Cómo lidiar con las culpas
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 06/04/2015 09:24:35
por Paulo Tavarez - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
No hay culpables por tu sufrimiento. No fueron los padres, el gobierno, el Creador ¡Nadie! ¡Ni siquiera tú! Deja de buscar responsables por las dificultades que la vida presenta, tanto si son económicas, interpersonales o afectivas; eres tú quien está calificando esas experiencias como formas de sufrir, simplemente porque sin tu implicación emocional con el hecho en sí, todo acontecimiento queda reducido a mera información; por tanto, no se trata de hallar un culpable.
Por estar atado a condicionamientos morales, no te das cuenta de que estás gastando energías valiosas al sentirte culpable por errores cometidos en el pasado, que han sido resultado de la comprensión, todavía embrionaria, que tenías de la propia realidad en aquel determinado momento.
¿Será posible que no comprendas la ineficacia de este comportamiento? Culparse es destilar eventos infelices y elecciones equivocadas en los toneles de la propia alma sin percibir cuán corrosivas son esas sustancias; es arrastrar el recuerdo de un acontecimiento infeliz más allá del tiempo necesario, procesando de forma negativa y autodestructiva esas informaciones y creando condicionamientos infelices.
No es posible aprender a andar sin caer, forma parte del proceso. Sujetar el arado, como nos enseña el Maestro Jesús, y mirar atrás, es un error, ya que hay un campo vasto ante ti, listo para la siembra, por eso hay que capitular, perdonarse siempre, incluso ante los más escabrosos errores; a fin de cuentas, procedemos siempre según nuestro entendimiento, y por increíble que pueda parecer, las más de las veces nos parece estar haciendo lo que creemos que es lo mejor.
No hay ni hubo nunca culpables, fueron elecciones, estaban aparejadas a nuestro nivel de desarrollo, y además, todo lo que incide sobre ti tiene un propósito educativo, pues estamos aquí para desarrollarnos; nadie ha venido al mundo a paseo, la experiencia de la vida se articula dentro de un abanico de crecimiento y esa dinámica se aplica a todos. Nuestra visión estrecha, cartesiana, se atiene al evento en sí, no vislumbra más allá de las evidencias, se fija en la identificación del verdugo y de la víctima, por eso es difícil juzgar.
Existe una gran diferencia entre dolor y sufrimiento. El dolor es una información, surge para ser elaborada por tu conciencia, nadie está libre del dolor. En cambio el sufrimiento es la manera en como lidias con esa información. El dolor es una probación, por lo tanto, necesario, pero el sufrimiento es opcional; puedes extraer enseñanzas y crecer con los percances o puedes hacerte la víctima, hundiéndote en lamentaciones, tú eliges. Es inútil rebelarse y caer en el terreno de la reclamación. Reclamar, como la propia palabra indica, significa clamar repetidas veces.
El león no yerra cuando destroza a la gacela, el lobo no es perverso por perseguir a las ovejas, todo se ajusta dentro de una lógica mucho más amplia; imaginad a esos carnívoros arrepintiéndose de sus actos pasados si por algún salto evolutivo se convirtiesen en vegetarianos; parece locura, pero eso es lo que hacemos cuando nos culpamos; desgraciadamente, no tenemos el alcance de toda la percepción y justicia que envuelve a un fenómeno, por eso nos rebelamos y juzgamos, tanto al otro cuanto a nosotros mismos.
Culparse es inútil, emplea tu energía en pensar de qué modo puedes hacerlo mejor.
