Del otro lado de la vida - La saudade
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 01/11/2015 10:26:01
por Paula Cristina Barbosa Fernandes - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Ayer en una conferencia oí que somos todos viajeros, no estamos aquí por casualidad… planificamos ese viaje cuidadosamente, elegimos los compañeros, elegimos los lugares por donde vamos a pasar… deseamos hacer ese viaje, buscamos orientación, fijamos el día y partimos con el corazón lleno de esperanza y deseos de crecer, de mejorar… Nunca vamos solos, una legión de amigos y hermanos salen en la misma dirección y con el mismo objetivo, unos parten antes para ir plantando el jardín y preparando un hogar para acogernos, otros quedan y aguardan el momento de embarcar, todavía otros abren mano del viaje y se quedan en casa, cuidando desde lejos, orientando amorosamente a los que se fueron, aguardando ansiosamente su retorno. Cuando salimos sabemos que no todo será fácil, sabemos de las dificultades y de los peligros, sabemos que la saudade de casa va a incordiar todo el tiempo pero sabemos también que todo será tan bonito y grandioso que valdrá la pena continuar… Vamos en busca de cosas que necesitamos vivir, de lugares por los que necesitamos pasar y de personas que esperan por nosotros… Como jóvenes, que dejan sus hogares y marchan a la universidad, marchamos nosotros, y con la euforia de los jóvenes pasamos la mayor parte del tiempo; a veces incluso olvidamos para qué hemos venido, a veces nos perdemos y nos alejamos del grupo; pero antes o después acabamos por encontrar nuestro camino y desde entonces todo se va haciendo más obvio y más claro… En ese viaje cada cual tiene su tiempo de permanencia, cada uno de nosotros sólo se queda el tiempo que necesita quedarse… y cuando llega nuevamente la hora de la despedida sentimos el corazón oprimido por tener que alejarnos nuevamente de los que amamos… la saudade de casa se hace más grande cuando vemos a nuestros compañeros de aventura regresar al hogar y todo pierde un poco su sentido… Pero es en ese momento cuando el amor se transforma en remedio; y cuando imaginamos la alegría de nuestros compañeros llegando a casa y abrazando a los que se han quedado, logramos incluso sonreír… empezamos a sentir saudade con alegría y gratitud, recordamos con cariño a todos y todos los caminos que hemos recorrido juntos, todas las enseñanzas que hemos aprendido, todo el amor que hemos compartido… y miramos al cielo como el marinero mira al mar, con la certidumbre del reencuentro… Mi madre en ese viaje ha venido antes que yo, ha preparado un hogar, una familia, me ha dado un cuerpo sano y ha llenado mi corazón de amor durante todo el tiempo que ha permanecido aquí… ella me indicó qué caminos yo debía seguir, me presentó a las personas que yo necesitaba conocer, me ayudó a recibir a mis hijas con amor y dedicación, me orientó, me amparó, me fortaleció… ella sabía de su regreso en breve, tenía urgencia en amar y aprovechar el viaje y quizá por eso haya recibido tan pronto su pasaje de vuelta a casa… Y así sucede con tantos que pasan brevemente por nuestras vidas… amigos antiguos, hermanos amorosos que han venido con nosotros en este viaje para ayudarnos y orientarnos, para compartir alegrías, aprender las mismas enseñanzas, plantar las mismas semillas… Y no debemos lamentar esas “pérdidas”, no debemos victimizar a los que quedan… Todo viaje es así, siempre partimos y siempre retornamos… es natural, debe ser natural… Yo he tenido la gran suerte de encontrar en este viaje mío a personas maravillosas, personas que con toda seguridad son antiguos compañeros… personas a las que amo y siempre amaré profundamente… unos permanecen aquí a mi lado, otros han tenido que ir por otros senderos, algunos han tenido que volver a casa… Y nada es triste, nada es definitivo… todo forma parte de algo mucho más grande, de un amor incomprensible para nosotros los viajeros, de un plan maravilloso y perfecto… Yo continúo mi viaje, sigo a mi corazón y mantengo mi camino… y como marinero que mira al mar yo miro al cielo… con esperanza, gratitud y amor...