El dolor de la pérdida
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 29/10/2010 14:01:13
por Wilson Francisco - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Esto va contigo. Es contigo misma con quien quiero tener una conversación hoy. Tú vives envuelta en pensamientos de saudade y traes el corazón sangrando de tristeza…
Lo sé, hay pérdidas gigantes en tu vida, pero piensa conmigo: ¿habrá sido Dios injusto contigo quitando de ti, de tu vida esa criatura tan importante?
¡No! Dios no comete injusticias. Entonces, si él se fue, es porque le había llegado su hora.
Ah, Wilson, entonces ¿no tengo derecho a llorar? Claro, pues el llanto por un muerto querido es una actitud sagrada.
Comprendo que podemos estar intrigados e incluso indignados. Al fin y al cabo has perdido a alguien importante en tu vida...
Un día de estos, una amiga estaba muy triste. Capté una sensación, le telefoneé. Charlamos un poco y yo le dije: Mira, si tienes ganas de enfadarte con Dios, entonces ¡enfádate! Suelta esa ira que consume tus días. Es mejor así que aparentar que no pasa nada y por dentro estar toda destruida por sentimientos nocivos.
Dios tiene oídos para todo y todos. Desahógate, enfádate un poco, expón tu dolor.
Y después del desahogo recógete y reconstruye tu vida.
Para el ser amado que se ha ido a otra dimensión, deja un sitio en tu corazón, en tu alma.
Empieza una nueva etapa en tu existencia.
¿El luto? Bueno, tú sabes que nadie muere, tan solo se muda de frecuencia vibratoria.
Imagina, entonces, que el ser amado está en un lugar diferente y distante, cuidando de su nueva vida.
Lo que es eterno, en esa etapa es el amor, y el bien que se hace es la alegría en que lidias con tu cuerpo y alma.
Date un tiempo para recomponerte y después inicia una nueva jornada.
Hazte feliz. Es un derecho y un deber. Los otros, quizás, podrán condenarte, pero es importante que reconstruyas tu vida. Sin prisa, pero con determinación.
La vida continúa y tú encontrarás un nuevo camino.
Somos seres eternos, no tienes ni idea de cuántas criaturas ya han pasado por tu vida.
Madre, hijos, maridos, ¡cuántos ya se han ido! ¡Y otros tantos vendrán!
La vida material y las relaciones en estas etapas físicas son transitorias, provisionales.
Si tienes intenso amor y responsabilidad, esas relaciones se transformarán en cimientos para la edificación de ti misma.
Solamente serán destruidos los lazos efectivazos con amor. Y esos lazos en vez de aprisionar libertan a la criatura para la felicidad.
¡Piensa que el dolor de la pérdida no puede ser mayor que tu responsabilidad de hacerte una persona feliz!