El Camino - Parte 6
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 23/08/2008 08:48:15
Traducción de Teresa - [email protected]
Osho nos conduce ahora al sexto valle, donde nos acercamos al final de la jornada que nos llevará a la superación de la dualidad.
Ahí viene El Sexto Valle – el valle abismal.
Se desaparece. En el quinto estabas desapareciendo; en el sexto, ya no existes. Se desaparece, se es apenas memoria del pasado. En el quinto estabas entrando en la muerte; en el sexto, la muerte ocurrió, uno se ha muerto, ya no se existe. Por eso le llama “valle abismal”. Es el más doloroso, porque es el sexto, el penúltimo. Se pasa por el gran dolor de no ser, de la nada. No se puede creer – porque en cierto sentido se existe, y en otro sentido, ya no se existe. La paradoja ha llegado a la cumbre definitiva. Se existe y no se existe. Se puede ver el propio cadáver – hemos muerto – y aun así, se sabe que estamos viendo, que estamos resistiendo de algún modo, en algún sentido. Todas las ideas del pasado del ser se han vuelto irrelevantes. Una nueva idea de ser surge.
La muerte sucede, desaparecemos. A esto llaman los cristianos crucifixión. Alcanzamos la nada, somos apenas un cielo vacío. Los hindúes lo llaman samadhi, el pueblo Zen le llama satori.
Y la parte negativa protesta. Será bueno recordároslo. En la crucifixión, Jesucristo mostró ambas actitudes. Primero protestó. Miró al cielo y dijo: “¿Por qué? ¿Por qué, Señor, me has desamparado? ¿Por qué me has abandonado?” Esta es la parte negativa. Él está protestando. Él está muriendo y no llega ayuda alguna. Él está en la cruz – y allá, muy en lo hondo, debía haber un deseo al acecho, un deseo de que la mano de Dios vendría y todo estaría OK, y la cruz se convertiría en corona y él descendería en una nueva gloria. En algún lugar debía haber un deseo al acecho, en el más profundo inconsciente de su mente – puede que él siquiera fuese consciente de ello. Él esperó suficientemente, ha llegado la última cuestión. Él ha cargado con la cruz en las montañas, ha sufrido todo tipo de humillación, pero ha esperado, esperado pacientemente – ha esperado por este momento. Ahora sus manos han sido clavadas. En cuestión de segundos se habrá ido. Ya no queda tiempo para esperar y la ayuda no ha venido... y Dios no está visible. Por eso el grito “¿Por qué me has desamparado? ¿Por qué me has abandonado?” Esta es la parte negativa, natural incluso en un hombre como Jesús.
Si piensas en tu pasado y protestas – “He venido haciendo todo cuanto se me ha pedido, todo lo que se me ha ordenado hacer. Lo he seguido ciegamente, y ¿este es el resultado? ¿Esta es la realización?”
La parte positiva es una gratitud profunda. Con la segunda parte, la parte positiva, olvidamos el pasado, miramos al futuro y confiamos. Ha llegado la última prueba, la prueba definitiva, y nos sentimos agradecidos por que “si es este tu deseo, hágase tu voluntad”. Y esto es lo que hizo Jesús. Mostró ambas actitudes. Primero, mostró la negativa – lo cual es muy humano. Por ello él solía decir siempre: “Yo soy el hijo del hombre”. Tantas veces como ha dicho “Yo soy el hijo de Dios”, ha dicho “Yo soy el hijo del hombre”.
Él era la eternidad entrando en el tiempo; él era el más allá que venía al mundo. Él pertenecía a ambos, al mundo y al más allá. Es así como se relaciona cada maestro – con ambos. Un pie está en un mundo, el otro pie está en el otro mundo. Y el día de la crucifixión, en aquel momento en que todo estaba desapareciendo, Jesús mostró las dos actitudes. Primero muestra la actitud de ser “Hijo del Hombre”. Dice: “¿Por qué? ¿Por qué me has abandonado? He esperado, he orado, he vivido una vida de virtud – y ¿esta es la realización? ¿Esta es la recompensa?”
Pero inmediatamente comprende que se está perdiendo. Si ese es el deseo de Dios, entonces ha de ser así. Se rinde. La parte positiva es gratitud, rendición.
Con “¿Por qué me has abandonado?” él reconoce su queja, su humanidad. Él debe haber reído en aquel momento, debe haber visto su limitación como ser humano, y la arrojó fuera. Inmediatamente dijo, su declaración inmediata: “Ha venido el reino. Que así sea”. Ahora él ya no existe. Ahora ya no tiene deseo propio.
OSHO – The people of the path.