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El cuerpo de dolor - aprende a identificarlo

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 22/03/2018 10:12:05


por Andre Lima - [email protected]

Traducción de Silvana Partucci - [email protected]

Al pasar por determinadas situaciones negativas, nuestro cuerpo y mente generan emociones desagradables como miedo, rabia, tristeza, culpa y otras. En el momento del evento, hay un pico emocional. Con el pasar del tiempo, la emoción va disminuyendo de intensidad y debería desaparecer completamente en algunos minutos o horas. Sin embargo, lo que ocurre muchas veces es que un resto emocional de una determinada situación puede simplemente no disolverse y quedar guardado nuestro indefinidamente.

Imagina una persona que recibió la noticia de que está siendo despedida. Muchas sensaciones van a surgir en ese momento: miedo al futuro, tristeza, sentimientos de injusticia, tal vez cierto rechazo. Pasado cierto tiempo, aquellas emociones van perdiendo fuerza. Algunos rápidamente vuelven a estar bien, mientras que otros demoran días o semanas. Pero aún después de que ya estamos aparentemente recuperados, puede aún haber quedado un resto emocional generado en el evento del despido que no se resolvió por completo. Y esa emoción podrá ser observada meses o aún años después del hecho.

¿Como es posible saber si quedó un resto emocional y como observarlo? En principio es muy simple. Al traer a la luz el recuerdo del despido, ¿surge aún alguna tristeza, injusticia, aunque sea en un nivel mucho menos intenso? Caso aún surja algún tipo de molestia, por mínima que sea, significa que una parte de la emoción generada en aquel evento aún permanece en nosotros. ¿Pero no sería normal tener sentimientos desagradables al recordar situaciones desagradables del pasado? Es normal en el sentido de ser algo común para la mayoría pero es no es saludable guardar esa negatividad. Es necesario que quede claro que tiene como ser diferente.

Ese resto emocional queda guardado dentro de nosotros, en el inconsciente, causando diversos tipos de problemas. Vamos a volver al ejemplo citado del despido. Supongamos que al recordar la situación aún surja un sentimiento de injusticia. Esa injusticia queda latente dentro de la persona y todo el tiempo influencia la forma como ella piensa y actúa. Al pasar por una nueva situación de injusticia, la reacción de esa persona será más intensa porque el sentimiento nuevo despertará y se sumará al antiguo amplificando el sufrimiento. Es posible también que esa persona ose menos por miedo de sufrir nuevamente una injusticia. Su autoestima quedará perjudicada con aquel sentimiento que no se disolvió. Su crecimiento profesional podrá estar bastante afectado.

La energía de esa emoción guardada será activada en determinadas situaciones y de una forma solapada irá a influenciar lo que vamos a decir, pensar y hacer. Es como si estuviésemos en parte poseídos por una entidad que vive dentro de nosotros, una entidad llamada "injusticia', "rabia', "miedo" u otro sentimiento cualquiera. Es como si esa emoción tuviese vida propia pues ésta crea un mecanismo de sobrevivencia y nos usa para alimentarse. Ante cada nueva injusticia, el sentimiento de injusticia interior crece y nuestra mente irá a generar más y más pensamientos para fortalecerla. Nuestras palabras, pensamientos y reacciones irán a aumentar aún más la injusticia. Después que la situación pase, iremos aún a alimentarla recordando y rumiando mentalmente lo que ocurrió y también contando el hecho a otras personas.

Pero nosotros no tenemos solo un evento donde una emoción no fue disuelta cien por ciento. Tenemos centenas. Unos más intensos, otros menos. Y cada emoción funciona como una pequeña entidad dentro de nosotros influenciando de forma contundente nuestras acciones. Sumando todas esas energías no disueltas, tendremos una gran entidad formada por emociones negativas. Es lo que el autor Eckhart Tolle en su libro "Un nuevo mundo, ahora" llama cuerpo de dolor. Yo, a veces, lo llamo carga emocional negativa o cuerpo del sufrimiento. Podemos llamarlo también infelicidad interior.

Por no tener conciencia de esa energía que habita dentro de nosotros como si fuese una entidad que desea crecer cada vez más, acabamos por permitir que ésta nos domine y nos use para ese propósito. El cuerpo de dolor para poder prosperar precisa de nuestra falta de percepción de su existencia y de sus mecanismos de alimentación. Una vez que comenzamos a identificar su actuación es que comienza a ser posible no caer más en sus mecanismos saboteadores.

Vamos a suponer que guardes un sentimiento de rechazo de la infancia. Esa energía es parte de tu cuerpo de dolor. Cuando ocurra una nueva situación de rechazo, aquella emoción allá en el pasado vendrá a la luz para alimentarse. Esa emoción va a provocar varios pensamientos negativos que van a energizar aún más el rechazo. La situación pasa y el rechazo vuelve a quedar escondido esperando nuevas oportunidades. Esa es una de las estrategias del fortalecimiento.

Al tomar conocimiento de esos procesos, es posible comenzar la práctica de identificación de la acción del cuerpo de dolor. Y al identificar tu situación resulta meas fácil dejar de alimentarlo. Ver tu actuación es como lanzar un cañón de luz sobre él. El cuerpo de dolor es astuto y precisa de oscuridad, de nuestra no percepción para actuar.

Cuando no sabemos nada de esto, él nos manipula completamente pues pensamos que es parte de quien somos. Al identificar su actuación comenzamos a entender que es apenas una energía de sufrimiento que está dentro de nosotros, pero que no es parte de nuestra esencia y que desea crecer. Observar el cuerpo de dolor actuando y no alimentarlo es una práctica que precisamos aprender si queremos parar de fomentar la infelicidad.

En el momento en que surge la emoción y comienza a generar sufrimiento y pensamientos negativos, dependiendo de su intensidad, su fuerza puede ser extremamente envolvente y convincente llevándonos a un estado de inconsciencia, o sea, un estado de no percepción del mecanismo de alimentación del sufrimiento. Cuando la emoción es menos intensa, su fuerza será menor y resulta más fácil observarla sin alimentarla.

La práctica de *EFT (técnica de auto limpieza emocional, fíjate como recibir un manual gratuito al final del artículo) es una poderosa aliada para ayudar a disolver el cuerpo de dolor. Con ella conseguimos disolver la energía guardada de esos sentimientos de una forma relativamente más fácil y rápida. Aún aquellos sentimientos más intensos pueden ser disueltos con la EFT con relativa facilidad. Siempre que la emoción negativa sale a la luz, podemos aplicar la técnica y tener un alivio profundo en aquel momento. Es también muy importante que se haga una lista de eventos pasados que nos incomodan, que aún tienen carga emocional, para que se pueda de forma paciente y persistente disolver esa energía aplicando EFT. Así el cuerpo de dolor se debilita y comenzaremos a sentir más paz y felicidad.André Lima - EFT Practitioner. *EFT - Emotional Freedom Techniques -
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