EL HOMBRE, EL DESTELLO DIVINO OLVIDADO DE SÍ MISMO
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 11/09/2015 16:24:43
por Maísa Intelisano - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Es triste ver cómo las personas desperdician oportunidades preciosas de crecimiento. Alienadas de su esencia, caminan inconscientes por el mundo, creyéndose señoras de su destino. Vagan aleatoriamente pensando que eligen su rumbo, su fin.
Comparando esencias, hasta el gusano* que se arrastra por la tierra es un ser más consciente que el hombre. Sin noción de individualidad, cumple su papel cósmico obedeciendo naturalmente a los comandos divinos. Sin dejar de ser lo que es, se funde con el todo al cumplir su función, para la cual Dios lo ha creado, permitiendo su existencia.
El hombre, entre tanto, con toda la consciencia de sí mismo, mucho mayor que la de otros seres, se empeña en ignorar su origen divino, su esencia cósmica y quiere hacerse señor en un mundo donde no conoce la diferencia entre realidad e ilusión, donde no es capaz de dominar siquiera los propios pensamientos. Se ríe de otros sin percibir que, en realidad, se ríe de sí mismo. Atribuye sus lágrimas a los demás sin darse cuenta de que llora por su propia culpa. Agrede a otros sin pensar que primero se agrede a sí mismo. Se niega a amar, sin reflexionar en que se está negando a sí mismo el amor. Rehúsa tender la mano sin recordar que se rehúsa a sí mismo la mano tendida.
Pobre hombre, aislado en su orgullo y ciego en su egoísmo, rechaza al prójimo sin atinar en que lo que rechaza en el prójimo está en su propia esencia. Pese a todo, el universo se manifiesta en un ir y venir eterno e infinito. Y quien rehúsa entrar en el ritmo de ese movimiento sufre la fricción de las ondas cósmicas que lo arrojan de un lado a otro en la ringlera de las reencarnaciones hasta que aprenda a dar y recibir espontáneamente, en el flujo natural de la Creación, sin que para ello le sea preciso hacer ningún esfuerzo o sacrificio.
Maísa Intelisano
São Paulo, 30 de julio de 2002.
*Nota de Wagner Borges: "Pido permiso a Maísa para enriquecer su texto con los escritos que pongo a continuación."
¡TODO ES UNO!
Mirad el "océano" y no la "ola"; no veáis diferencia entre la hormiga y el ángel. Cada gusano es hermano del Nazareno. ¿Cómo decir que uno es mayor y el otro es menor?
Cada cual es grande en su propio sitio. Nosotros estamos en el sol y en las estrellas, tanto como aquí. El espíritu está más allá del espacio y del tiempo - está en todas partes. Cada boca que llama a Dios es mi boca, cada ojo que ve es mi ojo.
No estamos confinados a ninguna parte; no somos cuerpo, el universo es nuestro cuerpo. Somos magos que blandimos una vara mágica y creamos escenas según nuestro deseo. Somos la araña, en su enorme tela, que puede ir a donde quiera, caminando por cualquiera de sus múltiples hilos. La araña sólo está consciente del punto donde se encuentra, pero con el tiempo llegará al conocimiento de toda la tela.
Ahora somos conscientes tan sólo del lugar donde el cuerpo está, solamente podemos usar nuestro cerebro; pero cuando lleguemos a adquirir la ultra-consciencia conoceremos todo, podremos usar todos los cerebros. En ese mismo instante podemos dar un empujón a la consciencia y ella irá más allá, actuando en el supra consciente.
Estamos esforzándonos por ser y nada más; así, nada resta del Yo, como cristal puro que todo lo refleja, pero que es siempre el mismo. Cuando se ha alcanzado este estado ya no queda nada por hacer; el cuerpo se convierte en un simple mecanismo, puro, sin necesidad de cuidados, ya que no puede hacerse impuro. Sabed que sois el Infinito y el temor desaparecerá.
Decid siempre: "¡mi Padre y yo somos uno!"
Swami Vivekananda (1862-1902)