El Florecer de la Meditación
por Conceição Trucom em STUM WORLDAtualizado em 12/04/2006 13:37:56
Traducción de Teresa - [email protected]
La meditación no es un método oriental; no es simplemente una técnica. Tú no puedes aprenderla con descripciones, sino tan sólo practicando. Es un crecimiento de tu vivir total, resultante de tu búsqueda del vivir integrado.
La meditación no es algo que pueda ser añadido a ti tal como estás. No puede ser añadida a ti. Tan sólo puede venir hasta ti a través de una transformación básica, pura mutación.
Es un florecimiento, un crecimiento. Que siempre es del total, no un añadido.
Tal como el amor, que no puede ser añadido a ti. Crece a partir de ti, a partir de tu totalidad. Tienes que permitirte crecer en dirección a la meditación.
El Gran Silencio
El silencio se entiende generalmente como algo negativo, algo vacío, ausencia de sonido, de ruidos. Este malentendido prevalece porque hay muy pocas personas que hayan experimentado el silencio.
Todo cuanto han experimentado en nombre del silencio es una ausencia de barullo.
Pero el silencio es un fenómeno totalmente diferente. Es enteramente positivo.
Es existencial, no vacío.
Es un desbordamiento, con una música que nunca habías oído antes, una fragancia que no te es familiar, como una luz que sólo puede ser vista con los ojos internos. No es algo ficticio, sino una realidad, aquella que ya está presente en cada uno de nosotros; apenas ocurre que nunca miramos hacia adentro.
Tu mundo interior tiene su propio sabor, fragancia y luz. Es totalmente, intensamente y eternamente silencioso. Nunca ha habido ruido alguno y nunca lo habrá. Ninguna palabra puede llegar allí, sólo tú.
El verdadero centro de tu ser es el ojo de un huracán. Lo que pueda suceder alrededor no te afecta. Es un eterno silencio; los días pasan, los años y las épocas. Vidas pasan, pero el eterno silencio de tu ser permanece exactamente el
mismo: la misma música silenciosa, la misma fragancia de lo divino, la misma trascendencia de todo lo que es mortal, de todo lo que es momentáneo.
No es silencio tuyo. Tú eres silencio. No es algo que tú posees; tú estás poseído por él, y esta es su grandiosidad. Ni siquiera tú estás presente, porque incluso tu presencia será molesta. El silencio es tan profundo, que no hay nadie, ni siquiera tú. Y este silencio trae verdad, amor y miles de otras bendiciones, que acerca hasta ti.
Creciendo en sensibilidad
La meditación te traerá sensibilidad, una profunda sensación de pertenencia al mundo. Es nuestro mundo: las estrellas son nuestras y no somos extranjeros aquí. Pertenecemos intrínsecamente a la existencia. Somos parte de ella, somos su corazón.
Te vuelves tan sensible que incluso la menor hojita de hierba adquiere una inmensa importancia para ti. Tu sensibilidad te deja bien claro que esa hojita de hierba es tan importante para la existencia como la más grande de las estrellas.
Esa hojita es única, insustituible, tiene su individualidad propia. Y esa sensibilidad creará para ti nuevas amistades: con árboles, pájaros, animales, montañas, ríos, océanos, estrellas e incluso contigo mismo. La vida se enriquece a medida que el amor crece, que la amistad crece.
Amor, la Fragancia de la Meditación
Si tú meditas, tarde o temprano encontrarás el amor. Si meditas profundamente, tarde o temprano comenzarás a sentir un amor extraordinario surgiendo en ti, como jamás habías conocido. Una cualidad nueva en tu ser, una puerta nueva abriéndose. Te has convertido en una llama nueva, y ahora deseas compartirla con el mundo.
Si tú amas profundamente, poco a poco tomarás conciencia de que tu amor se vuelve cada vez más y más meditativo. Una cualidad sutil del silencio penetra en ti. Pensamientos desaparecen, lagunas aparecen. ¡Silencios! Tú estás tocando en tus propias profundidades.
El amor te hace meditativo, si va en la dirección acertada.
La meditación te hace amoroso, si va en la dirección acertada.
Tú quieres un amor nacido de la meditación, no nacido de la mente. Ese es el amor de que hablo continuamente. Millones de parejas, en todo el mundo, están viviendo como si el amor estuviese presente. Viven en un mundo de "como si". Lógicamente, ¿cómo pueden encontrarse contentos?
Están despojados de toda energía. Están intentando conseguir algo de un amor falso; éste no puede cumplir lo prometido. De ahí la frustración, el tedio infinito, las protestas constantes, las luchas y competiciones entre los amantes.
Ambos están intentando llevar a cabo algo imposible: convertir su caso de amor en algo eterno, una utopía. Él ha surgido de la mente, la cual no puede darle siquiera un vislumbre de lo eterno.
En primer lugar, entra en la meditación, porque el amor resultará de la meditación - el aroma esencial de la meditación. La meditación es la flor, el loto de los mil y un pétalos. Déjale abrirse. Ayúdale a moverse en la dimensión de la verticalidad, de la no-mente, del no-tiempo.
De pronto, súbitamente verás que la fragancia está presente. Es eterna e incondicional. Por ello ni siquiera va dirigida a alguien en particular. No es una relación, es más una cualidad que la circunda. Nada tiene que ver con el otro. Tú eres amoroso, tú eres amor, por ello eres eterno. Es tu fragancia.
Ese aroma siempre estuvo alrededor de un Buda, de un Zoroastro, de un Jesús.
Es un tipo totalmente diferente de amor, es cualitativamente diferente.
Compasión
Buda definió a la compasión como "amor más meditación". Cuando tu amor no es sólo un sentir deseo por el otro, no es apenas una necesidad. Cuando es un compartir.
Cuando tu amor no es el de un mendigo, sino el de un emperador, que no pide cosa alguna a cambio, pero se encuentra preparado para sólo desbordarse. Sin que lleve dirección determinada, sólo por el simple hecho de estar pleno, colmado de auto-amor.
Entonces, añade a él la meditación y la fragancia pura será liberada, el esplendor aprisionado será liberado. Esto es compasión, un fenómeno de amor espontáneo, desbordante. Su aceite esencial sublimándose en todo lugar por donde pasa.
El sexo es animal, el amor es humano, la Compasión es Divina.
El sexo es físico, el amor es psicológico y la Compasión es Espiritual.
Por tanto, la felicidad de vivir en Compasión es una conquista Espiritual.Viviendo en la Alegría sin razón alguna
Absolutamente sin razón alguna. Súbitamente tú te sientes feliz. En la vida común, sentirse feliz exige motivos. Pero esas felicidades no pueden durar.
Son momentáneas, no permanecen. Si tu alegría está causada por algo, desaparecerá. Muy pronto volverás a estar triste, ansioso. Todas las alegrías te dejan en profunda tristeza. Pero existe un tipo diferente de alegría. Súbitamente estás feliz, sin razón alguna. No sabrías decir por qué. Yo no puedo responder por qué estoy feliz.
No existe una razón. Es simplemente un hecho, una comprobación. Esta felicidad no puede ser perturbada. Ahora, pase lo que pase, ella continúa. Está presente, día-a-día. Las circunstancias cambian, pero ella permanece, entonces, con seguridad estás más cerca del Estado de Buda.
La felicidad es una conquista espiritual.
(OSHO del libro Meditación - La primera y última libertad).