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El abandono que no se olvida - Parte I

por Rosemeire Zago em STUM WORLD
Atualizado em 08/04/2020 11:35:11


Traducción de Teresa - [email protected]

¿Cuántas veces, incluso en presencia de alguien, nos sentimos solos y abandonados? ¿Cuántas veces, ante un retraso, sentimos verdadero pánico? ¿Cuántas veces nos desesperamos ante la posibilidad de que la persona amada pueda dejarnos? ¿Cuántas veces buscamos motivos, sin darnos cuenta, para terminar una relación, por puro pavor a ser abandonados? ¿Por qué será que algunas personas sólo atraen relaciones en que son abandonadas? Y tú ¿has sufrido en algún momento un abandono? Vamos a reflexionar un poco sobre esto.
¿Qué es abandono? Es el sentimiento de desamparo, de falta de cuidado, sentirse sin protección, sentirse solo, no querido, no amado, no aceptado, preterido, despreciado, discriminado, humillado. ¿Cómo no sentir dolor? El que lo haya pasado sabe el sufrimiento que provoca. Pero depende principalmente de la historia de vida de cada cual. Quienes han vivido uno o más abandonos durante los primeros años de vida, lo van a lidiar de manera muy diferente a como lo harían quienes nunca pasaron por ello.

El sentimiento de abandono puede ser generado por la pérdida causada por muerte o separación, principalmente si había dependencia respecto de aquel que se fue. También puede ser generado por el rechazo.

Cuando digo abandono no me refiero a los casos en que una criatura es literalmente abandonada por sus padres, de quienes espera ser amada y cuidada, sino a aquellos cuyo abandono corresponde, aunque esto fuese oculto, a negligencia en sus necesidades básicas, a negligencia afectiva, a falta de respeto por sus reales sentimientos, control excesivo, manipulación por la culpa, durante la infancia. Los niños abandonados, psicológica o realmente, entran en la vida adulta con una noción profunda de que el mundo es un lugar peligroso y amenazador, no confiando en nadie, porque en verdad no han desarrollado mecanismos para confiar en sí mismos.

Se siente abandonado aquel que no se ha sentido amado y eso puede sentirse incluso antes de nacer, todavía en el útero materno. Los padres que rechazan a su hijo durante la gestación pueden dejar muchas secuelas, en nosotros los adultos. Todo niño se aterra ante la perspectiva del abandono. Para el crío, el abandono por parte de los padres es equivalente a la muerte, pues aparte de sentirse abandonado, él mismo aprende a abandonarse. Y sabemos que no todos los padres están preparados para tener un hijo, y si esto sucede en los días de hoy, imagínese muchos años atrás.

El sentimiento de abandono está directamente relacionado con situaciones de rechazo registradas en la niñez y que pueden potenciarse cuando se viven otras situaciones de rechazo, pérdida o abandono.
Podemos, sí, reprimir, huir de esos sentimientos, pero raramente logramos lidiarlos sin sufrimiento ante cualquier posibilidad de abandono.

El temor al rechazo llevaba a la necesidad insaciable de seguridad, la que no se había recibido de los padres; y por consecuencia, buscará insistentemente afecto en el otro, hasta que la relación se convierte en insoportable y termina. La obsesiva solicitación, la desconfianza, los celos, acaban agobiando a la pareja, que pone fin a la situación.

Cada vez que se vive una pérdida y/o un rechazo, se revivirá toda la emoción del dolor original del abandono. Esto nos explica por qué hay que buscar las causas del dolor causado por el abandono, las cuales por lo regular han quedado registradas en los primeros años de vida, y a lo largo del tiempo se van sumando.

El que ha vivido abandono durante la niñez puede sentir un temor incontrolable a ser dejado, procurando evitar a toda costa ser abandonado nuevamente. O bien podrá inconscientemente, es decir, sin percepción de la causa, buscar parejas que lo abandonan, recreando así la misma situación que vivió en su niñez. Es lo que llamamos repetición de patrón.

A menudo, para el que ha sufrido abandono en su historia de vida, el permanecer solo puede ser una defensa para evitar el abandono, originando un conflicto constante entre la necesidad de ser cuidado y el temor a ser abandonado, de nuevo y de nuevo. Puede considerarse asimismo como una auto-punición, por no sentirse merecedor de ser amado. A fin de cuentas, si fuese merecedor de amor, no hubiera sido abandonado.

Continuaré en el próximo artículo.


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zago
Rosemeire Zago é psicóloga clínica CRP 06/36.933-0, com abordagem junguiana e especialização em Psicossomática. Estudiosa de Alice Miller e Jung, aprofundou-se no ensaio: `A Psicologia do Arquétipo da Criança Interior´ - 1940.
A base de seu trabalho no atendimento individual de adultos é o resgate da autoestima e amor-próprio, com experiência no processo de reencontrar e cuidar da criança que foi vítima de abuso físico, psicológico e/ou sexual, e ainda hoje contamina a vida do adulto com suas dores.
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