¿Cuál es el mayor pecado?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 26/10/2015 10:09:37
por Gisela Campiglia - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Gula, avaricia, lujuria, pereza, orgullo y vanidad son pecados que vienen retratados en la Biblia, por ello son bien conocidos y discutidos. Sin embargo, hay algunas conductas que perjudican nuestra evolución de forma pecaminosa, y no son demasiado comentadas.
Sufrir más que lo necesario
Hay ciertos momentos en la vida en que sentir tristeza es inevitable. Decepciones, enfermedades y pérdidas nos ponen en contacto con el dolor. Éste nos obliga a cuestionar nuestras creencias y a desarrollar habilidades, el dolor es una herramienta evolutiva que nos empuja a hacer cambios. Cuanto más nos resistimos a llevar a cabo las transformaciones que el dolor nos impone, más sufrimos. El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Enfrenta el dolor promoviendo los cambios que la vida te exige, sufre menos y conviértete en una persona más fuerte y sabia.
Dejarse envolver por circunstancias negativas
A veces nos deparamos con ciertas situaciones que nos desvían de la práctica de nuestros mejores propósitos. Por ejemplo, un político emprende su carrera con las mejores intenciones, pero inserido en un ambiente corrupto acaba adhiriéndose a la deshonestidad. El marido vive feliz con su esposa, pero en una despedida de soltero acaba por cometer la traición. Esas faltas pueden suceder incluso en situaciones más triviales, tú estás a dieta y alguien te ofrece un dulce, lo comes y traicionas el compromiso que habías contraído contigo mismo. Aun sin la intención de cometer un pecado, hay circunstancias a nuestro alrededor que conspiran para que cometamos deslices. Nada más contradictorio que saber cuál es la forma correcta de proceder, pero aun así dejarse llevar por las circunstancias.
Empezar el día de mal humor
Para no cometer el pecado de perder un día productivo es preciso cultivar el buen humor. Cada día de nuestra vida trae un universo de posibilidades que realizar. La calidad de nuestra energía define nuestro punto de atracción, cuando actuamos de buen humor, las buenas situaciones naturalmente “surgen” en nuestro camino. Incluso cuando uno despierta malhumorado es posible emplear el libre albedrío para modificar esa postura, emplea tu sabiduría y fuerza de voluntad para actuar de manera positiva.
Perjudicar la evolución de los hijos
Cuando nos encontramos en la posición de madre es difícil no envolverse más que lo necesario. En nombre del amor muchas madres viven sobrecargadas haciendo en lugar de los hijos aquello que ellos ya pueden hacer por sí mismos. La consecuencia inmediata de este comportamiento es el cansancio constante de la madre. Sin embargo, a medio y largo plazo, el resultado perjudicará al hijo, a los padres, y a la sociedad como un todo. Ese problema se produce porque, de forma inconsciente, las madres protectoras en exceso impiden el desarrollo y la evolución de sus hijos. Una vivienda familiar no es un hotel, todos deben colaborar en la organización, respetar los horarios y buscar una convivencia armónica entre los moradores. El estilo de vida desarrollado en el hogar será reproducido en sociedad en la vida adulta. Amar incluye crear condiciones para que los hijos puedan desarrollarse como ciudadanos éticos y autónomos. No permitas que tu hijo sea un holgazán dentro de casa, porque ese comportamiento será un modelo de conducta para él en el futuro. Después de tanto amor y dedicación, será un pecado constatar que tu forma de educar ha acabado por perjudicar la evolución de tu hijo.
Negarse a aprender
En el Brasil hay más aparatos de teléfono móvil que personas. En la era de la conectividad, el acceso al conocimiento está disponible para todos. Hoy en día los libros, conferencias y cursos on-line son accesibles de forma gratuita en Internet. La vida es un gran proceso de aprendizaje, dejar de utilizar la tecnología actual como una fuente más de desarrollo y evolución es un pecado.
Dudar de la propia capacidad
Dios confió a cada uno de nosotros una participación específica que realizar aquí en la Tierra, cada ser humano es único. No obstante, no todos conocen sus talentos, o tienen conciencia de su misión. Cuando las cosas no salen bien en tu vida significa que estás recorriendo el camino equivocado, que aún no estás actuando de acuerdo a tu propósito de vida. No te precipites juzgándote a ti mismo de forma negativa. Practica el autoconocimiento, descubre tus habilidades y ponlas en acción, tu vida fluirá en armonía con el universo. La falta de autoconocimiento puede llevar al pecado de dudar de la propia capacidad de realización.
Olvidar que tú formas parte de la naturaleza
Además de preservar la naturaleza del planeta es preciso respetar nuestra naturaleza humana.
Absorbidos por la prisa de la rutina mecanicista procedemos como máquinas, al actuar contra nuestra naturaleza perjudicamos nuestra salud física, mental y emocional. Actualmente la velocidad ha tomado el lugar de la calidad, nos alimentamos con comida rápida, no tenemos tiempo para reflexionar sobre la vida, y sólo percibimos que estamos en desequilibrio cuando alguna enfermedad nos sobreviene.
Respeta tu naturaleza, haz un tiempo para meditar, lleva una alimentación saludable, cultiva las buenas relaciones y conéctate con lo sagrado diariamente. Invierte en tu calidad de vida y evita el pecado de desencarnar antes de tiempo.
Represar el amor
Los motivos que nos alejan de la práctica del más noble de los sentimientos pueden ser diversos. No haber superado una decepción romántica y pasar a vivir con el corazón cerrado. Perderse en la ilusión ofreciendo mucho alimento al ego, y no acordarse de alimentar el alma con amor. Vivir alienado entre compromisos y responsabilidades, y acabar quedándose sin tiempo para amar. Permanece atento, ten cuidado con el vacío de una vida demasiado ocupada. El amor es precioso, él impulsa nuestra evolución sin sufrimiento. La vida pasa rápida, represar el amor que habita en tu corazón es un gran pecado.
El mayor pecado es aquel que va contra la primera ley natural del universo, la ley de la evolución constante.
