El Perdón
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 17/01/2010 11:02:27
por Merit Rabanés - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Una de las enseñanzas más difíciles que podemos extraer de las lecciones del MAESTRO JESÚS es la de perdonar a aquellos que nos han ofendido, nos han lastimado, nos han causado dolor.
La regla es perdonar 70 X 7, pero ¿cómo perdonar todo eso si no logramos siquiera comprender el proceso de lo que es el perdón?
Todo cuanto otras personas nos hacen de ruin, según la ley de acción y reacción, les es devuelto.
Perdonar no es desear que sufran.
Perdonar es comprender que ellas son tan falibles como nosotros mismos, solo que han elegido equivocadamente en la tentativa de hacer algo bien.
Incluso cuando alguno quiere vengarse, considera que quiere hacer lo que está bien.
Todo el mal que quieren hacer tiene la justificativa de que es para el bien de aquel que va a recibir el castigo.
Perdonar es bajar del pedestal y ver que estamos todos en el mismo suelo.
Perdonar es comprender el fallo del otro y pasarlo por alto.
Pasar por alto no nos obliga, necesariamente, a aprobar el mal que otro ha hecho, sino que significa que podemos comprender lo que sucedió, que no estamos de acuerdo con lo que ocurrió, que ha dolido, pero que podemos comprender, aceptar y perdonar.
Nosotros podemos.
Pero ¿por qué queremos mantener el poder de quien nos hace el mal?
¿Por qué no destituimos a los menos buenos de su falso reinado de maldad?
¿Por qué no les mostramos que comprendemos lo que ellos hacen, que no lo aceptamos para nuestra vida, pero que podemos comprender los motivos que les han llevado al error?
¿Por cuál motivo, definitivamente, insistimos en mantener a los ofensores en sus puestos distinguidos de maldad?
Es hora ya de mostrarles que ellos se han equivocado, sí, pero que su yerro es comprendido.
El perdón no solo alivia nuestro corazón sino que además avergüenza a aquel que nos ha atacado. En un momento o en otro él tendrá conciencia del mal hecho y quedará muy mortificado, además de por haber causado daño, por haber recibido nuestra comprensión.
Las personas no nobles se fortalecen en el miedo que cultivamos a que ellas siempre podrán hacernos daño, pero, en la medida en que empezamos a demostrar que comprendemos lo que hacen, cualquier intención ya estará, por sí misma, desvirtuada. Porque quien hace el mal, quiere ver nuestro sufrimiento y cuando se depara con nuestra nobleza en comprender y perdonar, se afloja.
Cuánto más perdonemos, menos fuertes se sentirán los impíos y más activos estaremos en el ejercicio del bien. Date esta posibilidad. Desarma el mal con tu comprensión. Tú puedes.