Cómo mudarte de casa puede cambiar tu vida
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 25/08/2015 11:19:09
por Nathalie Favaron - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
¡Sólo fueron tres semanas hasta ahora que me encuentro de vuelta en São Paulo y la mudanza continúa!
Quienes ya tuvieron la experiencia retadora de mudarse de casa, de ciudad o de país, saben de qué estoy hablando.
No se trata, sin embargo, de cacerolas, muebles y ropas, y sí de memorias, recuerdos y revisiones.
Elegir lo que vamos a llevar para la próxima fase de la vida pasa por saber qué es lo que queremos de esa nueva fase. ¿Qué planes e intenciones para el momento que se descortina ante ti? ¿Qué talentos y modos de proceder te serán útiles? Y ¿cuáles sería mejor dejar atrás de una vez por todas?
Este proceso se verifica de cualquier modo, ya elijas hacerlo conscientemente o no.
Pues existe en cada uno de nosotros una parte sabia que dispara ese proceso de selección natural de qué es lo que será importante al partir para la nueva casa.
Y partes de la casa nueva, o de la antigua, nos dan señales de lo que debemos contemplar.
Cuando las emociones no van bien, las tuberías de la casa dan la señal. Atascamientos, falta de presión en el agua, escapes.
Si estamos muy tensos o nerviosos, mejor llamar a un buen electricista, pues podemos esperar aparatos que se queman, enchufes que no funcionan, cortocircuitos, lámparas fundidas.
La cocina, siempre ligada a la nutrición, da claves sobre cómo estamos alimentando el cuerpo y también el alma. Comidas, palabras, recuerdos… Sirven para nutrir o para envenenar.
La sala que acoge a nuestros amigos, encuentros, familia y todas las relaciones sociales que elegiremos vivir de ahora en adelante. ¿Está aquí tu foco? Cojines mulliditos, asientos cómodos, esmero y cuidado. Una mesa agradable que invita a largas charlas de sobremesa.
Al entrar en las habitaciones, baños y aseos, nuestras intimidades más profundas empiezan a ser reveladas.
Compañeros, cónyuges, relaciones afectivas en general, viven en nuestros sueños despiertos o dormidos.
Tu auto-imagen (y la mía) está reflejada en cada pieza elegida para formar parte de tu aseo. Ropas que reflejaban quién eras hace diez años ¿siguen armonizando con quien tú eres y quieres ser a partir de ahora?
También se incluye en ese momento encontrar un rinconcito en la casa nueva para llamarle tuyo. Un lugar para meditar, orar y hacer tu conexión con el Gran Espíritu. Buscar el crecimiento a través de la lectura y de la escrita. Pintar, colorear, soltar la creatividad en algo que llena tu alma de alegría.
Crear nuevos hábitos y mantener únicamente lo que te hace bien.
Y ¿sabes qué es lo más interesante?
Es que tú puedes hacer este proceso incluso estando en tu casa actual y sin perspectivas de mudarte.
Elige una zona de la casa que más te desagrada en este momento.
Haz esto intuitivamente. Deja a tu corazón elegir.
A continuación, empieza la faena.
Limpiar, separar lo que está bien, lo que puede ser donado, lo que está roto o ya no sirve.
Después, tómate un tiempo para visualizar, crear y planificar ese nuevo espacio.
¿Qué es lo que quieres ver, sentir o vivir en él?
Y manos a la obra. Pintura, tejido, reciclaje, aprovechamiento, vale todo lo que tu creatividad ordene. Internet está repleta de estupendas ideas y tutoriales.
Al final, admira tu obra.
Contempla lo nuevo, aunque esté inacabado o imperfecto.
Programa un ritual de inauguración personal. Puede ser una oración, una vela, un incienso.
Agradece la ayuda de lo invisible e invita a las nuevas energías a estar presentes a partir de ahora.
Y prepárate a sentirte curiosa sobre cómo tu vida, emociones y relaciones pueden evolucionar en la secuencia de esta mudanza tuya.
¡Buena suerte!