¿De dónde viene esta tristeza?
por Maria Isabel Carapinha em STUM WORLDAtualizado em 22/02/2012 14:48:52
Traducción de Teresa - [email protected]
La opresión en el pecho es real, el sentimiento se instala y perdemos el control sobre nuestras emociones, la tristeza es algo que sentimos cuando nuestra vida de alguna forma pierde el sentido.
Sí, tengo una vida perfecta, un buen empleo, un excelente compañero, hijos maravillosos, soy sana y bonita, pero esta tristeza no me deja disfrutar lo que de mejor puede darme la vida y me impide ver el colorido del mundo.
No consigo prosperidad, vivo en un sitio malo y no soy capaz de salir de él, vivo enfermo, no consigo tener y mucho menos mantener una buena relación con nadie.
En los dos casos descritos la tristeza está presente; en uno de ellos, podemos decir que es la falta lo que hace sufrir, en el otro, podemos decir que es el exceso, pero el sentimiento presente en ambos casos es real.
El ser humano es una incógnita que, por mucho que se estudie, siempre puede descubrir sorpresas, que no deben ser juzgadas ni criticadas. El respeto al sentimiento ajeno es algo que siempre debe sobreponerse a nuestra razón. Las explicaciones pueden ser las más diversas, pero lo importante es que en el momento en que encontramos nuestro objetivo de vida, nuestra misión, esa tristeza se deshace y encontramos el rumbo para la felicidad.
A veces nos encontramos envueltos en una inmensa nube de dudas y resentimientos, y todo esto no nos permite la conexión plena con nuestra esencia. La disonancia entre espíritu y materia también nos lleva a sentimientos de tristeza. En otras palabras, nuestro cuerpo actúa y se conecta con cosas que no pertenecen a nuestra esencia y nuestro espíritu reclama otra trayectoria.
Estar triste no significa permanecer triste; lo más importante es encontrar la razón de esa tristeza y librarnos de ella. Los seres humanos estamos aquí para crear un mundo mejor, desarrollarnos en él y tender la mano a nuestros compañeros de jornada, siempre de forma incondicional.
Las situaciones vividas a lo largo de nuestra vida nos dejan marcas, que en algunos casos pueden convertirse en heridas que nos conectan con lo negativo. Esa conexión con lo negativo puede volverse un mantra en tu vida. Este mantra solo tiene una función: dejarte cansada, vacía y sin energía. Para vivir de forma plena hemos de curar nuestras heridas y hacer las paces con nuestro pasado.
Una vez fuera de esta tristeza, te darás cuenta de que es posible la vida de tus sueños y la satisfacción de tus deseos, en cuanto te conectes a ellos y los conviertas en el foco de tu vida, empleando tu poder personal.
El dolor de una situación que hemos vivido y no hemos desbloqueado atraerá para nuestra vida situaciones semejantes, en un anhelo de lograr que esta vez la historia sea diferente.
Un medio eficaz de detectar si estás viviendo tu objetivo de vida es observar la calidad de ésta.
Hace algún tiempo atendí a una chica que lo tenía todo en la vida y pese a ello se sentía triste y no realizada; su vida, según la apreciación de los demás, era perfecta, pero ella estaba aparte de todo, acabando con su matrimonio, pues todo cuanto sentía lo atribuía al marido.
No se sentía feliz, ya que consideraba que él no le daba toda la atención que necesitaba. Decía que era egoísta y solo se preocupaba por sus propios objetivos personales. La dependencia era tal que controlaba cada paso de su marido y sus reacciones.
La escuché sin ninguna intervención ni crítica. Al final del discurso pude percibir claramente que había algún bloqueo energético que le había convertido en una persona insegura y sin objetivos personales.
Empecé trabajando en la Mesa Radiónica con su equilibrio personal, sin entrar en la identificación de bloqueos, tal era la fragilidad de la muchacha.
Con el pleno restablecimiento de su equilibrio, la esperanza volvió a formar parte de su esencia.
Localicé entonces una fecha, en la cual había sucedido algo muy significativo. Le pregunté qué había pasado y ella me contó que había sido la muerte de su madre por una traición. Me sentí impactada y le rogué que describiese lo ocurrido. Su madre había muerto de Sida pese a llevar una vida muy ordenada; por eso, desde aquel momento, ella atribuía al padre todo el sufrimiento de su vida. La figura masculina estaba para siempre desacreditada y así trataba a su marido, sufría anticipadamente por algo que él pudiese llegar a hacer, controlaba sus pasos en una tentativa de impedir una repetición de la historia. Con ello, no definía sus objetivos personales y no tenía vida propia.
Trabajé energéticamente aquel momento en la Mesa Radiónica, desbloqueándolo. Hoy, pasados algunos años, ella tiene concluida su carrera en la Facultad de la Moda y, gracias al buen gusto y refinamiento de que hace gala, está trabajando como Estilista Personal, completamente realizada y dando sentido a su vida.
El único sentimiento que debe formar parte integrante de tu ser es la felicidad. Ve en busca de ella.