El Difícil Arte de Llevar Calabazas
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 12/05/2011 12:19:28
por Valéria Centeville - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
A la mayoría de las personas se les hace difícil lidiar con el rechazo de la persona amada. En algunos casos, lo que antes era considerado amor puede convertirse en odio mortal. Sin mencionar los casos (raros, gracias a Dios) en que el enojo acaba por dar lugar a la violencia hacia el antiguo compañero o incluso causar su muerte. El dolor del rechazo es uno de los peores porque todo ser humano siente necesidad de ser amado y aceptado. Compramos ropa, zapatos y otros innumerables productos y servicios, para ser aceptados en la sociedad, en la escuela, en la familia, en el grupo de amigos, en la relación íntima y así sucesivamente.
Con todo, si incluso empeñando todos sus esfuerzos la persona se ve rechazada, puede ponerse muy triste y sentir miedo o enojo.
Cuando una persona tiene una buena autoestima, puede lidiar mejor con una ruptura amorosa. Pero cuando su amor propio ya de sí es pequeño, su corazón puede quedar destruido.
Ello porque una experiencia de rechazo evoca situaciones similares vividas por el espíritu y, si esos acontecimientos pasados están mal resueltos, pueden desencadenar una emoción muy profunda, una herida psicológica que puede llevar inflamada desde hace varias encarnaciones. De ahí a una depresión o a un síndrome del pánico puede haber tan solo un paso. O incluso puede ocurrir que el sentimiento de enojo se dirija hacia fuera, hacia el compañero que lo abandonó o rechazó.
En todos los casos en que el sentimiento de miedo, enojo o tristeza tardan demasiado en pasar, las heridas del alma necesitan ser tratadas y curadas. En la terapia de vidas pasadas ese tratamiento se lleva a cabo principalmente a través de las sesiones de regresión de memoria, conducidas por los mentores espirituales del paciente. Durante el proceso regresivo se producen catarsis (drenajes de las emociones residuales) a fin de que las experiencias traumáticas vividas en el pasado dejen de interferirse negativamente en el presente.
Llevar “calabazas” no suele ser fácil, pero con amor propio y tratamiento adecuado, todo puede superarse.
La vida puede volver a fluir y el sol a brillar.