Cambia la pregunta...
por Rubia A. Dantés em STUM WORLDAtualizado em 11/11/2008 16:11:22
Traducción de Teresa - [email protected]
Antes… cuando no sabía algunas cosas que hoy tengo más claras, ante cualquier sufrimiento, proveniente de alguien o de alguna situación, solía preguntar:
- ¿Por qué esta persona me hace eso? O: ¿Por qué esta situación ha entrado en mi vida?
Hoy en las mismas situaciones pregunto:
- ¿Qué hay en mí que atrae este problema?
Y eso marca toda la diferencia.
En el primer caso yo no sabía el motivo, pero… siempre estaba implícito que lo que me hacía daño venía de fuera y, consiguientemente quien debería cambiar era el otro (o los otros)…
Generalmente, cuando pensamos así nos colocamos como víctimas, y las víctimas siempre dependen de la buena voluntad del otro… permanecen siempre a la expectativa, de que el otro cambie y reconozca que se ha equivocado… de que la vida cambie, de que algo venga desde fuera a salvarnos… Nos ponemos en la dependencia de un posible cambio en el otro… en las circunstancias… sin comprender que todo cambia sólo cuando nosotros cambiamos.
Nos cuesta comprender que, aunque el “otro” cambie, seguiremos atrayendo innumerables “otros” que nos traerán el mismo tipo de situación… porque el problema no está en el otro, sino dentro de nosotros.
Continuaremos en la eterna posición de víctimas indefensas… y en mi opinión esa es una de las peores situaciones para estar en la vida.
Cambiando la pregunta para: ¿Qué es lo que en mí atrae esa situación o ese problema?, lo alteramos todo, porque asumimos la responsabilidad por aquello y, por tanto, la posibilidad de hacer algo para liberar lo que nos hace sufrir.
El Ho’oponopono vuelve mucho más claro todo ese proceso, cuando nos muestra que somos responsables por guardar memorias que atraen los problemas; y son éstas las que nos ponen en el círculo vicioso de la eterna repetición de los mismos patrones que tanto nos sujetan y limitan nuestra vida.
Si queremos persistir en tal patrón, no hay más que continuar con la primera pregunta… si queremos realmente crecer y evolucionar, sólo hay que asumir el 100% de la responsabilidad y partir para la liberación de aquello que nos hace atraer ese tipo de situaciones.
Muchas cosas han sucedido después de que empecé a hacer el Ho’oponopono… una de las más preciosas es que siento que para todo en la vida hay una solución… y que esa solución está en nuestras manos…
Saber que la decisión de pedir a la Divinidad que limpie cualquier problema está en nuestras manos marca una diferencia enorme. Cuando entregamos a la Divinidad la función de limpiar las memorias que causan los problemas… y confiamos en que con toda seguridad eso está ocurriendo, comprendemos que a partir de esa liberación ocurrirá en nuestra vida lo que sea mejor.
Si tenemos un atasco en una tubería, que obstruye el paso del agua, sabemos que la solución es limpiar lo que está obstruyendo el tubo, y que a partir de ahí el agua fluirá libremente… No nos preocupamos en crear con la mente lo que va a suceder con el agua después de que esté libre, porque sabemos que ella simplemente fluirá… encontrando el mejor camino.
Así es con el Ho’oponopono, sabemos que cuando se hayan limpiado las memorias que impiden a la Divinidad fluir libremente… Ella fluirá, sin que tengamos que determinar sus caminos.
Y cuando limpiamos en nosotros… limpiamos en el Todo.
Como siempre me ha gustado la entrega, porque entendía que las cosas elegidas por el ego no siempre son las más acertadas, con el Ho’oponopono me siento en casa para entregar completamente mis caminos al Gran Misterio, pues entiendo que estoy haciendo mi parte.
Confío plenamente en que, decidiéndome por la limpieza de las memorias que causan los problemas, éstos dejan de existir… y entrego mis caminos suavemente en manos de Aquel que siempre me colocará en el lugar adecuado… en el momento oportuno… donde voy a encontrar lo que es mejor para mi vida, cada día…