y al cabo, ambos se daban las manos, espiritualmente, en un consorcio energético intenso y dramático.
Espíritus coordinadores van al encuentro de Elza, su novia cuando aún habitaba el mundo físico. Ella se había comprometido, durante el sueño físico, a ayudar a su ex novio.
Asesorada, va al encuentro de él y con el corazón en las palabras habla con Raúl. Él se estremece, parece oírla, los lazos se aflojan. El chico estaba a punto de desligarse de la madre. No obstante, ésta presiente la situación y con miedo de perder al hijo querido, se agita y despierta.
Despierta, Elizete aún siente el peligro y sabe que puede perderlo. Una onda de pensamientos enfermizos la invade. Es mejor morir que perder al hijo. La inminencia de un suicidio sobresalta a todo el equipo socorrista.
Alteran la estrategia y recorren a Julia, empleada de hogar de Elizete, que era médium, actuando en un Centro Espírita cercano. Convocada, la mujer acepta el servicio de apoyo. Sintonizada va hasta su señora invitándola a hacer una oración e ir al Centro Espírita. Nada consigue. La mujer no recibe con interés la apelación de su asistenta.
Maquinan otro plan, nuevo y audaz. Poner enferma a Elisa, la hijita de Elizete, hermana de Raúl. Teniendo enferma a su hijita, ella se siente culpable por abandonar a la niña. Inconscientemente, abre mano del apego al hijo desencarnado y olvida la idea de suicidio.
Florinda, médium experimentada del Centro Espírita, invitada por la asistenta, va a visitar a Elizete y en ese encuentro, el Equipo Espiritual consigue realizar el desligamiento de Raúl, librándolo de la madre.
Desligado y sin una condición satisfactoria, Raúl entra en un proceso de Autismo, ausentándose de todo y de todos. En ese estado es conducido a una sesión mediúmnica para recibir auxilio. El universo de energías de amor que encuentra en el momento mediúmnico lo consuela. Se siente reconfortado, revigorizado.
Sintonizado con la médium, Raúl ve a su ex novia ofreciéndole un universo de cariño y comprensión que restaura sus fuerzas y hace que él “vuelva” a la vida.Con el éxito del emprendimiento, los Espíritus Coordinadores encaminan a Raúl hacia una estancia localizada en la dimensión extrafísica, acompañado de Elza, la ex novia y abnegada servidora.
Lo que puedo decir, de todo esto, es que la principal causa del autismo, ya sea éste aquí en la Tierra, o en la dimensión espiritual, puede ser el desarreglo en el sentir, en el querer y en el donarse.
En verdad, el amor es una fuerza que todos poseemos. Tan sólo no hemos aprendido a aplicarla.
La encontramos desequilibrada en las pasiones, perturbada en los celos, transfigurada en el odio, controvertida en el egoísmo y sublimada en los ángeles.
Como ejercicio, os ofrezco este, que significa un verdadero recomienzo para que la estancia terrena sea un tiempo de paz y alegría en vuestro corazón.
ÚTERO MATERNO – El recomienzo
Respira e Inspira. Siente que estás cubierto por una luz blanca, fresquita, que te envuelve y conforta. Inspira otra vez más, iluminándote internamente.
Visualiza a tu madre. Mírala con ternura y gratitud. Piensa en la belleza de la vida. Está ahí, ante ti, la criatura a quien has elegido para que te diese la vida.
Ten coraje e inteligencia para perdonar resentimientos y amar intensamente a esta criatura divina. Siente esta energía que te envuelve. Dios está presente.
Ahora, siente como disminuyes. Eres un punto de luz. Siéntete abrazado, envuelto en el cuerpo de tu madre.
Sumérgete en el útero de tu madre. Es tu renacimiento.
Estás envuelto en agua tibia. Hay sonidos en torno a ti.
Escucha latir el corazón, la sangre circulando a tu lado. Estás naciendo. Siéntete crecer. Los brazos, las piernas, la cabeza.
Surge un canal frente a ti. Una fuerza. Un soplo pone en movimiento tu cuerpo y tú vas hacia ese canal.
Atravesando el canal, surge un campo de flores. Siente el perfume de las flores, el cantar de los pájaros.
Abre los ojos. Has renacido. Di: Gracias, Señor. Por la vida y por el cuerpo. Gracias, madre.