Auto-conocimiento V
por Rosemeire Zago em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:34:56
Traducción de Teresa - [email protected]
A menudo sufrimos por comportamientos aprendidos como correctos en una época de nuestra vida en que no teníamos discernimiento para elegir. Todos sabemos que la formación que el niño recibe en la infancia influye en él durante toda su vida. Actos, opiniones sobre religión, costumbres, moral, prejuicios, normas de conducta, principios, que varían culturalmente de familia a familia, e interiormente, de niño a niño, todo se va modelando y delineando, sin que de adultos queramos analizar si continúan teniendo algún valor y mantenemos el mismo pensamiento y valores, de los cuales tenemos gran dificultad para liberarnos. Tan solo seguimos repitiéndolos, y sufrimos por verdades que permitimos que se convirtiesen en absolutas, pero cuando las analizamos descubrimos que jamás han sido nuestras verdades. Y aún así, cuando tomamos conciencia de ello, permanecemos estancados.
Si no hay preocupación por erradicar los viejos patrones o las creencias inadecuadas a nuestro mundo interior, corremos el riesgo de vivir bajo las condiciones de lo que nos han enseñado que es lo correcto, pero que para nada nos vale en nuestra propia vida, y solo nos causa conflictos, sufrimiento y cadenas, de las cuales solamente nosotros mismos podemos libertarnos.
A lo largo de la vida acumulamos creencias respecto de nosotros mismos y del mundo. Esas creencias pasan a actuar automáticamente, o sea, siquiera percibimos que determinan nuestras decisiones y reacciones. Las creencias que hemos desarrollado a partir de las enseñanzas aprendidas tienen su aspecto positivo cuando funcionan como principios que nos proporcionen crecimiento. El aspecto negativo se produce cuando nos estancamos en alguna de ellas y nos negamos a reflexionar y a cambiar.
Si no te das cuenta de que estás siendo conducido por creencias, es poco probable que logres cambiar. ¿Cómo cambiar lo que no conocemos o no entendemos? Únicamente al hacernos conscientes de verdades que no son nuestras y de la necesidad de cambiar, es cuando podemos libertarnos.
Para modificar patrones de pensamiento y comportamiento de una vida entera, hemos de predisponernos a conocer y comprender lo que sentimos. Es entonces cuando empezamos a crecer, pues esto solo ocurre cuando nos hacemos conscientes de lo que sentimos. Algunas personas insisten en decir que se conocen, quizá se conozcan superficialmente. Cuando alguien se resiste a cambiar, nos hace pensar que en realidad esa persona no se comprende a sí misma lo suficiente para darse cuenta de cuán necesario es un cambio, o incluso más de uno.
La psicoterapia aún es lo más indicado para el proceso de auto-conocimiento. Pero todavía hay prejuicios. Las justificativas, o mejor, las resistencias, son muchas: no necesito ayuda; no quiero recordar lo que aparentemente está olvidado y enterrado; para qué explorar lo que ya pasó, entre otras muchas. Todas estas justificativas solo demuestran de qué modo los acontecimientos ocurridos en el pasado pueden estar aún influyendo sobre tu vida en el momento presente. Es preciso comprender los acontecimientos del pasado para identificar cuán vivos y activos se mantienen todavía en el inconsciente. Vivir sujetos a creencias nos hace vivir en el pasado, así, la negativa a examinar el pasado puede mantenernos todavía más presos a él. Solo cuando examinamos las creencias que aún nos encadenan y nos impiden actuar logramos vernos libres para lo nuevo y vivir el momento presente. Pero es corriente no querer conocerse porque eso significa tener que examinar no solo el pasado, sino todo aquello que está muy dentro de nosotros, y, temiendo lo que nos podemos encontrar, elegimos así el estancamiento, por miedo, acomodación, ignorancia, orgullo, en detrimento del crecimiento. El crecimiento exige que nos preparemos para escucharnos a nosotros mismos y estar dispuestos a lidiar con lo que nos encontremos, ¡y para ello es preciso querer!
Algunas preguntas que podrás hacerte a ti mismo para identificar cuáles creencias y valores afectan a tu vida:
- ¿En qué grado influye la opinión de otras personas sobre mis actos?
- ¿Qué creencias cooperan a mi bienestar interior?
- ¿Qué es lo que me quita la suficiente autonomía para tomar mis propias decisiones?
- ¿Espero el reconocimiento de alguien por aquello que realizo y consigo? ¿De quién?
- ¿Qué me impide tener una vida más feliz?
- ¿Tengo la costumbre de preguntar a otros qué debo hacer? ¿A quién?
- Los conceptos que albergo en mí, o sea, aquello en que creo, ¿aumentan o disminuyen mi confianza en mí mismo?
Cuando identificamos y conseguimos deshacernos de las creencias inadecuadas, muere en nosotros todo aquello que es viejo, y pasamos a reformular o remodelar nuevos caminos, ahora de acuerdo con nuestros propios deseos y valores, ¡lo cual nos da la sensación de que estamos verdaderamente libertos!
¿Por qué no ser más humildes y aceptar que la manera en cómo lidiamos con las situaciones nos está haciendo sufrir? La humildad nada tiene que ver con la sumisión o la inferioridad, como creen muchos. En cambio está asociada a la gentileza, a la sencillez, a la lucidez. Somos humildes cuando percibimos que aún tenemos mucho que aprender, por más informaciones que tengamos, por más libros que leamos, por más que viajemos, por más experiencia que hayamos adquirido en el transcurso de los años. Es importante recordar que humildad no es pasividad, todo lo contrario, exige sobre todo confianza en uno mismo. Solo quien tiene plena conciencia de su valor personal no necesita ensalzarse.
El auto-conocimiento es la capacidad que nos permite percibir, de forma gradual, todo cuanto necesitamos transformar. ¡De ahí su importancia! No es preciso que tengamos miedo a conocernos, como si eso fuese un fardo del cual no podemos librarnos, todo lo contrario; tener una mayor percepción de uno mismo es lo que nos capacita para cambiar todo aquello que nos hace daño o nos causa conflicto y sufrimiento, ensanchando nuestra conciencia sobre nuestros potenciales latentes, a fin de que podamos llegar a ser aquello que somos en esencia. ¡Y esto es simplemente fantástico!!!