¿Cómo está tu mundo?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 09/09/2010 12:36:43
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Esta semana, en el Grupo de Meditación que conduzco los miércoles en mi local, recibí una canalización de Maestra Portya, divina consorte de Saint Germain, y el tema abordado por ella fue justamente el Karma y la reflexión de que somos nuestro karma. Observa bien, amigo lector, que ella no dijo que vivimos el karma como algo externo. Dejó muy claro que somos nuestro karma.
Sé que mucha gente oyendo esto puede pensar que no es totalmente correcto, teniendo en cuenta que en esta vida no hizo nada para merecer los infortunios a que ha venido enfrentándose; siendo así, es más una víctima del destino que de un agente kármico.
Muchos entre nosotros todavía se creen impotentes y contemplan la vida como algo muy difícil, malo. Puede, incluso, que miren a las personas y condiciones a su alrededor como complicadas y sufridas. Claro que esas percepciones no son del todo erróneas, pues cada cual sabe del propio sufrimiento. Pero pese a ello, hemos de intentar situarnos por encima de los escenarios en que estamos envueltos. Somos más que el sufrimiento. Mejor dicho, tal como enseñaron los Maestros, cuando logramos comprender mejor cuáles son las lecciones que la vida nos está presentando, nos liberamos.
Recuerdo que la primera vez que oí de los Maestros de la Fraternidad Blanca la afirmación de que tú haces tu propio destino, aquello me pareció casi fantasioso. ¿Cómo es que alguien puede hacer su destino? ¿Cuántas cosas ya traemos dispuestas de otras vidas? ¿Cuántas experiencias no dependen de nuestra voluntad?
Con el tiempo, he ido comprendiendo que hacer el destino significa abrirse a las lecciones. Significa dejar la mente y el corazón abiertos en el momento en que algo difícil nos sucede, y preguntar a Dios:
Señor ¿qué tengo que aprender con todo esto que me ocurre? ¿Qué cosa debo cambiar? ¿Qué puedo hacer para que todo sea diferente?
He notado que procediendo así el karma se desprende dentro de nosotros y podemos incluso percibirlo como una energía, como de hecho es. Karma es vibración, sentimiento, emoción. Por eso cuando nos enojamos con alguien de la familia, sentimos aquella ira, o aquel dolor cuando la persona se acerca, sentimos que en cualquier momento la persona hará algo que nos va a irritar, o comentará algo que nos molestará. Dicho y hecho, porque desde luego la situación se presentará exactamente tal como la has previsto. Eso es karma… Tú sabes identificar los acontecimientos, y mucha gente pasa por eso todos los días. Lo difícil es salir, cambiar la situación, modificar la energía ya que no todo depende de ti.
El hecho mágico de todo esto es que podemos, sí, cambiar. Cuando modificamos nuestro pensamiento y empezamos a vibrar diferentemente, todo cambia. Cuando no reaccionamos frente al mal con otro acto maligno, estamos aflojando los nudos. Por eso son tan importantes las oraciones personales y en grupos; por eso necesitamos tanto ir a terapias, buscar nuestra cura energética, aprender más sobre la vida espiritual, pues a medida que vamos incorporando en nuestra vida diaria esos conceptos vamos cambiando todo.
Lo fundamental es practicar, cambiar nuestro mundo y salir de la condición de víctima. Por más complicada que sea la situación, ten el coraje de cambiar, al fin y al cabo el mundo es tuyo. Como dicen los Maestros: ¡la percepción del paisaje está en tus ojos!