El amor cuando llega...
por Rosemeire Zago em STUM WORLDAtualizado em 07/04/2010 12:21:02
Traducción de Teresa - [email protected]
El amor cuando llega nos invade, acoge, cobija, nos hace brillar… ¡pese a tanto desearlo y esperar por él, no siempre somos bendecidos con tan noble sentimiento! Pero cuando llega, la verdad es que nos sentimos asustados, no sabemos qué hacer. Si es que ha de hacerse algo… solo logramos saber que sentimos algo fuerte, ¡muy fuerte! ¿Qué es esto? nos preguntamos, ¡tan diferente de lo ya sentido!... ¡pensamos! No por diferente se trata de algo equivocado o con menor valor, tan solo es distinto de lo que conocemos, y quizá por eso mismo tan asustador. Sin embargo, al mismo tiempo, es bueno, tranquilo, parece que libera; muy diferente de aquel sentimiento a que llamamos amor cuando, a decir verdad, está mucho más cerca de apego, posesión, atracción, deseo, prisión.
Solo después de que él – amor – llega, es cuando reconocemos la sutil diferencia entre lo que sentíamos y a lo que un día dimos el nombre de amor, y lo que es amor realmente. Para darle ese nombre a un sentimiento, éste debe ser muy noble, lo cual en nada se combina con celos, agresiones, inseguridad, infidelidad, control, manipulación, disputas constantes, ¡entre otros! No, el amor no trae nada de eso, sino exactamente lo contrario: paz, seguridad, tranquilidad, armonía, crecimiento mutuo, confianza, complicidad, en fin, eso que siempre hemos deseado tener, pero mientras que no sea un amor de verdad, difícilmente lograremos obtener, por más que lo deseemos.
Pero ¿por qué motivo es tan difícil encontrar el amor verdadero? Todo comienza con la falta de amor hacia nosotros mismos, que por lo regular viene asociada a la baja autoestima. O sea, si no reconocemos nuestros reales valores, ¿cómo podemos amarnos? Y ¿cómo conocer nuestro valor en cuanto persona, si no todos nos damos al trabajo de conocernos? Difícilmente se ama a quien no se conoce, o bien, a quien no se otorga el debido valor.
Esto nos hace llegar a la conclusión de que, sin conocernos, y por consiguiente, sin amarnos – pues el amor viene del conocimiento, de la admiración que se tiene por otra persona o por uno mismo – no lograremos verdaderamente amar a alguien ¡o permitir que tal amor llegue hasta nosotros!
Sin conocernos no sabemos cuáles son las necesidades emocionales que tenemos, las cuales no dejan de existir por no reconocerlas. Frecuentemente son las responsables por nuestras expectativas frustradas, elecciones equivocadas, repeticiones de patrones que ya no deseamos vivir, puesto que muchas veces esperamos que nuestro compañero venga a suplir todo aquello que necesitamos desde pequeños y en que no hemos sido correspondidos. Con esto tendemos a idealizar al otro, viendo en él aquello que nos gustaría que fuese y no quien es en realidad. Y según él se va mostrando a nosotros, sentimos como si hubiésemos sido engañados. Pero ¿es cierto que hemos sido de verdad engañados, o es que siquiera nos hemos dado tiempo para saber quién es esa persona a quien hemos consentido entrar en nuestra vida, sin pedir permiso, y en cuyas manos hemos depositado totalmente nuestro corazón y nuestra vida? Generalmente contemplamos al otro como ideal y no como real.
En resumen: la falta de amor propio, la baja autoestima, las necesidades emocionales no reconocidas, debidas por lo regular a la falta de auto-conocimiento, añadida a las idealizaciones, expectativas, carencias, historial de vida, pueden comprometer nuestras relaciones y dificultar el encuentro con el verdadero amor. Algo que, en el fondo del alma, es lo que todos buscamos.
Por tanto, primero debemos llevar a cabo toda esa andadura del auto-conocimiento, para después permitirnos envolvernos con otra persona, aunque raramente lo hacemos así. Deseamos a alguien que nos haga sentir que no estamos solos y, en esa búsqueda, muchas veces nos encontramos más solos que antes. Por temor a la soledad nos envolvemos con personas cuya relación no nos aporta más que sufrimiento.
Pero ¿cómo reconocer si lo que siento es amor? es lo que debes estar preguntándote…
Para reconocerlo es preciso un mínimo de auto-conocimiento, pues de lo contrario estarás vulnerable para considerar a toda persona que llegues a conocer o con la cual puedas venir a relacionarte, como una posibilidad de vivenciar el amor; en ese caso, podrías fácilmente confundir apego, posesión, atracción, con amor. Ya que vas a sobreponer tus carencias sin respetar tus reales necesidades, las cuales con frecuencia esa persona está muy lejos de suplir. Claro que debemos considerar que nadie suple las carencias de nadie, pero siempre queremos una persona que sea cariñosa, comprensiva, amiga, en fin, que tenga unos valores semejantes a los nuestros, si bien esto lo pasamos por alto y nos envolvemos sin tener el menor conocimiento del otro, consecuencia de la falta de conocimiento respecto de nosotros mismos, convirtiéndonos así en dependientes emocionales. Sí, no podemos saber esto sin concedernos la mínima ocasión para conocer al otro, no obstante ¿cuántas veces no hemos entrado en una relación sin siquiera saber a ciencia cierta qué es lo que queremos?
¿Cómo encontrar a alguien que te haga feliz si tú mismo no sabes? ¿Cómo conocer a alguien si tú mismo no te conoces? ¿Cómo no repetir patrones si ni siquiera sabes cuáles estás repitiendo? Sí, el auto-conocimiento se hace importante incluso para iniciar una relación, por tanto, procura conocerte más, saber qué es lo substancial para ti en una relación afectiva, ten una referencia de cómo sería la relación ideal para ti, aun que esta no sea exactamente igual, al menos sabrás cuánto te acercas o alejas de lo que deseas realmente para tu vida.