Demasiada ansiedad puede echar todo a perder!
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 25/05/2006 13:21:57
Traducción de Teresa - [email protected]
No existe felicidad sin ninguna ansiedad. La ansiedad es fundamental para despertar en nosotros el deseo de hacer, de conquistar, de conseguir, de seguir adelante, a pesar de todas las dificultades que puedan surgir.
Por tanto, aunque la ansiedad venga siendo considerada – inadvertidamente – como un signo de desequilibrio, hay que averiguar, antes, la intensidad del sentimiento. Una persona sin grado alguno de ansiedad se vuelve dueña de una apatía indeseada.
Hay que querer algo, desear alguna cosa, para que la vida gane sentido. Este es el papel de la ansiedad: ansia, espera, deseo. Sentimiento que motiva la búsqueda de cada cual y que, por eso, nos posibilita el llegar a donde queremos.
Y no hablo de deseos fantásticos, de esperas milagrosas, de ansias que rocen lo imposible. Puede ser bastante gratificante aprender a desear exactamente aquello que se encuentra muy cercano a lo que ya se tiene.
La cuestión es que muchas personas consideran que necesitan desear algo grande en demasía o que esté demasiado lejos, porque solamente entonces valdría la pena. ¡No siempre! Muchas veces, aprender a disfrutar de aquello que se encuentra justo a nuestro lado es una ganancia incomparable.
“Siempre que estés en uno de los extremos, estarás fuera de la realidad”.
Buda
Esta sabia frase de Buda, sobre la cual él edificó toda su preciosa enseñanza, muestra justamente que, si no sientes ansia alguna o, por otro lado, sientes demasiadas ansias, ¡algo estará seguramente equivocado!
Del mismo modo que defendí la necesidad de alguna ansiedad, deseo advertir sobre el exceso de este sentimiento, así como de cualquier otro.
Demasiada hambre nos roba la capacidad de elegir los alimentos por su calidad o su sabor, así como demasiada ansiedad nos priva de evaluar las circunstancias con la atención y el cuidado que podrían salvarnos de peligrosas equivocaciones.
Así, la cuestión es: ¿cómo lidiar con este sentimiento que, alguna que otra vez, nos invade con tal intensidad que llega a causar grandes desastres?
¿Cómo actuar cuando la ansiedad parece ocupar todo el espacio dentro de nosotros? ¿Qué hacer y qué pensar cuando este sentimiento encamina todos nuestros pensamientos y todos nuestros deseos en una única dirección?!?
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ansiedad se ha convertido en un trastorno para más de 10 millones de personas, solamente en Brasil. Por tanto, aunque no siempre este sentimiento sea enfermizo, es cierto que algo debe hacerse para que no se llegue hasta ese punto. ¡El primer paso tiene que ser dado!
¿Cómo? ¡Tornándose consciente! Tú no puedes ayudar a una persona desesperada si entras en su desesperación. Tienes que tomarla en tus brazos y mirar para ella. Mirándola a los ojos, tienes que traerla de vuelta a la realidad y ella retomará la verdadera dimensión de los acontecimientos.
Lidiar con la ansiedad excesiva es como lidiar con una persona desesperada. O sea, de nada servirá que intentes pelear contra un deseo que insiste en adueñarse de ti, pues él solamente aumentará y se hará cada vez más fuerte y difícil de gobernar.
Si te mantienes demasiado ansioso, muy probablemente cuando tengas que elegir no te basarás en parámetros reales. Por tanto, es preciso dejar de pelear con el pensamiento que te incomoda y concentrarte en el ejercicio de gobernarlo. La intención es rescatar los niveles saludables de ansiedad para que ninguna actitud sea adoptada sin equilibrio. Comprender por qué te estás convirtiendo en rehén de un sentimiento es, seguramente, un óptimo comienzo para que consigas elaborarlo.
Y recuerda: cualquier ejercicio sirve para hacernos mejores cuanto más lo practiquemos. No desistas y terminarás por convertirte en perito en reencontrar tu punto de equilibrio, ¡evitando grandes y desastrosas tonterías!