Buscadores de la verdad
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 20/11/2012 16:37:20
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Su misión de desvendar los misterios del alma, Sigmund Freud la cumplió parcialmente, a medida en que no hubo una profundización de su teoría en el sentido de encontrar las verdaderas causas de los desequilibrios psíquicos.
En la psicografía de Sigmund Freud, recibida por la médium alemana Eva Herrmann en 1973, el padre del psicoanálisis hace una retractación al afirmar que “el punto de vista normalmente defendido hoy día, según el cual las malas acciones son resultantes de una infancia en que la persona ha sido herida – punto de vista al cual yo mucho contribuí – se me ha demostrado aquí como totalmente equivocado, ya que el hombre es resultante de mucho más que una infancia más o menos feliz. El hombre es la suma final de las existencias terrenas anteriores, que a menudo se sitúan siglos antes de la vida actual. Los acontecimientos de la niñez solamente constituyen el retomar de la senda predominante de cada vida. Una senda que a menudo es básica para diversas vidas seguidas, hasta que el alma pueda verse libre de una infelicidad que le es propia. Muchas almas tienen una herencia, o sea, continúan en el punto de vista que tuvieron que interrumpir en el pasado, el camino del perfeccionamiento de una u otra área de conocimiento”.
Sobre los conceptos de Bien y Mal, Freud registra en su mensaje: “El hecho de haber percibido el mal en todos sus disfraces desde que estoy aquí, se debe al reconocimiento de que dos centros de poder reparten el dominio del mundo entre sí y se combaten por ello. El Bien y el Mal, es decir, lo constructivo y lo destructivo, la claridad y la oscuridad, el amor y el odio”.
En lo que atañe a su obra fundamentada en la lectura del inconsciente humano, Freud revela: “Un poco más y yo me hubiera convertido en el creador de una psicología válida, pero faltó la condición decisiva, o sea, yo no tenía autorización para hacerlo. Solamente me fue permitido dar al mundo un cuadro, en su mayor parte correcto, del inconsciente, pero no esclarecer la verdadera naturaleza del alma. Mi karma me frenó en forma de restricciones impuestas y permitió que yo presentase al mundo una pseudo-verdad, ya que también el mundo (o la humanidad en la Tierra) está sometido a una especie de karma según el cual solo puede llegar a la comprensión correcta en el momento oportuno”.
El psicoanalista famoso discurre sobre lo que él denomina “justicia sobrehumana” y profundiza su visión: “Esta justicia sobrehumana se me presenta como algo verdaderamente divino, si bien no como una divinidad personificada. Esta justicia solo es, no obstante, uno de los aspectos de aquella divinidad que puede ser percibida como una luz radiante penetrando las profundidades más lejanas del universo y bendiciendo a aquellos que en ella pueden tomar parte. En cuanto a esto, quiero mencionar una grandeza, o dimensión que, más allá de la altura, anchura y profundidad, indica el grado de densidad, ya sea de un alma o de una esfera que le corresponda a una indicación de grado de espiritualización”.
Sobre la religiosidad, el espíritu de Sigmund Freud nos transmite su percepción, registrada por la médium Eva Herrmann: “Si un alma se encuentra en la condición de ceguera espiritual, la opacidad de tal alma impide que sea traspasada por una claridad que es la expresión simultánea de amor, de cognición y justicia absoluta. En este contexto, entiendo hoy sobre religiosidad algo muy diferente de la observación ciega de un ritual, o del fanatismo religioso. Mi alma sigue todavía en el estado de relativa densidad. En el mundo de acá no puede haber ilusiones sobre la condición propia del alma, ya que se les contrapone un posicionamiento objetivo e inexorable. Este posicionamiento resulta del hecho de que el alma solo puede existir en una esfera que le sea adecuada, y esta esfera es totalmente evidente”.
Freud concluye su mensaje refiriéndose a la importancia del “despertar” como forma de mantenerse lúcido y receptivo a los valores del espíritu: “El altruismo es la característica del alma que despierta. El “estar ahí” para los demás, el término de aquella vida centrada en el yo. El desprendimiento propio es tanto el camino como la meta, como había afirmado Lao-Tsé. Aún no he comenzado con este “servir”. Aún tengo que librarme de la presión de aquello que no fue expresado o hecho público”.
COMENTARIO
Sigmund Freud, entre otros científicos y pensadores que inmortalizaron sus obras en beneficio del hombre, fue un buscador de la verdad, pese a que su búsqueda lo haya sido a través de una limitada mirada sobre el inconsciente humano. Motivo que él ha revelado en el mensaje psicografiado por la médium alemana.
Sin embargo, aunque de forma parcial, Freud abrió camino para que otros estudiosos y buscadores de la verdad profundizasen en la investigación del inconsciente humano más allá de la condición intrauterina del ser inteligente, al encontrar en Vidas Pasadas la sintonía de los desequilibrios psíquicos de la vida presente.
El legado de Freud es inestimable, y su obra sirve de base para vuelos cada vez más altos de la psicología, en pos de la verdad sobre el yo profundo y verdadero.
En cuanto al mensaje psicografiado por la médium Eva Herrmann, es importante registrar que ella no se ha convertido en celebridad por motivo de su publicación autorizada por el espíritu de Freud. Sobre la credibilidad que pueda darse al texto, el Espiritismo usa como parámetro la coherencia. En tal sentido, el Libro de los Espíritus nos informa lo siguiente: “En cuanto a los espíritus que se adornan con nombres respetables, ellos se traicionan por su lenguaje y sus máximas, evidenciando el fraude. Si, por el contrario, los pensamientos son puros, sin contradicción y constantemente a la altura del carácter del mensajero, no hay motivos para dudar de su identidad”.
En el rumbo de la verdad científica, Joanna de Ángelis, a través del médium brasileño Divaldo Pereira Franco registra, en un fragmento de su mensaje, la pista a seguir por los modernos estudiosos e investigadores de la mente humana: “El patrón psíquico que cultivamos. La calidad ética de nuestro pensar, determina la salud o la enfermedad de nuestro cuerpo físico. Las ondas psíquicas que nuestra mente irradia interfieren en el mundo físico y crean armonía o desarmonía física, ajustes o desajustes, levedad o pesar en los ambientes por donde circulamos. Somos co-creadores. La mente divina jamás deja de actuar positivamente y explaya su plasma por el universo beneficiándonos en proceso continuo de creación. Nuestro Creador se expresa en este flujo continuado de amor en el cual estamos inmersos. Pese a todo, es preciso establecer la sintonía de nuestra antena mental con esa fuerza creadora, a fin de que los intercambios psíquicos sean promovedores de salud y bienestar”.