Date permiso para el amor
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 14/12/2011 12:21:55
por Bernardino Nilton Nascimento - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Una vela encendida es como un gran amor, que tiene el poder de iluminar la oscuridad a partir de una pequeña chispa. El amor es capaz de contagiar el cuerpo y el alma, haciendo que todos noten su presencia.
No hay amor sin la unión, no hay amor sin la inmersión dentro de uno mismo. El amor es entrega, es donación. Cuando no correspondido se deshace en el aire, al igual que la vela, que se apaga con un pequeño soplo, pero sigue lista para ser encendida nuevamente.
El amor es el más místico de los sentimientos. Es un misterio que tiene el poder de unir personas y confundir corazones. Por más que se intente huir de él, somos siempre tomados de sorpresa y, cuando nos damos cuenta, estamos totalmente entregados. Se trata de la gran razón de vivir y del camino para la evolución del ser humano.
Cuando el amor sucede, se crea un mundo que va de la multiplicidad a la unidad, en un proceso en el cual todos se hacen uno. Todos tenemos la necesidad de la más alta realización de la vida. Nuestro vivir está en el descubrimiento de que tenemos un mundo interior y que de él brota el amor, la cura y también las tempestades.
Un sentimiento absoluto, que nos posibilita revelaciones, que nos hace vislumbrar nuestras limitaciones y nuestras ilimitadas reacciones. Un sentimiento, a veces, sin principios, simple y complejo, que casi siempre justifica actos insanos en nombre del otro, en nombre de la humanidad, en nombre de la vida.
El amor asume una naturaleza humana, familiar a todos, porque nada de lo que es humano puede sernos indiferente. Un “yo te amo”, cuando sincero, se convierte en la frase más significativa de nuestra vida. En el descubrimiento o redescubrimiento del amor, se contempla el placer de la vida. Nuestra vida da al tiempo la posibilidad de hacer una parada a fin de que podamos reflexionar, y esa reflexión puede traernos cierta inseguridad. Sin embargo, viviendo en el amor, somos capaces de superar todos nuestros miedos, pues estamos dejando de alimentarlos. Vivir con amor significa aceptar la misión de combatir el sufrimiento.
Quien ama, se descubre. Cuando nos suponemos fuertes, nos descubrimos débiles, y cuando nos juzgamos débiles, nos percibimos como leones. Con el amor, nuestras colinas son suavizadas, todos los pedregales se convierten en valles y todos los valles en paraísos, y el pecado se torna contemplación.
La conexión íntima entre dos personas que se aman forma un gran misterio, que busca y vislumbra una existencia afectivamente mágica. Solo el amor es el motivo de la Creación; solo él es el motivo de la vocación de la criatura para la adopción; solo él es motivo de la misericordia ilimitada que hace superar todas las barreras impuestas por el día a día.
El mundo del amor hace triunfar la fidelidad, hace descubrir la infidelidad y hace que todo se presente como si una necesidad objetiva se encontrase en la base de todos los misterios. Su repugnancia instintiva hacia todo lo contingente parece hacerle olvidar que la raíz de nuestra existencia y de nuestra elevación está constituida por contingencia radical, presentando, no obstante, más solidez que toda la necesidad.
El amor permite la libertad de cada corazón, sin el miedo al mañana y sin el sufrimiento del ayer. Es en el presente donde él hace maravillas, milagros y alegra el corazón.
Procura saber si estás amando. Procura saber si estás sufriendo con el pasado, ofuscándote con el futuro o gozando del presente.
BNN