El mayor de los tesoros
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 10/06/2011 11:04:40
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
El tesoro más valioso que el ser humano debería ambicionar, conquistar, es su dignidad. Pero ella solo puede existir en la presencia de un elemento esencial, que es la consciencia.
Aquel que permanece inconsciente de su propio poder interior, se vuelve presa fácil de las manipulaciones y se somete sin ninguna reflexión, a las exigencias provenientes del mundo exterior.
Él es finalmente reconocible por aquellos que poseen una mínima capacidad de observación. Se amolda a cualquier regla, sin ningún cuestionamiento, para garantizar la aprobación y la estima de los demás.
Ni siquiera percibe que está siendo usado por variados intereses y, un día, puede ser sorprendido por el descarte puro y simples de aquellos a quien imaginaba agradar.
La dignidad no permite que nos sometamos a circunstancias en que el respeto a nuestra condición humana esté ausente.
Quien confía en la dirección dictada por la conciencia, está dispuesto a pagar el precio que sea preciso para mantenerse fiel a si mismo.
Las relaciones que establecemos a lo largo de la vida -sean sociales, profesionales o afectivas- constituyen el principal campo de pruebas para el ejercicio de nuestro auto respeto.
Renunciar a nuestra dignidad para ser aceptado por quien quiera que sea, es el camino más fácil para la dependencia y la esclavitud.
Es esencial que busquemos, a cada momento, encontrar dentro de nosotros la respuesta a este simple cuestionamiento: estoy viviendo en sintonía absoluta con mi dignidad?
Si no conseguimos obtener un si a esta pregunta, es hora de comenzar a repensar la manera de como hemos visto nuestro propio valor.
Zarathustra divide la evolución de la conciencia en tres símbolos: el camello, el león y el niño.
El camello es un animal de carga, listo para ser esclavizado, nunca rebelde. Él jamás consigue decir “no”: es un creyente, un seguidor, un esclavo fiel. Éste es el nivel más bajo de la conciencia humana.
El león es una revolución.
El principio de la revolución es un sagrado “NO”.
En la conciencia del camello, hay siempre una necesidad de alguien para conducir y alguien para decirle: “Tú debes hacer esto”. Él precisa de los Diez Mandamientos. Precisa de todas las religiones, de todos los sacerdotes y de todas las escrituras sagradas, porque él no puede confiar en si mismo; no tiene coraje ni alma ni ningún deseo de la libertad: es obediente.
El león es un anhelo profundo por la libertad, un deseo de destruir todos los aprisionamientos. El león no tiene necesidad de ningún líder, él es suficiente en si mismo. No permitirá que nadie le diga: “Tú debes”, esto es insultante para su orgullo. Él solo puede decir: “Yo quiero”. El león es responsabilidad y un tremendo esfuerzo para librarse de todos los aprisionamientos.
Pero, aún el león no es el pico más alto del crecimiento humano. El pico más alto es cuando el león pasa también por una metamorfosis, y se vuelve niño. El niño es inocencia. No es obediencia, no es desobediencia; no es creencia, no es incredulidad: es pura confianza, es un sagrado “SIM”! A la existencia y a la vida y a todo que esta contiene.
…Zarathustra es absolutamente a favor del espíritu fuerte. Él es contra el ego, pero no contra el orgullo. El orgullo es la dignidad del hombre. El ego es una entidad falsa y no se debe pensar jamás en ellos como sinónimos.
El ego es algo que lo priva de su dignidad, que lo priva de su orgullo, porque el ego tiene que depender de los otros, de la opinión de los otros, de lo que las personas dicen. El ego es muy frágil. La opinión de las personas puede cambiar y el ego se desvanecerá en el aire.
…Zarathustra deja absolutamente claro que él es a favor del hombre fuerte, del hombre corajudo, del aventurero que entra en lo desconocido, por caminos andados, sin ningún miedo. Él es a favor de la intrepidez.
…La conciencia más baja del hombre es una deformidad: ella quiere ser esclavizada, ella tiene miedo de la libertad, porque tiene miedo de la responsabilidad;
… La conciencia más baja del hombre permanece ignorante e inconsciente, ajena, adormecida, porque continuamente le esta siendo dado el veneno de la creencia, de la fe, del nunca dudar, del nunca decir no. Y un hombre que no puede decir “no”, perdió la dignidad.
…No se consigue hacer de un león un animal de carga.
Un león tiene una dignidad que ningún otro animal puede sostener; él no tiene tesoro cualquier, reino cualquier; su dignidad está apenas en su estilo de ser: intrépido, sin miedo a lo desconocido, listo para decir “no”, mismo bajo riesgo de muerte.
…Y solamente después del león, después del gran “NO”, es posible el sagrado “SI” de un niño.
…Hay momentos, aún en la vida de aquellos que están tanteando en la oscuridad y en la inconsciencia, cuando, exactamente como un relámpago, algún incidente los despierta… y el camello no es más un camello: una metamorfosis, una transformación sucede.
Gautama Buda dejó su reino cuando tenia veintinueve años de edad y la razón fue un súbito relámpago: y el camello se volvió un león.
…La existencia tiene un interés en la inversión de su despertar, porque su despertar va a despertar a muchas personas.
Y, como regla general, toda la conciencia de la humanidad será afectada por eso. Eso imprimirá algo de su grandiosidad en cada ser humano inteligente. Tal vez pueda crear en muchos el anhelo profundo por lo mismo, tal vez la semilla pueda comenzar a germinar. Tal vez, aquello que está adormecido se vuelva activo, dinámico.
…Un hombre que tenga espíritu rebelde – y sin espíritu rebelde la metamorfosis no puede suceder- tiene que decir: quiero hacer sea lo que sea que mi conciencia sienta que es correcto, y no quiero hacer sea lo que sea que mi conciencia sienta como incorrecto. Excepto mi propio ser, no existe ningún otro guía en mi.
…El león no puede por si mismo crear nuevos valores, pero él puede crear libertad, la oportunidad en la cual nuevos valores pueden ser creados.
Y cuales son esos nuevos valores?
Por ejemplo: El Nuevo Hombre no puede creer en ningún tipo de discriminación entre los seres humanos. Éste será un nuevo valor: todos los seres humanos son uno solo, independientemente de su color, independiente de su raza, independiente de sus geografías, independiente de su historia. Apenas “ser humano” es suficiente.
…La verdad no es un juguete, no puedes comprarla lista…Tendrás que buscarla en los silencios más profundos de tu corazón. Y, excepto tú, nadie más puede ir allí.
…Y donde quiera que tú estés sentado silenciosamente, meditativamente, amorosamente, creas un templo de conciencia a tu alrededor. No precisas ir a ningún lugar para adorar, porque no hay nadie más elevado que tu consciencia, no hay nadie a quien debas hacer cualquier adoración.…El verdadero sabio se vuelve nuevamente un niño.
Pero, la diferencia es enorme.
El niño como tal es ignorante. Él tendrá que pasar a través del camello, a través del león y volver, nuevamente, hacia el niño y este niño no es exactamente el antiguo niño, porque él ahora no es ignorante.
Atravesó todas las experiencias de la vida: de la oscuridad, de la libertad, de un impotente “si”, de un feroz “no” y no obstante, se olvidó de todo aquello.
Eso no es ignorancia, y si inocencia. La primera infancia era el comienzo de la jornada. La segunda infancia es el complemento de la jornada.
"As Três Metamorfoses do Espírito - (Comentários de Osho sobre o Zarathustra de Nietzche)"
