Cambiar el karma depende de ti
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 14/07/2012 18:59:24
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Siempre oigo a la gente hablar del karma y atribuir a esta ley todas sus frustraciones y relaciones en desarmonía, pero muy pocos perciben sus propias ataduras. Una de ellas es ponerse como víctima de las situaciones. Claro que algunas veces es cierto que somos víctimas de algo muy malo, de una ingratitud, de una traición, y no hay cómo evitar ponerse triste e incluso enfermar por un acontecimiento desagradable, pero lo complicado es volverse prisionero del sufrimiento. Porque todo tiene un tiempo. Durante un cierto período no podemos y no debemos alejarnos del dolor, porque el dolor también trae la curación, pero después de ese tiempo es preciso caminar, soltarnos y dejar de quejarnos.
Diego ilustra perfectamente esta enseñanza. Hombre de mediana edad y relativamente exitoso profesionalmente quería sentirse más feliz y no lo conseguía. Viviendo un segundo matrimonio, sin hijos, sentía que la relación pendía de un hilo. Llegó a mi consultorio cabizbajo, caminando hacia una depresión.
La sesión de Vidas pasadas mostró el cuerpo sutil de este hombre totalmente herido, conectado con historias de abandono y desamor. Aparecieron registros de traición, cuando siendo él noble y estando en condiciones de ayudar a su futura esposa, había hecho de todo por levantar a aquella familia, buscó empleo a sus hermanos, alimentó a los padres ya ancianos. No obstante, tras cierto tiempo de casado, descubrió la traición de la esposa y decidió castigarla, manteniéndola presa durante años. Pero la venganza no alivió su corazón, él seguía sintiéndose herido, y enamorado de la chica. Incluso pensó que ella lo había hechizado. En esta ocasión, fue en busca de un cura y la mujer acabó quemada en la hoguera como bruja. Desde entonces, se han quedado atados, y de víctima ella pasó a ser el verdugo.
En esta vida todo se repetía. Él corría en pos de ella y la mujer era reacia, siempre quejándose de que las cosas que él hacía por ella y su familia conllevaban el deseo de recibir algo a cambio. Se quejaba de que él no era sincero en la demostración de afecto, que quería comprar su amor. Lo cual él admitía ser parcialmente verdad, ya que el dinero era importante y ayudar a los familiares exigía de él gran abnegación. Pero ¿sería eso suficiente para hacer que su vida afectiva fuese feliz?
Diego solo se quejaba, era consciente de sus buenas actitudes, pero su corazón estaba cargado de resentimientos contra la esposa y su familia. Le daba rabia la actitud de éstos, pero no rompía, no se posicionaba, dejaba que las cosas siguiesen en aquel mal rollo de quejas.
Le expliqué que no hacer nada, no tener el coraje de adoptar una actitud, de defenderse, o simplemente seguir adelante, estaba causando la terrible insatisfacción que se adueñaba de su vida y lo estaba conduciendo a la depresión.
Pedí a Diego que comenzase una terapia, para poder tener el valor de cambiar su vida, porque no sirve de nada pretender forzar el amor o la amabilidad de las personas. Si algo no va bien, si ofrecer amor, atención, cuidados, cariño, no es suficiente, ¿qué lo será?
Hay ciertas relaciones que no tienen cura. Y en estos casos no sirve de nada cubrir al otro de afecto. Hay momentos en que hemos de mirar hacia dentro y amarnos en primer lugar, porque nosotros somos el centro de nuestro mundo, los responsables de mantenernos sanos y felices. Tal como enseñan los Maestros, el otro forma parte del escenario de tu vida, y tú, como actor principal, puedes modificar lo que está a tu alrededor. Cambiar el karma depende de ti. ¡Ánimo!