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EL CAMINO DE VIDA Y DE MUERTE - LA JORNADA DEL APRENDIZ

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 18/04/2012 14:58:24


por Bruno J. Gimenes - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

Vivimos una experiencia material, en un mundo material, vistiendo un cuerpo físico, pero no somos el cuerpo físico, somos el cuerpo espiritual. Cuando el cuerpo físico muere, el cuerpo espiritual vuelve a su morada original que es la dimensión extra-física de la existencia. Esa dimensión también es denominada plano espiritual.

El plano espiritual interacciona con el plano físico y el plano físico interacciona con el espiritual durante todo el tiempo, si bien, para notar esa interacción constante, el ser humano necesita sensibilizarse, silenciar la mente y expandir las facultades psíquicas, pues son éstas las responsables por ese intercambio.

La dimensión física de la Tierra nos sirve como escuela. Somos conducidos hasta este ambiente físico con el propósito de evolucionar, de rescatar situaciones mal resueltas, de expandir nuestro aprendizaje personal, de aprender a dominar el ego inferior. Sin embargo, cuando nos densificamos en un cuerpo físico - lo cual también se denomina reencarnación – acabamos perdiendo mucha conciencia de nuestra existencia espiritual. En ese momento comienzan nuestros retos.

Viviendo en la Tierra estamos sometidos a los desafíos que pueden densificarnos todavía más o también podemos encontrar la iluminación y la plenitud. En la Tierra, cuando vestimos un cuerpo físico en el tiempo de una existencia, hemos de aprovechar la oportunidad para hacer que valga la pena el período de aprendizaje, y sobre todo, jamás aumentar las deudas que tenemos.

Solo es posible triunfar sobre el reto si el alumno de la escuela Tierra sabe ciertamente de dónde ha venido. Solo será capaz de evolucionar con los aprendizajes aquel que esté constantemente consciente de su condición de espíritu.

En esa jornada de aprendizaje en la escuela Tierra, cuando los estudiantes ingresan en el período de estudios de una encarnación, los espíritus de las dimensiones extra-físicas están profundamente interesados en la marcha del aprendizaje de tales alumnos. Los seres de la luz quieren que triunfen, porque saben que esto puede mejorar el mundo, pero los seres de las sombras desean su fracaso, pues quieren que el mundo vaya a peor.

En el plano físico, el acoso queda liberado. Conforme a las leyes divinas para la Tierra, el libre albedrío debe ser respetado, por tanto, el acoso que recibe un alumno habitante de la Tierra es una opción propia. Los acosos son de luz y de sombras, pero el camino a seguir será siempre elegido por el alumno encarnado.

Esta es la conocida lucha entre el bien y el mal. Muy comentada desde las historias antiguas hasta los días de hoy. Ella existe y, según las leyes divinas, también es justa, porque como queda dicho, la opción es personal y el lado sombra de la existencia necesita actuar para representar los aprendizajes de cada uno.

Cada alumno hace su historia, construye su aprendizaje y decide su futuro. Cada alumno decide su sintonía y el acoso que recibirá. ¡Y habrá de recibirlo! Aunque no lo sepa o no lo perciba, lo recibirá…

De la misma forma que los espíritus de la dimensión extra-física pueden interactuar con los alumnos de la escuela Tierra en el plano físico, los alumnos encarnados también pueden comunicarse con los espíritus, siempre que para ello estimulen sus mecanismos sutiles de percepción.

Al final del estudio en el período que representa una encarnación, el alumno pierde su cuerpo físico que le ha servido de vehículo y regresa (en espíritu) al plano espiritual para concluir cuál fue su desempeño.

Algunos se han hundido tanto en la materia que tardan mucho en darse cuenta de que han vuelto a su morada espiritual; con ello sufren, adormecen, se apegan al pasado, se apegan a emociones ilusorias y retrasan sus proyectos evolutivos.

Otros, conscientes de sus fallos y olvidos, en el contacto con la dimensión espiritual, que es su morada original, recuperan la conciencia y se organizan para planificar una nueva jornada en la escuela Tierra. Sabedores de su condición de “repetidores”, piden la oportunidad y el amparo para volver cuanto antes, a fin de encontrar su redención.

Pero los de un grupo algo menor en proporción, vuelven a los lares espirituales conscientes de la jornada y agradecidos por el buen desempeño que tuvieron en el período de la encarnación. Conocedores de la ley de la evolución constante, se organizan rápidamente para el nuevo retorno con el propósito de continuar puliéndose y profundizando en el aprendizaje.

Básicamente ese es el camino a seguir, de muerte y nacimiento, o mejor, de muerte y renacimiento. Esto también contextualiza la explicación necesaria para abandonar el apego, pues la muerte es el retorno a nuestra morada original, lo mismo que el nacimiento es ingreso en una nueva jornada de aprendizaje.

Por Bruno J. Gimenes – Escritor autor de 7 libros, Profesor Conferencista – Creador de la Fitoenergética y Cofundador del Luz da Serra link


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