¡Cambios y más cambios!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 24/07/2015 10:55:06
por Carmem Farage - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
¡Hola amigos!
Será un placer poder charlar con vosotros cada semana. Agradezco esta oportunidad y quiero poder aprovecharla para traer a la consciencia aquello que debemos tener en nosotros con clareza sobre nuevos paradigmas existenciales. Mis reflexiones no podrían empezar de otra forma sino pensando en cambios.
¿Cómo es eso de que el mundo está cambiando? A fin de cuentas, el mundo está cambiando desde que ha sido creado.
Cambio es el otro nombre del universo conocido. Lo cierto es que yo he venido haciendo algunas reflexiones sobre el mundo posmoderno electrónico con el cual nos deparamos (algunos de nosotros aún atónitos) desde que se ha hecho posible expandir los conocimientos científicos a la nanotecnología.
A decir verdad, no está quedando piedra sobre piedra. Lo que marca la diferencia hoy es la velocidad con que los cambios se producen. ¡Aceleración total!
Estamos acostumbrados a pensar tan sólo en los beneficios, que son muchos, de estos cambios a gran escala. No sólo eso: hemos perdido la costumbre de unir los puntos. ¡De observar las consecuencias de estos mismos beneficios, en la marcha de la sociedad como un todo y en lo más íntimo de cada uno de nosotros!
Sin duda, la segunda guerra mundial ha cambiado nuestro foco. La americanización de la vida incluye aprovecharla al máximo, consumiendo hoy todo lo posible, sin profundizar demasiado y con el máximo de placer que el dinero pueda comprar.
La catástrofe sufrida se hace presente aunque no se quiera, y no podemos arrojar bajo la alfombra nuestro inconsciente traumatizado.
Así, vemos una sociedad que se hace representar por la profunda insatisfacción, aunque pueda obtener medios cada vez más sofisticados de sobrevivencia.
¿Qué es lo que el dinero no puede comprar? Conocimiento de sí mismo. Y además puede conducirnos a caminos equivocados de libertad.
Pero la vida se impone y, a trancas y barrancas, vamos teniendo que realizarla. Lo queramos o no.
Hoy estamos en un momento particularmente difícil. Difícil porque aún no estamos comprendiendo muy bien la marcha de las cosas. Tendemos a echar la culpa a alguien: a los políticos, a la educación anticuada, al amparo social precario, a las clamorosas diferencias entre niveles sociales.
Todo eso es cierto, pero no es tan sencillo como nos gustaría que fuese. ¿Tiras la primera piedra? ¡Sólo si conoces la salida, amigo! ¿Quién conoce la salida? Reducción de la jornada de trabajo a fin de evitar despidos en masa. ¡Despidos en masa incluso con reducción de jornada de trabajo! ¡Y nos vemos entonces en una "crisis" tras otra, quitándonos la respiración!
Espero que no nos quite la libertad. Espero que podamos hacernos representar. Olvidemos las culpas. Todos hacemos lo que podemos y lo que nos parece acertado o conveniente para nosotros mismos, para nuestros hijos y familiares cercanos. Se hace aún difícil pensar en un nivel amplio de ayuda humanitaria, cuando nuestra sobrevivencia corre peligro.
Si nos atenemos a eso no iremos a ninguna parte. ¡Es el momento de los grandes inventos personales! ¡Es el momento de la valentía del desapego! ¡Es el momento de reinventar el mundo!
Aprovechemos que hoy somos libres para expresarnos. Podemos y debemos, a través de la facilidad de la comunicación, hablar, discutir y actuar a partir de estas nuevas formas de razonar la vida y la existencia del Hombre en el plano terrestre.
Juntamente con los grandes inventos de la nanotecnología, tenemos todo un modo nuevo de pensar la vida. Los nuevos paradigmas de existencia deberán llamar nuestra atención. No esperemos que vengan como un pase de magia, o seremos tragados por los miedos y las angustias existenciales.
Propongo que, aprovechando que tenemos una nueva oportunidad de cambio en las manos (si has perdido recientemente tu empleo, por ejemplo), hagamos una reflexión profunda sobre quiénes somos y qué hemos venido a hacer en este mundo.
¿Cuál es el propósito de la vida? Entonces ¿cuál es el propósito de mi vida en este momento del planeta?
Mi propuesta es simple, aunque no sea fácil: propongo que pongamos la diversión en un segundo plano y pasemos para el primero la búsqueda interior. Propongo salir de lo ordinario, de lo corriente. ¿Podemos intentar ser personas extraordinarias?
Me gustaría ir profundizando en este pensamiento y caminar hacia cambios interiores para que estemos a gusto en un mundo que nos deja totalmente libres para elegir quiénes queremos ser. Y decir que para ser extraordinarios tendremos que revisar valores y comprometernos con ellos.
El comprometimiento con el cambio nos llevará a caminos seguros. ¡Con eso deberemos sentirnos fuertes y no temer los cambios!
¡Pensad en eso y hasta la próxima semana!