Comprometimiento y retención
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 07/12/2018 07:36:25
por Tom Coelho
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Traducción de Teresa
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Uno de los mayores retos en el mundo corporativo es la denominada retención de talentos, o sea, cómo mantener a los profesionales en las organizaciones y con elevado nivel de comprometimiento.
Reflexionando al respecto, he seleccionado un elenco de 11 iniciativas que podrás adoptar en tu empresa. Vamos a ellas:
1. Remuneración. El salario es ciertamente factor de gran relevancia e impacto, especialmente en los niveles jerárquicos más operacionales, en los cuales incluso las pequeñas ofertas de aumento son significativas para un cambio de empleo. Sin embargo, es un aspecto que no se sostiene aisladamente, en especial a largo plazo.
2. Beneficios. Asistencia médica y odontológica, comedor, cesta básica, seguimiento nutricional, espacio para la práctica de actividades físicas o convenio con gimnasios, evaluación física, gimnasia laboral, chequeo periódico, descuentos en la adquisición de medicamentos, costear cursos en universidades, jornada flexible de trabajo. Muchos son los beneficios que se pueden ofrecer a los empleados, como forma de remuneración indirecta, evitándose el coste tributario. Selecciónalos de acuerdo con la envergadura de tu empresa y el perfil de tus empleados.
3. Formación y desarrollo. Ante la baja calidad de la enseñanza en nuestro país, incumbe a las empresas promover programas continuos de capacitación para el perfeccionamiento profesional de los trabajadores, elevando su autoestima y mejorando su productividad y la competitividad.
4. Liderazgo educativo. Es notorio que muchos profesionales piden la dimisión no de las organizaciones, sino de sus directivos. Análogamente, están aquellos que optan por permanecer en la empresa por respeto y admiración a directivos dignos, capaces de demostrar real interés por cada miembro de su equipo, compartiendo conocimiento, instruyendo, estimulando, ejerciendo el poder con autoridad y no con autoritarismo, en fin, persiguiendo resultados, pero aliándolos a las expectativas de los trabajadores.
5. Autonomía. Los buenos profesionales postulan progresar dentro de la organización, con la posibilidad de actuar de manera proactiva y contributiva, y no sólo ejerciendo funciones meramente responsivas. Para ello es necesario practicar el empoderamiento, o sea, la gestión mediante el poder compartido, concediendo el derecho de tomar decisiones y delegando autoridad en proporción a la responsabilidad y conforme a las competencias del colaborador.
6. Clima organizativo. No permanecemos implicados en nuestro trabajo únicamente las ocho horas diarias. Si consideramos las eventuales y cada vez más frecuentes horas extras, el tiempo para desplazamientos y las demandas constantes por correo electrónico y teléfono móvil, dedicamos la mitad de nuestro día a la vida laboral. Por ello el ambiente de trabajo ha de ser armonioso y cordial, además de reunir infraestructura adecuada y confortable.
7. Espacio para los sueños. Cierta vez, un amigo comentó que al rellenar el cuestionario de evaluación de la empresa, aplicado a todos los trabajadores para abalizar la planificación estratégica del siguiente año, una de las cuestiones formuladas era: "Describe un sueño personal que todavía no hayas realizado y por qué". En aquella ocasión, él anotó que desde hace años deseaba escribir un libro, pero que aún no lo había hecho por falta de tiempo. Cuando la compañía finalizó la planificación, entregando a todos un plan de acción, una de las metas definidas específicamente para él era "escribir el libro". Más aún, la empresa le proporcionó un curso de administración del tiempo y reservó un horario semanal para que él se dedicase a la redacción de la obra. Escribir un libro de carácter personal no tiene relación directa con el propósito de la corporación. No obstante, al adoptar tal postura, se valora de tal forma al profesional que éste pasa a empeñarse todavía más en su actividad.
8. Tratamiento igualitario. Asumir el respeto como valor esencial, con independencia de sexo, raza, condición socioeconómica, credo y orientación sexual, ofreciendo también atención especial a las personas con deficiencia.
9. Orgullo de pertenecer. Un estupendo termómetro para verificar el grado de comprometimiento de tu equipo está en observar cómo cuidan la imagen de la empresa. ¿Consumen los empleados los productos y servicios que representan? ¿Sienten orgullo o vergüenza de decir dónde trabajan? ¿Cómo se manifiestan sobre la compañía en las redes sociales?
10. Reconocimiento y valoración. Tú puedes ir más allá de los convencionales planes de carrera, aumentos y gratificaciones salariales, participación en ganancias y resultados. Considera homenajear a los profesionales por tiempo en la empresa, ofreciéndoles certificados, placas conmemorativas y objetos de recuerdo. Felicítalos públicamente, divúlgalo en los medios internos y hasta en los vehículos locales. En mayor o menor grado, todos nosotros deseamos y apreciamos el afecto y una palmadita en la espalda.
11. Celebración. Por último, ¡celebra! Ya sea una meta alcanzada, un nuevo cliente conquistado o los cumpleañeros de la semana, es preciso celebrarlo. Eso genera estímulo e impulsa nuevas consecuciones. Y, recuerda, no es necesario hacer nada dispendioso. Vale un bizcocho de panadería acompañado de agua, zumo y refrigerante, al final de la tarde del viernes. Lo que realmente importa es el motivo y el acto de confraternizar.
Vale subrayar que todas estas iniciativas quedan potenciadas cuando la misión, la visión y, en especial, los valores corporativos están muy bien definidos, divulgados y alineados al propósito personal de cada integrante de la empresa.