Convivencia entre padres e hijos
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 03/09/2014 09:24:07
por Aline Bellino - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
La convivencia entre padres e hijos implica una serie de cuestionamientos cuando pensamos en los problemas que se han de enfrentar a la hora de educar, imponer límites y al mismo tiempo, transformar todo ello en una relación de confianza y complicidad con los pequeños.
La mayoría de los conflictos tienen origen en la dificultad de comunicación dentro de casa, ya que a menudo los hijos consideran que los padres sólo quieren prohibir, mientras que los padres piensan que los hijos sólo quieren permisividad.
En la tentativa de imponer a los padres sus deseos, los niños de presentan desatentos, inquietos y, a menudo reaccionan frente a los padres con agresividad. De adolescentes reaccionan con rebeldía, tratando de comunicar a los padres y educadores la propia insatisfacción en relación a las necesidades no atendidas. Cada etapa tiene sus dificultades y logros, pues se produce en momentos diferentes.
Para mantener constantemente una buena relación con los hijos hace falta paciencia, y a veces incluso algo de flexibilidad; una actitud demasiado rígida puede no ser beneficiosa. El equilibrio entre la amistad y la autoridad es uno de los retos a que los padres deben atender todos los días. La relación ha de basarse asimismo en el afecto emocional, favoreciendo el elogio y evitando críticas constantes.
Hoy en día también es muy frecuente oír que los padres y las madres tienen que ser amigos de sus hijos. Aquí, igualmente, hay que tener cuidado con la inversión del orden. Es muy importante que padres y madres puedan ser amigos de sus hijos, pero ante cualquier otra cosa, los padres tienen el deber de educarlos, de marcar límites y establecer prohibiciones. ¿Qué se espera de padres amigos de sus hijos? ¿De qué necesitan los hijos? Sí de padres y madres más cercanos, más disponibles, abiertos a escucharles, a discutir y a orientarlos en lo que les soliciten, o en aquello en que los padres entiendan necesario hacerlo. Pero necesitan igualmente de padres que sepan decir no, establecer lo que está bien y lo que está mal, y qué límites han de ser seriamente respetados.
La rutina de trabajo llena de compromisos es, muchas veces, un factor decisivo en la relación familiar. Esa distancia no permite una mayor intimidad, y esta intimidad es necesaria para que los padres conozcan a sus hijos, participen en sus vidas y sepan cómo y de qué hablar con ellos. Para sanar el problema es importante que el tiempo dedicado a los hijos sea empleado de forma satisfactoria y eficiente, priorizando la calidad de los momentos que pasan juntos.