Cómo ser una buena madre
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:34:29
Autor Isha
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Traducción de Teresa
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Hoy día las madres tienen cada vez más retos: su profesión y competitividad, los hijos, la familia y especialmente las inseguridades que van aumentando, las incertidumbres, las pérdidas, las crisis, cosas que afectan a todas las relaciones, en especial a la relación consigo mismas, su autoestima, estado anímico y salud emocional.
Siempre encajamos a las mujeres que son madres como buenas o malas, pero lo único que existe son seres humanos con función de "madre", haciendo lo posible en cada momento.
Quiero hacer una invitación a todas las mujeres, no importa si son madres o no, a enfocarse en sí mismas, a amarse incondicionalmente, para así poder amar a sus hijos, a su pareja, sin sentirse demandadas, exhaustas, y para que descubran una fuente inagotable de salud, paz, alegría y amor. Esa fuente se halla dentro de cada uno, y eso es lo que yo enseño a todos. Practicando el Sistema Isha logramos retirar las huellas del miedo, quedándonos únicamente con aquello que aparece: la expansión del amor a sí mismo.
Todas las madres hacen tanto esfuerzo para dar, dar a todos, olvidándose de ellas mismas.
¿Será verdad que una persona que se cuida a sí misma es egoísta? Si fuese así, ¿cómo haríamos para dar a los demás aquello que nosotros mismos no tenemos? Yo siempre he hecho lo mejor, para dar al mundo lo mejor de mí, atendiendo siempre a todos. Esto hacía que yo terminase demasiado cansada y resentida con todos; pero nunca decía nada, y ese sentimiento se iba haciendo cada vez mayor, hasta que yo estallaba. Todos saben de qué estoy hablando ¿cierto? Elegir lo mejor para cada uno es algo que se puede hacer en cada momento, ya que está dentro de nosotros. Nada perderás por intentar cosas diferentes. Las opciones son siempre dos: elegir a partir del miedo, o elegir a partir del amor. Yo siempre digo que "somos aquello que elegimos, elijamos el amor".
Entonces, prácticamente, para que las madres puedan sentirse mejor en la relación consigo mismas y con los demás, tienen que abrazar nuevos cambios. En lugar de ponerte a criticar, comienza a apreciarte, a apreciar el ambiente, cada detalle. En lugar de ponerte a protestar, agradece más por las cosas grandes o pequeñas.
No importa cuál sea tu situación, ni dónde vives, las cosas que tienes o que no tienes. Haz un propósito contigo misma para cambiar, crecer, aprender a fluir en cada momento con las cosas que la vida trae. Es imposible controlar la vida, pero como seres humanos podemos crecer, expandir nuestra consciencia, aprender a amarnos incondicionalmente, mejorar la calidad de nuestra vida por dentro y por fuera. De ese modo, la vida se convierte en un descubrimiento todos los días, una aventura, una sorpresa si nos mantenemos presentes en cada momento.
La preocupación por el resultado de tu desempeño como madre desaparece mientras lo das todo en cada momento, el cien por cien de tu amor, cuando te enfocas en la prioridad interior, haciendo un contacto ahí dentro, sintiendo, expresando y compartiendo siempre tu verdad, siendo transparente, diciendo lo que sientes en cada momento, siendo vulnerable. Y así serás más amorosa, sintiéndote bien contigo misma, con el entorno, sintiendo a todo momento y finalmente, dando.
Así, como madre, darás a los pequeños un ejemplo de ser: siendo intachable, verdadera, honorable, sensible, con éticas y valores en acción, y con la fuerza que viene de la vulnerabilidad, del amor, de la alegría, y especialmente con la inspiración que tú misma representas para los demás. Los pequeños aprenden del ejemplo y de aquello que perciben.
Serás un ser humano consciente, momento a momento enfocado en tu corazón, en expandir tu consciencia, eligiendo el amor, siendo sensible, natural, sin fingir ser fuerte - esa es una imagen de autoridad que no es necesaria - con una energía natural, sin miedo, siendo respeto para todo lo que se entrega y que es respetado.
Una nueva criatura ha llegado vibrando en el amor incondicional, en la libertad absoluta, libre del miedo, para regalarnos esa plenitud a nosotros mismos, a los adultos, y recordar aquello que nuestro corazón sabe. Creando a partir de una experiencia adulta un mundo lleno de paz, conmemoración y amor, respetando la inocencia verdadera.
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