El imán y el faro
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 02/11/2012 12:55:08
por Mauro Kwitko - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Un día un imán y un faro se encontraron para charlar. De qué modo ocurrió esto, lo dejo a cargo de la imaginación y de la creatividad de quienes lean este texto. Lo que sé es que un día ellos se encontraron:
- "Ando sintiéndome muy mal".
- "¿Por qué, imán?"
- "No lo sé, soy una persona buena, no hago daño a nadie, procuro hacer solo el bien, ayudo a mucha gente, trabajo en la caridad, en un Centro Espírita, pero siempre me encuentro pesado, como si fuese cargado con un peso en mis hombros, la cabeza me pesa, tengo dolores, mi estómago duele, mi intestino no funciona bien, y otras cosas".
- "¿Por qué, imán?"
- "¿Por qué solo me preguntas '¿Por qué?', '¿Por qué?', si yo lo supiese no me sentiría siempre así, ¿tienes idea de lo que puede ser?"
- "La tengo, pero tú no vas a escuchar o, si escuchas, no vas a estar de acuerdo y si estás de acuerdo, no vas a practicarlo".
- "Pero qué negativismo, una persona como tú, un faro, siempre bien, siempre brillando, irradiando esa luz, esa aura maravillosa, nunca pensé que fueses pesimista ni negativo".
- "No soy pesimista ni negativo, soy realista. Yo sé por qué tú siempre te sientes mal, pesado, y puedo decírtelo", dijo el faro.
- "Entonces, di si estoy preparado, o si tengo que hacer algo especial para escuchar el consejo de Vuestra Majestad".
- "Sin ironía, hermano. Escucha: ¿conoces la diferencia entre un imán y un faro?"
- "Sí, el imán está siempre mal y el faro está siempre bien. ¿Algo más Mr. Luz?", ironizó el imán.
- "Voy a fingir que no te he oído. La diferencia es simple: el imán capta las negatividades, las densidades bajas de las demás personas y del ambiente, y se lo queda para sí, mientras que el faro capta la Luz de lo Alto y la irradia. El imán asimila las tristezas y los furores de otros, el faro encamina la Luz hacia ellos. El imán sufre por los dolores de otros, el faro les lleva la Luz. Por eso el imán está siempre mal y el faro está siempre bien.
- "¿Quiere esto decir que ambos sufren por los demás, pero el imán capta y toma para sí y el faro no?"
- "El imán sufre por los demás y asimila ese sufrimiento como suyo. El faro no sufre, solamente observa y comprende".
- "¡Pero el imán hace más por los otros que el faro! El imán está allí, va allí, se acerca, siente el dolor, la tristeza de la gente, el faro se queda pasándolo bien, siempre en lugar más elevado, solo irradiando, clareando, iluminando, ¿no es eso egoísmo?"
- "Ambos hacen su trabajo, solo que el imán nació con la vocación de sufrir por los demás, mientras que el faro nació con la vocación de clarear la conciencia de las gentes, de clarear el mundo. Digamos que tú has venido para sufrir por otros y yo he venido para iluminarlos."
- "Pero ¿de qué sirve iluminarlos? Ellos tienen tristezas, tienen dolores, tienen enfermedades, ¿vas a estas solo iluminándolos? Hay que ir allí, curar sus heridas, tratar sus enfermedades, consolarlos, darles una palabra amiga, tomar su mano, darles apoyo. Es muy fácil quedarse ahí arriba, en ese lugar alto, solo mirando, captando Luz, irradiando, y yo aquí abajo rallándome, tomando sus cosas, sufriendo por las injusticias, sintiendo los dolores del mundo, en otra vida quiero venir como faro."
- "Yo ya fui imán en el pasado. Un día aprendí que captar los dolores y tristezas de otras personas, sufrir por el mundo, es una mezcla de buen corazón e identificación. Y empecé a querer mantener únicamente el buen corazón y liberarme de la identificación", explicó el faro.
- "¿Cómo es eso?"
- "La persona imán tiene buen corazón, quiere hacer el bien, y lo hace, quiere ayudar, y ayuda bastante, es una persona indispensable, suaviza el sufrimiento de los demás, los consuela, pero ella sufre juntamente, ella capta el sufrimiento, lo agrega a sí y no sabe deshacerse de él, eliminarlo, liberarse de eso".
- "¿Y por eso siente ese peso, ese malestar, esa sensación de tristeza, de dolor?"
- "Sí, pues aparte de sus propias miserias, añade las de otros, aparte de sus propios sufrimientos, asimila los de los demás, aparte de sus propias tragedias, entra en las de otros. ¿Entiendes?" preguntó el faro.
- "Perfectamente. Pero ¿cómo hago para cambiar? Has dicho que antes eras una persona imán y ahora eres una persona faro, ¿cómo se hace eso?"
- "Lo primero es comprenderlo, y tú lo estás comprendiendo, después hay que aprender a sintonizar con lo Alto, más o menos permanentemente, y eso no es fácil, hace falta una postura de vida que seleccione dónde vas a poner tu atención, en qué vas a pensar, cómo vas a sentir las cosas, los lugares que vas a frecuentar, qué vas a ver en la televisión, qué vas a buscar en Internet, qué temas vas a entablar con los demás, en fin, estar con los pies en la Tierra y la cabeza en las alturas. ¿Serás capaz de hacer esto, o tienes el vicio de sufrir?"- "¿Vicio de sufrir? ¿Estás insinuando que a mí me gusta sufrir? ¿Que yo sufro porque quiero?", desafió el imán.
- "No, no estoy diciendo eso, estoy hablando sobre el hábito de sufrir que tienen las personas-imán, es como una costumbre, una actitud ante la vida, no es fácil promover ese cambio, pues muchas fuerzas interiores, muchas contrapartidas secundarias, muchas compensaciones psíquicas buscarán la manera de boicotear el deseo de cambio, incluso irritándose, criticándome e incluso sintiendo cierta envidia, que me haga accionar los mecanismos de defensa, el de la negación, el de la contestación, como ya está ocurriendo ahora". Explicó el faro.
- "¿Envidia? A decir verdad, me parece que eres un poco metiche, siempre brillando, llegas a los sitios y parece que iluminas el ambiente, todos quieren acercarse, como queriendo absorber la luz que brota naturalmente de ti, mientras que yo procuro esconderme, meterme en un rincón, para no tomar cosas de otros, su energía, todo me hace daño, me da dolor de cabeza, dolor en el cuerpo, me mareo, pienso que tienes razón, tengo que dejar de ser imán y tratar de convertirme en faro. ¿Aceptas discípulos, amado Maestro?"
- "No soy Maestro y no acepto discípulos, yo soy un discípulo. Mi Padre es Dios, mi Madre es Nuestra Señora, mi Guía es Jesús, soy un instrumento de la Conciencia Universal, soy un canal por donde brota la Luz Divina, soy un mensajero de la Esperanza, soy un atajo para la Vida".
- "¿Cómo hago para ser un faro?", preguntó el imán.
- "Empieza a evitar sufrir por los demás, a percibir sin agregar, a escuchar sin asimilar, a sentir sin captar, y cuando no lo consigas, tienes que aprender a descartar, a eliminar, a enviar a lo Alto, para que salga de ti y regrese al Todo".
- "Procuraré hacerlo, faro. De vez en cuando ¿puedo venir aquí a charlar contigo?"
- "Siempre que lo desees, imán, yo estoy siempre aquí, ¿recuerdas?"
- "Es verdad. Gracias por los consejos, procuraré seguirlos, yo me sentiré mejor y las personas que se acerquen a mí, también, ¿no es verdad?" - "Ciertamente, y me alegro al percibir que estás comprendiendo que es mejor manar Luz que captar la oscuridad, que es más saludable irradiar la Curación que captar la enfermedad, que es más sanador desbordar Caridad sobre el sufrimiento que servir de cloaca para él. Buena suerte, imán, vuelve por aquí".
- "Volveré, faro, queda con Dios".
- "Estoy sintonizado con Él. Más que creer en Dios, procura estar sintonizado con Él".
- "Sí, eso es lo que haré".
