Cerezos en flor
por Thais Accioly em STUM WORLDAtualizado em 26/08/2012 09:56:26
Traducción de Teresa - [email protected]
La correría diaria de la vida puede desviarnos de la percepción de las delicadezas, de la sutileza y de los ciclos naturales tal como realmente son.
Trabajar... correr para el almuerzo, almorzar a toda prisa, aprovechar los diez minutos sobrantes y comprar un regalo de cumpleaños para el amigo querido, ir con retraso y acelerarse hasta el siguiente compromiso... el día no pasa, vuela. La respiración se hace acelerada. Surge la impaciencia.
Y así continuamos, desde el momento de levantarnos hasta el final del día. Cuando nos damos cuenta, ya es Navidad, y Navidad otra vez y otra vez. Pasan los años así. La vida parece escurrirse como la arena entre nuestros dedos.
Dejamos de percibir qué es lo importante entre todos los reclamos del mundo exterior e interior. ¿Cuáles son las prioridades? Son tantos los escaparates, las voces, los correos, las páginas de las redes sociales, las revistas, las noticias, las manos que llaman y hacen señas, los sueños, los deseos, los pensamientos, los canales de TV, las emisoras de radio, las calles, los sonidos, los colores, los sabores... todo a veces suena como ruido excesivo.
Y entonces, una de estas tardes, me hice el regalo de algunas horas de silencio y contemplación.
Una pausa, rara, para contemplar tres mil cerezos en flor. Cuánta gracia... y qué alegría poder disfrutar de tanta belleza.
Ningún quehacer sino el deleite de lo hermoso, en un casi atardecer, bajo las bendiciones del cielo aún azul y del sol.
Desacelerarse puede llevar cierto tiempo... así ha sido, he necesitado media hora para percibir que mis pasos ya se habían vuelto más lentos y cuidadosos, la respiración más profunda y cadenciosa.
Tanta delicadeza. Corazón desacelerado.
Inspirar... espirar...
Pasos lentos hacia la belleza. Y, de pronto, la mezcla de tonos de rosa y blancos se esfumó... contemplé las ramas oscuras, sombra... luz... corazón oprimido.
Casi la tristeza de la pérdida y las angustias y presiones de todos los días.
Respiro y enfoco la mirada y la atención, miro insistentemente una flor, de un blanco casi rosa, y siento paz otra vez.
Observo un pequeño capullo al lado de la flor, listo para abrirse y una pequeña flor deshojándose al viento.
Cuán efímera es la vida, pienso. Tan rápida como esta floración, como la luz de este atardecer. Todo parece frágil...
Pero contemplo nuevamente los cerezos tan fuertes, tan repletos de vida.
La vida humana, tal como sus alegrías, se parecen muchas veces a esas pequeñas flores: se abren exuberantes, pero al primer soplo un poco fuerte del viento se dejan deshojar, y solo con el paso del tiempo, dando continuidad al ciclo de la vida, surgen en el árbol las dulces cerezas.
Cuántas veces, apegados al momento de la pérdida, de la tensión, de la adversidad, perdemos el contacto con el ciclo entero, perfecto, eterno, de la vida. Sin esa perspectiva de la totalidad, percibiendo la vida de forma fragmentada, perdemos la noción de paz interior.
Ah, los cerezos en flor... Belleza que cura, que da entereza y fuerza para continuar el trayecto de la vida.
Cuánto contentamiento hay en esa belleza que se va tan rápidamente con el viento de un atardecer. Cerezos en flor, un arrullo de paz.
Esencias Florales preparadas con flores de cerezo:
Cherry Plum – Florales de Bach – Inglaterra
Preparada con las flores blancas del cerezo Prunus cerasifera. Para la sensación de no poder soportar ninguna presión o tensión más, que origina el temor a enloquecer o a hacer algo destructivo, o bien a perder el control. Ayuda a aprender a ponernos en manos de Dios. Esta esencia floral también confiere fuerza y ánimo para lidiar con los retos de la vida.
Cherry – Florales de California – CA/EUA
Preparada con las flores del cerezo Prunus avium. Esta esencia floral ayuda a devolver la alegría juvenil cuando se ha perdido la esperanza. Muy indicada para adolescentes que han pasado por experiencias traumáticas, a fin de recuperar la inocencia y la apertura hacia la vida.