¿Cuál es el origen de tus conflictos actuales?
por Rosemeire Zago em STUM WORLDAtualizado em 23/06/2015 09:31:43
Traducción de Teresa - [email protected]
Sabemos hoy que muchos de nuestros comportamientos en la vida adulta son establecidos durante nuestros primeros años de vida y, según los más recientes estudios, durante la gestación. La relación del niño con sus padres/cuidadores no siempre suple sus necesidades de atención, afecto, cariño, aceptación, reconocimiento, empatía, validación y amor. Y como las necesidades emocionales no satisfechas pueden dejar muchas secuelas, para protegernos del dolor que eso causa, inconscientemente desarrollamos máscaras y nos alejamos de quienes somos en esencia. Éstas se forman por las necesidades emocionales no suplidas en los primeros años de vida.
Cuando un acontecimiento ha sido psicológicamente doloroso, como la muerte de alguien querido, o si hubo humillación, malos tratos, disputas, vergüenza, rechazo, abandono, negligencia, es decir, algo que en aquel momento fue una situación difícil de enfrentar, tendemos a bloquearlo como defensa para soportar la realidad.
¿Qué recuerdos tienes de tu niñez? ¿Sabes si tus necesidades emocionales han sido satisfechas? ¿Cómo saberlo? Un buen indicio de cómo fuiste tratado es identificar cómo te tratas a ti mismo hoy. Por lo regular, el modo en cómo tú te tratas es exactamente el mismo de cómo fuiste tratado. ¿Qué necesidades emocionales tuyas no han quedado atendidas cuando eras niño o adolescente?
¿Recuerdas haber oído: “tú eres importante, yo te amo, tú eres guapo, inteligente”? ¿O lo que oías era: “tú no sirves para nada, sólo sabes estorbar, todo lo haces mal”?
Cuando somos niños necesitamos de los adultos para protegernos y hacernos sentir que somos importantes por lo que somos y, principalmente, necesitamos que alguien valide nuestros sentimientos; cuando esto no sucede, nuestras necesidades emocionales de apoyo, protección, afecto y amor quedan comprometidas y se extienden a toda la vida. Ese pasado puede hacerse presente por síntomas físicos y dolores emocionales. Es como si continuásemos buscando suplir las necesidades que no nos dieron, originando con ello muchas heridas emocionales.
Un niño sólo puede expresar sus sentimientos cuando hay alguien allí que los pueda aceptar completamente, sin críticas, sin enjuiciamientos ni comparaciones, comprendiéndolo y dándole apoyo, y sobre todo, validando lo que siente.
Si lo que ocurre es lo contrario, es muy probable que la persona busque aprobación y reconocimiento en otros lugares, por ejemplo, tratando de agradar a todos, sin nunca decir “no”. Muchas personas acaban haciendo cosas que no les gustaría hacer, o siendo lo que no les gustaría ser para satisfacer a los otros, a fin de ser aceptadas por el grupo, por la familia o por alguna persona.
Otras van a intentar, por medio del estatus o de los bienes materiales, demostrar que son mejores que otros, o que tienen valor por poseer el coche del año, la casa más bonita, una cuenta bancaria mejor. O incluso desean ocupar cargos en la sociedad para sentirse valoradas. El caso es que a menudo, aun haciendo lo que hacen o llegando a donde llegan, todavía se sienten desvalorizadas.
El niño que no tuvo quien soportase con él sus dolores, no aprendió a oírse, a respetarse, como si todo lo que sentía era equivocado, con la sensación de que no debía sentir lo que sentía, desarrollando así un falso yo; y de adulto pasa a ignorar sus sentimientos más íntimos, tal como aprendió en la niñez.
Si confiases en ti, en tu potencial, tu fuerza y capacidad:
- ¿En qué estarías trabajando?
- ¿Qué más harías por ti?
- ¿De quién te alejarías?
- ¿Qué cambiarías en tu vida?
- ¿Quién o qué situaciones te hacen sentir sin valor?
Reflexiona sobre ello... Permítete escuchar lo que pide tu alma, para que ella no grite a través de tu cuerpo. Lo que piensas de ti mismo tiene influencia sobre cómo te sientes. A veces te consideras un fracaso porque a lo largo de la vida muchas personas han masacrado tu auto-imagen, han dicho de ti o te hicieron sentir como persona sin valor. ¡Y eso no es cierto!
Es importante percibir que todos tenemos necesidades emocionales, y si de niños no teníamos cómo suplirlas, ahora de adultos podemos buscar herramientas y otras formas para suplir esas necesidades. Debemos empezar por valorar cada una de nuestras conquistas y tener conciencia de nuestro real valor. El reconocimiento y la aprobación deben venir de dentro, nunca de fuera. Tú tienes valor ¡y eso basta! No necesitas demostrarlo a nadie ni tampoco esperar la aprobación de otros para sentirte amado o valorado.
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