¡Bienvenida, Vida!
por Izabel Telles em STUM WORLDAtualizado em 11/06/2009 13:24:21
Traducción de Teresa - [email protected]
¡Cuando yo era muy pequeña le decía a mi madre que iba a morir a los sesenta años! Claro que ella replicaba: “¡Niña, deja eso, nunca digas semejante cosa!” porque su papel de madre ciertamente la obligaba a enseñarme a vivir.
Imagino que a aquella altura tener sesenta años debía ser tener muchos años vividos y probablemente una apariencia desgastada. Cuando hoy miro fotos de mi abuela, tías y madre, con esa edad, tengo que aceptar que a los sesenta años – hace sesenta años – las personas realmente parecían envejecidas.
He crecido pensando que a los sesenta años me iba a morir. Tenía ciertamente la presencia constante de este decreto que me hice a mí misma (pienso) desde que nací.
Pues bien, queridos amigos, queridas amigas, el día 13 de junio he cumplido sesenta años.
Primero, he pedido a mi querido amigo Sergio Scabia, este ítalo-brasileño generoso y lleno de coraje que ha co-creado este Website que, por favor, actualizase mi edad en mi página de presentación.
Después de eso, y asumiendo mis sesenta años confesos y publicados, ¡vengo a declarar que no voy a morir! ¡Uf!
Tengo planes, muchos proyectos; estoy escribiendo un nuevo libro – éste dedicado a mis amigos portugueses – en el cual, incluso, pretendo escribir en nuestra lengua original.
Confieso que viene siendo un esfuerzo, pero ciertamente contaré con la revisión de algún amigo lusitano que se disponga a tener paciencia y tiempo disponible para la tarea de traducir el portugués que escribimos en el Brasil al portugués escrito en Portugal.
He vuelto a hacer yoga dos veces por semana, y siento que mi cuerpo adquiere cada día más elasticidad, lo cual me permite correr por la arena de la playa en este inicio de primavera – que de tanta belleza, ensancha nuestros pulmones con cada respiración.
Empecé clases de canto, deseosa de saber si poseo alguna capacidad para cantar. He percibido que la música opera milagros en los procesos de transformación y siento que necesito conseguir soltar mi voz, cada vez que eso se haga necesario. Después, he saldado una deuda que tenía con mi querido nieto que ya en la edad de grabaciones en el computador, me ha pedido que fuese yo la cantante animadora de su ‘garaje band’. Y, al final de nuestra primera canción, él pidió permiso para añadir a mi voz algunos efectos sonoros que la proyectaran hacia el fondo de la banda sonora – lo cual nos ha hecho reír tanto que desistimos de grabar. Yo lo he dejado, pero él sigue en busca de la voz para su banda.
Después tengo un proyecto nuevo que es crear un espacio dentro y fuera de mí para aprender a pintar. Siempre he deseado expresar mi vena artística. Y para ello, naturalmente, tengo que encontrarla.
Y así, llena de planes y proyectos, no me sobra tiempo para morir. Y lo más importante ha sido percibir que hay asuntos (la mayoría de ellos) en que no nos toca a nosotros decidir tiempos y fechas. Son comandos que vienen de allá arriba y que nos enseñan a dejar marchar también, como los decretos, la necesidad de controlar.
Enhorabuena a todos los que este año han cumplido o cumplirán sesenta años. O más.
¡Bienvenidos a la Vida!