De la victimización y del autocastigo a una transformación en alegría
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 29/05/2014 10:45:27
Por Isha - [email protected]
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
Algunos de nosotros tenemos dinámicas internas con las cuales nos sentimos muy mal y la mayor parte de este sentir es auto provocado.
Realmente, no percibimos y creemos que todo lo que dice nuestra mente es verdad. Por ejemplo, asumir una actitud de víctima al tener celos de aquellos que se destacan, y en seguida, castigarse por sentirse así.
Esta debe ser una de la peores condiciones de victima, ya que normalmente el sentirse así lleva a sentirse culpado, pero en este caso, también, a aplicarse un castigo. Y esto no sucede porque se quiere: hay algo grabado que se repite en el automático y como lo creemos y lo alimentamos, sigue repitiéndose. Pero, ¡buenas noticias, es posible cambiar!.
Todos los seres humanos nos sentimos víctimas de algo o de alguien. Fingimos, creamos drama, pero enseguida comenzamos a ver que nos gusta eso, ya que de esa manera no nos hacemos responsables y entonces nos resentimos, esto es porque nos quedamos estancados al revés de cambiar y crecer.
Es aquí cuando lo importante es tener la intención de soltar esa forma de comportamiento que no nos hace felices ni a nosotros ni a los que nos rodean y comenzar a ir más allá de ese automático, de esa pelea, de culpar el exterior o los otros, conectarse internamente, y poco a poco, ir permitiéndose el cambio.
Mi sufrimiento fue lo que me llevó a transformar estos aspectos en una nueva percepción de la vida. Cuando ya me había cansado de sufrir, finalmente, tomé una nueva decisión.
Cuando abrace la parte necesitada de mi misma, fui capaz de aceptar esos mismos aspectos que me rodeaban. Al abrazar nuestra propia humanidad, podemos encontrar la belleza en todos los aspectos de la expresión humana. Cuando encontré el valor para reconocer todo en mi, sin ignorar ni negar ningún aspecto, también vi que no había nada malo con nada. Me hice amiga de mis celos, de mi violencia, de mi capacidad de hacer muchas cosas basadas en el miedo, cosas que, previamente, había juzgado con dureza en los otros.
Cuando abracé todo lo que había suprimido anteriormente, ¿qué sucedió? Todo se transformó en amor, apenas era yo que tenía miedo. Yo quería que fuese otro el que asumiese la responsabilidad de amarme, en el lugar de hacer eso yo misma.
Los extremos del propio auto rechazo juegan también en el escenario mundial. En algunos, el miedo es tan grande que nos lleva a la violencia, mientras que otros matan por miedo a perder sus seres queridos. Sin embargo, si aprendemos a abrazar todos los aspectos de nosotros mismos, nuestro sufrimiento y violencia se disuelven en la frecuencia del amor. Di que si a tu ser interior, ámate a ti mismo, abrázate en el amor incondicional y el mundo hará lo mismo.
Uno de los aspectos más tristes de la sociedad moderna es que llevamos las cosas muy a serio. Nos sentimos impulsados a cumplir con lo que “deberíamos” ser, lo que creemos que el mundo espera de nosotros.
Pensamos: “no seas ridículo”, “no digas lo que realmente tienes en mente, ¿qué pensarán?”. El autocontrol y la autocrítica se convirtieron en nuestra forma de vida y agota nuestra capacidad de jugar y de libre expresión.
Tenemos que aprender nuevamente a fluir desde el corazón, permitirnos vernos ridículos, danzar libremente, parar y recordar que la vida se trata de risa y alegría relajada. Pruébalo. Tal vez te guste.
