COMO LIDIAR CON PERSONAS MANIPULADORAS
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 17/09/2010 09:30:10
por Márian - Marta Magalhães - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Cada día que pasa aumenta el número de personas así. Están en nuestro trabajo, en el vecindario y, lo más peliagudo, en nuestra propia familia.
Por la espiritualidad, esas personas aún están viviendo los primeros niveles de aprendizaje espiritual, todavía no tienen conciencia de la Unidad, no saben que deben respetar al prójimo, que todos formamos parte de un gran organismo y que cualquier daño que se haga a otro, se estará haciendo a uno mismo. Otros factores que colaboran para que el número de personas así sea grande, es que estamos pasando por el final de un ciclo evolutivo en el cual las diferencias entre niveles de aprendizaje son muchas; y además como resultado de una sociedad que ha perdido el contacto con los reales valores de la existencia, pasando a tener como patrones solamente los valores materiales y el poder social.
Es posible que las personas así aún no tengan un grado de discernimiento muy elevado, pero saben que el resultado de su proceder será el dolor. Parece que sienten placer en ver sufrir al otro, no les importan ni un poquito las lágrimas derramadas a causa de sus actos. Otra cosa, ellas saben mentir como nadie, mienten con la cara deslavada para lograr su intento.
Por lo regular, todo cuanto piensan o hacen tiene el único propósito de conseguir aquello que desean, o sea, dinero, poder personal o sexo. No tienen escrúpulos ni les da vergüenza infringir normas o leyes para lograr sus objetivos.
A veces esos síntomas pueden ser leves y sutiles, pero aun siendo así causan trastornos. En la familia esa persona puede ser alguien que quiere que todo esté girando alrededor de él y a todos bajo su mando. Puede ser una persona intrigante, envidiosa, autoritaria y a veces cruel. Generalmente es una persona que no sabe compartir y que no se responsabiliza por las consecuencias de sus actos. Cuando quiere algo, pasa por encima de todo y discurre planes increíbles para ello. No asume sus propios errores, es lo bastante orgullosa como para no disculparse y aparte de todo esto es arrogante. Asimismo está siempre echando a otros la culpa de los errores que comete - "Fulano me obligó a hacer eso".
Estas personas saben bien quiénes pueden ser sus víctimas por el modo de responder a sus embestidas, es decir, los que reaccionan con miedo y se someten. Desde pequeñas les gusta montar berrinches, amedrentar y hacer chantaje emocional a sus familiares. Después de mayores, si no han sido bien conducidas durante la infancia y la adolescencia, si los padres no les han puesto límites, podrían incluso convertirse en asesinas.
¿Qué hacer, entonces, para enfrentarnos a esas personas y rescatar nuestra dignidad, puesto que eso es lo que nos hacen perder?
Primeramente, no podemos olvidar que esas personas también son seres humanos y que tienen la misma esencia que nosotros. Son hijos e hijas de Dios, pero que desgraciadamente van por el sendero equivocado. Hemos de entender que esas personas aún no han llegado a la comprensión de cuál es su papel aquí y necesitan dirección.
Tenemos que comprender principalmente que somos nosotros quienes damos lugar a que esas personas tengan poder sobre nosotros, y que si no les otorgamos esa autoridad, ningún daño podrán hacernos. Mientras seamos sumisos, todo harán por desequilibrarnos, pues son vampiros energéticos que nos absorben, que sienten placer en ello, pudiendo incluso causarnos enfermedades con sus correspondientes consecuencias. Es preciso dejar claro que cuando nos sujetamos a sus caprichos, les damos todavía más fuerza.
No podemos tener miedo a enfrentarnos con esas personas. Tenemos que creer en nuestra fuerza interior y en nuestra capacidad para vencer. Hemos de comprender que ellas no tienen poder alguno ni sobre nosotros ni sobre nadie.
Aunque nos sintamos débiles ante ellas, debemos buscar la fuerza y la orientación interior y encararnos frente a frente con ellas, pues no podemos ser conniventes con sus errores, es preciso señalarlos para que ellas tengan la oportunidad de observarse y redimirse. Es deber nuestro señalarles el camino acertado, si no estaremos siendo omisos y, por tanto, haciéndonos cómplices suyos.
Si esa persona fuese alguien a quien puedas evitar, hazlo así. Si no, intenta hacerle comprender, de modo pacífico pero firme, que no vas a admitir que rebase los límites de una buena convivencia, o sea, cada cual es dueño de su propia nariz, nadie es propiedad de nadie, todo somos libres para elegir y decidir sobre nuestras propias vidas. Nadie tiene el derecho de herir impunemente a otro, es preciso reconocer el error y repararlo de alguna manera.
Si esa persona infringiese alguna norma ética, moral o incluso civil, primero muéstrale que no lo apruebas, y dile qué proceder sería el acertado. Si eso no diese resultado, busca ayuda especializada, o sea, si el caso es en la familia, acude a un terapeuta psicólogo o psiquiatra; si se produce en el trabajo, acude a la jefatura y expón la situación. Si nada de eso funcionase, acude a la policía, a un abogado u otra autoridad compatible en el caso. Lo importante es no dejarse abatir frente a esa persona. Recuerda que reaccionando de esa forma positiva, le estarás ayudando a encontrarse a sí misma.
No olvidéis que el Amor es siempre el camino hacia la paz, y a veces puede manifestarse por una actitud firme, pero trabajando siempre para que la Luz prevalezca.
Todas estas indicaciones obtendrán mejores resultados si van acompañadas de oraciones, ¿vale?
¡Namaste!
Márian
