Convivencia
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 31/07/2006 15:35:29
Traducción de Teresa - [email protected]
El arte de la convivencia es la principal lección a ser aprendida en esta vida. Convivir con el otro y con su manera de ser, generalmente diferente de la nuestra, exige paciencia, flexibilidad y la capacidad de aceptar el hecho incuestionable de que cada ser humano es único en su individualidad y no puede ser moldeado conforme a nuestra voluntad.
El campo en que este desafío se vuelve mayor es el de las relaciones afectivas. Es en la relación afectiva, principalmente en el matrimonio, cuando la capacidad de aceptar al otro tal como es, parece disminuir con el aumento de la convivencia.
De un modo general, cuando nos enamoramos, tendemos a idealizar a nuestra pareja, sus defectos y limitaciones son casi invisibles para nosotros. Pero, a medida que pasa el tiempo y la rutina se establece, los defectos adquieren proporciones espantosas.
Las diferencias en la manera de encarar la vida, en los valores que cada cual tiene como directrices, y aquello que necesitan para ser felices, parecen muchas veces irreconciliables.
Es necesaria una gran dosis de tolerancia y un bien desarrollado sentido de la realidad, o sea, ser conscientes de que no podemos exigir del otro algo que no nos puede dar. Querer moldearlo conforme a nuestro deseo y esperar que él corresponda a esto sin reacción, es una actitud ilusoria.
Una de las primeras cosas que desaparecen cuando los conflictos surgen, es la amistad entre los miembros de la pareja. La complicidad del principio, cuando ambos parecían ser capaces de hacer cualquier cosa para mantener la armonía del par, da lugar a una actitud de exigencia que muchas veces hiere al otro, conduciéndole a encerrarse todavía más en sí mismo. Una actitud comprensiva y solidaria puede obtener más resultados que la crítica constante.
Entender que a veces el cambio en las actitudes no ocurre por falta de voluntad, sino por dificultades y limitaciones reales, es un paso importante para que se busque auxiliar al otro a recabar la ayuda necesaria a fin de vencer sus bloqueos.
Pero esa postura debe encontrar resonancia en el compañero, pues si éste se mantiene en una actitud de terquedad y arrogancia, negándose siquiera a discutir sobre aquello que molesta a la otra persona, no existe posibilidad alguna de que la complicidad pueda subsistir. El diálogo es fundamental para que cada parte tenga espacio para exponer sus sentimientos y ofrecer al otro la reciprocidad.
Cuando una relación no va bien, es esencial que cada miembro de la pareja haga un ejercicio de reflexión acerca de sus propias actitudes, de su parcela de responsabilidad en el problema y de su disposición a colaborar para que la unión sobreviva. Sin esto, la convivencia será una difícil realidad, en que cada cual estará cada día más solo e infeliz.
La fragilidad del amor
El amor es muy frágil, muy delicado. Tienes que ser muy cuidadoso y cauteloso con él.
Puedes causar tal daño, que el otro se cierra, se pone a la defensiva. Si riñes demasiado, tu compañero comenzará a escapar; va a volverse cada vez más frío y encerrado en sí mismo, con objeto de no sentirse ya vulnerable a tu ataque. Así, tú lo atacarás aún más, porque te resistirás a esa frialdad. Esto puede convertirse en un círculo vicioso y es así como personas enamoradas poco a poco se separan.
…Es solamente la ignorancia la que mata el amor. Ambos querían permanecer juntos, pero ambos eran ignorantes. Su ignorancia hizo que entrasen en juegos psicológicos, y esos juegos se multiplicaron. Poco a poco ellos van separándose. (Osho, “Beloved of my heart”).
¿Tienes amor dentro de ti?
Todo ser humano tiene derecho desde el nacimiento a no ser dominado por nadie – pero también un deber desde el nacimiento, de no intentar dominar a nadie. Y solamente así la amistad puede florecer.
El amor necesita claridad de visión.
El amor necesita limpieza de todas las especies de cosas feas que están en tu mente – celos, ira, deseo de dominar.
Pintar bellos cuadros, crear poesías, esculturas, música, danza – eso está en tus manos. Pero cuando entras en contacto con un ser humano, tienes que comprender que, al otro lado, está presente el mismo tipo de ser consciente. Tienes que sentir respeto y dar dignidad a la persona que amas.
…Amor es un nombre más que se le ha dado a compartir tu energía abundante. Tienes demasiada, estás cargado de ella. Te gustaría compartirla con las personas que te son agradables.
El amor no es algo a ser obtenido.
El amor es algo a ser dado.
Pero tú solamente lo puedes dar cuando lo tienes.
¿Tienes amor dentro de ti?
¿Te has hecho ya esa pregunta?
Cuando estás sentado en silencio, ¿ya has observado? ¿Tienes alguna energía de amor para dar?
…Ambos fantasean, fingiendo que van a dar al otro el propio paraíso. Ambos están intentando convencer al otro de que “Cuando tú te cases conmigo, las mil y una noches de Arabia quedarán en el olvido – nuestras noches, nuestros días serán todos dorados”.
No obstante, tú no sabes que no tienes nada que dar. Todas estas cosas que estás diciendo están relacionadas a lo que tú quieres obtener. Y el otro está haciendo lo mismo. Una vez casados, entonces llegarán los problemas, porque ambos están esperando las mil y una noches y ¡ni siquiera una noche india está sucediendo!
Entonces una rabia, una furia que, poco a poco, se vuelve venenosa.
El amor transformándose en odio es un fenómeno muy sencillo, porque todo el mundo se siente traicionado.
La relación humana necesita de comprensión.
Mi sugerencia es: medita. Vuélvete más y más silencioso, calmo, tranquilo. Deja que una serenidad brote en ti.
Esto te ayudará de mil y una maneras, no apenas en el amor.
OSHO, Sermons in Stones, # 27