El hecho de no decidir, ¡ya es una decisión!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 05/03/2012 14:35:47
por Nelson Sganzerla - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
El muro se ha hecho para que los gatos caminen por encima de él.
Sí, amigo mío, esa es la realidad.
Si consideras que abstenerte de opinar es simplemente mantenerte en la tuya: gran equivocación.
De un modo o de otro has decidido. Nada en este mundo existe sin que haya una acción; por más que intentes no opinar, el hecho de no hacerlo ya es una opinión y, por tanto, una decisión.
Al afirmar esto, me acuerdo de nuestro congreso, cuando en día de votación algunos políticos se abstienen del voto; simplemente están tomando partido, sea por A o por B; no hay forma de escapar a eso. Pero es obvio y claro que el político sabe que es así; esto se aplica a todos nosotros, que somos unos corrientes mortales.
En la vida, de una manera o de otra, tomamos partido, solo que a veces no lo sabemos.
Nada hay en este mundo que no conlleve nuestra decisión, para sí o para no. Por tanto, procura no engañarte, pensando que en cierto modo vas a abstenerte de tomar postura alguna en esta vida. Todo lo que sucede en tu día a día cuenta con tu participación, de alguna manera tú te posicionas a favor o en contra de alguien.
La vida siempre nos coloca en situaciones que son contrarias a nuestra voluntad, forzándonos a tomar posición a favor de unos o de otros. Siempre estaremos metidos en una falda estrecha y, a menudo, se hará difícil decidir a cuál de los lados brindaremos nuestro apoyo.
Ciertamente habrás pasado por situaciones difíciles cuando has tenido que decidir entre un amigo y otro. O bien optar por un nuevo amor en detrimento de un viejo amor.
Sé bien cómo es una situación así, pero te digo, no hay manera, o asumes una postura que sea efectiva o tu propio silencio demostrará qué lado has asumido en esa historia.
Desgraciadamente somos seres humanos, a merced de nuestro ego, nuestro temperamento, nuestra personalidad, a veces moldeada en la convivencia con nuestro entorno. Entonces nos volvemos prepotentes, arrogantes, orgullosos, fútiles y por qué no decirlo, incluso displicentes o indolentes en nuestras actitudes. Por más que la vida nos ponga frente a frente con la realidad, siempre hay en nosotros una vía de escape, a donde nuestra mente insiste en llevarnos, quizá porque estamos en una zona de confort, o por temor a cambiar y empezar a caminar por sendas tortuosas por las que jamás hubiéramos pensado ir.
Somos así: inseguros, miedosos, acomodadizos, aunque, por lo regular, suponemos saber todo lo que concierne a la vida ajena; nuestras actitudes, la mayor parte de las veces impensadas, determinan lo que los demás deben y pueden hacer. En todo somos expertos cuando tratamos de experiencias ajenas; juzgamos, condenamos, rotulamos, pero en tratándose de nuestra vida, somos como un cachorrillo intentando atravesar una avenida de mucho movimiento.
Cuando se trata de optar por lo que la vida nos está ofreciendo, cerramos los ojos y procuramos no ver más allá de un palmo delante de nuestra nariz, preferimos abstenernos ante las decisiones más importantes, que solo nos conciernen a nosotros, y a nadie más. ¡Pues yo te digo! Si no te decides a cambiar, si te empeñas en permanecer como las lapas pegadas a la roca en la costa de la playa, nada va a suceder para mejorar ese estado de latencia.
Puedes creerlo, mientras sigas como la lapa, agarrado a la roca, te acostumbrarás a la variación de las mareas y nada más sentirás no siendo el agua azotando tu cuerpo, repetidas veces. Estarás tan acostumbrado a ese movimiento, que ya todo da lo mismo…
Y esto siempre te hará estar en zona de confort, pero no permitirá otras aspiraciones aparte de eso; nunca sabrás que tu vida es más grande que esa roca que te sirve de prisión.
Puedes ver un ejemplo de esto que te digo en aquellas personas que nacen, crecen y mueren en un mismo lugar, de donde jamás han salido, por no haber tenido el valor de decidirse a intentar otro tipo de vida, sin un mínimo de aspiración a la felicidad, personas acomodadas en la propia situación creada por ellas mismas, claro está que inconscientemente, totalmente apáticas y entregadas, como se suele decir, al Dios dirá. Y cuando se les cuestiona por el motivo de vivir allí siempre y no tener ninguna clase de sueños, dirán: ¡así lo quiso Dios!
Creedme, en este nuestro plano terrestre todo es energía, todo es acción y reacción. Dios nada tiene que ver con eso, no procures atribuir a Dios el hecho de que tú seas infeliz. Dios jamás querría verte sufriendo por amor, por falta de recursos para tener una vida confortable, por falta de un trabajo digno, por una familia desestructurada; esto nada tiene que ver con Dios, esto tiene que ver contigo, con las decisiones que tomas o no en tu vida.
Procura reflexionar sobre esto que te digo, analiza tu situación actual, mira a ver qué decisión puedes tomar para que sea mejor, siempre hay una actitud que tomar en favor de la felicidad y entonces, sí, Dios que es Padre, te concederá lo que de mejor necesitas para una vida armoniosa. Pero procura recordar siempre: el hecho de no decidir ya es una decisión, tu infelicidad o felicidad dependerá única y exclusivamente de ti.
Piensa en ello…