Depresión X Reencarnación
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 13/01/2022 14:14:21
por Nadya Prem - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
¿Alguna vez has sentido desánimo, ganas de quedarte en cama, o cierta tristeza sin motivo quitándote el bienestar?
Pienso que todos nosotros, algún día, ya nos hemos sentido así, y mucha gente está presa actualmente a los síntomas de la depresión, sin saber qué hacer.
No te asombres de que esos síntomas te hayan estado quitando el sosiego, ya que pueden estar relacionados con vivencias pasadas y forman parte de nuestro proceso evolutivo. Siendo así, hemos de tomar conciencia de esa cuestión, para saber cómo proceder frente a la depresión y cómo librarnos de esa sensación de apatía y mala voluntad con nosotros mismos y con la vida a nuestro alrededor.
A veces pasamos por problemas que nos afectan de tal forma que nos volvemos depresivos. Cuando esto sucede y no tenemos fuerza para salir de ese estado, que pasa a ser una rutina en la vida, el estado depresivo se convierte en un trastorno.
Estar depresivo en ciertos momentos forma parte de nuestro crecimiento y vivencia. Nos conduce a la reflexión e interiorización necesarias para entendernos a nosotros mismos.
La continuidad del estado depresivo y su agravamiento se producen cuando no tenemos recursos para esquivar con creatividad las adversidades de la vida.
Esto sería como levantarse tras la caída o atravesar un puente, es decir, pasar por el desánimo y seguir adelante para nuevas experiencias.
La depresión es resultado de la desilusión. Estamos aquí aprendiendo a vivir en armonía con la vida y con las contrariedades, las cuales constituyen un camino de oportunidades para la evolución espiritual.
Pero ¿por qué algunas personas pasan por los problemas de manera asertiva y con mucha tolerancia y otras parecen nunca estar satisfechas? Se pasan la vida quejándose, depresivas y enfermas, incluso teniendo estupendas oportunidades ante sí. Son personas que padecen un exceso de negativismo y se dejan afectar por todas las situaciones adversas. No tienen flexibilidad y son quisquillosas.
Las diferencias entre las personas, la conducta mental y emocional, sobrepasan los límites de esta vida. Somos resultado de varias vivencias encarnatorias. Nacemos, renacemos y sacamos a la superficie nuestras sombras por medio de cada nueva encarnación.
Según Jung no somos una "tabla rasa" como creía Freud. Éste defiende que un niño empieza a formar su ego a partir del nacimiento. Jung, por el contrario, afirma en su libro Tipos Psicológicos: La disposición individual es ya un factor en la niñez; es innata y no puede ser adquirida durante el curso de la vida.
Según el planteamiento transpersonal espiritualista, el trastorno de depresión, cuando no está justificado por un problema de esta vida, tiene sus raíces en vidas pasadas. Vivimos desde hace milenios acumulando egoísmo. ¿Quién de nosotros se considera inmune a las vicisitudes del ego?
Orgullo, codicia y poder han dominado a la humanidad en su derrotero evolutivo y todavía continúan imperando como mala hierba que es preciso extirpar de raíz. El sufrimiento sigue siendo la medicina amarga que elegimos para la curación.
Llevados por el egoísmo, no sabemos cómo lidiar con la frustración. Queremos que la vida se haga a nuestra manera, que todo vaya como hemos planeado, creamos expectativas e ilusiones.
Al desencarnarnos percibimos de qué modo hemos desperdiciado las oportunidades del camino. Los bienes materiales no nos acompañan. Hemos dejado de amar incondicionalmente y nos hemos apegado a los objetos de nuestro deseo, que no llevamos con nosotros cuando la muerte llega.
En el mundo astral el espíritu despierta de sus ilusiones. Muchos continúan viviendo apegados a la materia, a lo que han dejado. Otros no reconocen su nueva condición. Así, caminan como enfermos y sufridores. Algunos reaccionan con enojo y con instinto de venganza.
Con la desencarnación, la desilusión puede hacer que el espíritu se sienta disconforme con su estado actual, decepcionado con su situación, sin aceptar las cosas como son.
En los laberintos del ego, el espíritu se perdió en la esperanza de tener sus caprichos atendidos. Entre tanto, cuando la muerte del cuerpo físico le desvenda los misterios de la vida espiritual, se ve sorprendido por su real condición vibratoria. En ese momento se inicia el sufrimiento reeducativo de la depresión.
En una próxima encarnación el espíritu tendrá la oportunidad de rescatar el equilibrio mental y emocional por medio de experiencias que le fuercen a aceptar humildemente a sí mismo y a la vida sin devaneos. Mientras que no expanda su conciencia, lo cual lo libertará de las ataduras del egoísmo, las situaciones adversas lo acompañarán.
Por eso actualmente tantas personas pasan por el trastorno de depresión. Una tristeza indefinida que cincela el alma en su proceso reeducativo.
Poco a poco el ego va perdiendo su imperio, derrotado por el sufrimiento. Se contempla un nuevo sentido para la vida, por medio del amor a sí y al otro. Al asumir nuestra dualidad, que nos impulsa al crecimiento. Al reconocer las sombras que aún son necesarias para que comprendamos nuestra luz.
Una vela encendida durante la luz del día no servirá para diluir las tinieblas. Sin embargo, en la oscuridad de una noche sin luna, la pequeña vela reconocerá su llama abrasadora y luminosa.
Seamos sinceros sin autopiedad. Somos responsables por nuestra situación actual y tenemos el potencial para alterar nuestro estado de espíritu.
Aquietando la personalidad reactiva y gruñona, hagamos brillar la esencia luminosa que nos habita y que es esa vela encendida en nuestra ruta.
Obsérvate a ti mismo, fíjate en tus pensamientos, en tus sentimientos y toma conciencia de tus equivocaciones. Entonces modifica tu actitud diariamente, cada vez que surja la oportunidad para hacer de modo diferente. Ten la certeza de que nuestra vida no se termina con la muerte y no se inició en el vientre materno.
Hemos venido de a nuestra casa espiritual y a ella volveremos. Entonces, seamos cuidadosos con el bagaje que llevaremos en el retorno.
¡Basta de acumular ilusiones!
Es preciso dejar el orgullo de lado y colmar todo el vacío con el destello de la humildad que mantiene la llama prendida.
¡Sé amor!