Deseo y Necesidad
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 21/10/2008 18:41:48
Traducción de Teresa - [email protected]
Uno de los principales obstáculos a nuestra armonía y equilibrio interior es el hábito que hemos adquirido de confundir deseo con necesidad. Esto se ve bastante claro en lo que se refiere a los bienes materiales. La sociedad de consumo nos hace creer que cada bien anunciado en los medios de comunicación es algo esencial para nuestra felicidad y realización.
La industria del consumo crea todo el tiempo deseos artificiales que se nos venden como necesidades básicas en nuestra vida, sin las cuales jamás podremos ser felices. Creer que un coche nuevo hará de nosotros personas de éxito y llenas de confianza es una ilusión de las más comunes; y cuando la tan anhelada felicidad no llega, pasamos a desear nuevos bienes y objetos imaginando que alguno de ellos colmará nuestro vacío.
Pero esta no es la única ilusión a que nos apegamos. La armadilla más común que nos enreda es la de la carencia afectiva. Ella nos lleva a considerar que necesitamos de una relación afectiva para ser personas afortunadas y felices. La definición más adecuada es que se trata de un deseo y no de una necesidad.
Hemos de saber distinguir la noción de preferencia de la idea de apego. Yo puedo preferir vivir al lado de alguien en vez de vivir sola, y esto debo encararlo tal y como realmente es, una preferencia. Por tanto, podré ser feliz aunque no eso se realice. Si, al contrario, me apego desesperadamente a esta idea, ella se convertirá en fuente de angustia e infelicidad, caso no llegue a concretarse en mi vida. Como dijo Buda: “Todo sufrimiento proviene de nuestros apegos”.
El Dr. Joshua David Stone, uno de los principales exponentes de la psicología del alma, o psicología transpersonal, afirma: “Si tu felicidad depende de encontrar una relación, y no de tu yo interior y de Dios, entonces estás adorando a un falso dios. Lo que pones en primer lugar en tu vida, es eso lo que adoras. Pero ¿no está escrito en la Biblia que no se debe adorar a falsos dioses?
No hay problema en buscar una relación, e incluso orar pidiendo la ayuda de Dios para encontrarla, pero, caso no la encuentres, puedes ser feliz igualmente. La paradoja de la vida es que, cuando tú verdaderamente abres mano y aceptas tu felicidad plena, con o sin relación, es entonces cuando generalmente la encuentras.”
Esta afirmación del Dr. Stone sale al encuentro del tema de la dependencia afectiva, abordado en artículo anterior. Sin ese empeño en fortalecer nuestro yo interior, y en trabajar para anular nuestro ego negativo, continuaremos siendo presa fácil de la inseguridad, de la baja autoestima y de la dependencia afectiva.
La energía psíquica que emanamos no puede ser “vista” por los ojos físicos, pero es fácilmente sentida por nuestros canales sutiles. Por tanto, atraeremos a aquellos que se encuentren en la misma sintonía del desequilibrio y de la falta de integración interior.
“El ego hace que tú te sientas solo, porque te hace buscar tu entereza en otra persona, en vez de encontrarla primero dentro de ti mismo y en tu relación con Dios. Tú nunca estás realmente solo cuando exhibes una actitud espiritual, pues eres entero dentro de ti mismo y una sola cosa con Dios. Además, cuando te unes a otra persona manteniendo un estado de consciencia basado en relaciones correctas con el yo y con Dios, no pueden surgir tampoco problemas relativos a traición, infidelidad y compromiso, en función de la integridad de las personas envueltas. Si surgiesen, y si uno de los aparceros no estuviese sintiendo la santidad del vínculo, probablemente esto significa que vosotros dos no debéis permanecer realmente juntos”, dice Joshua Stone.
Si de hecho deseamos encontrar una relación equilibrada, armoniosa y feliz, debemos empezar a trabajar sobre nosotros mismos inmediatamente. Muchas personas aplazan indefinidamente el comienzo del trabajo interior, pues consideran que sus problemas y dificultades emocionales se resolverán por sí solos. Esta es la mayor de la ilusiones que podemos cultivar.
Vencer nuestro yo negativo exige voluntad, disciplina y determinación. La felicidad interior es extremadamente valiosa y vale el precio que pagamos en dedicación y esfuerzo. Cuanto más tiempo aplacemos el inicio de este trabajo, más distante estará de nosotros la oportunidad de alcanzar alegría, equilibrio y paz.