El poder curativo del Tao
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 18/07/2016 09:56:59
Autor Xavier Andre - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
A veces me siento un poco deprimido, decepcionado con mi vida, molesto con el paso imparable del tiempo. A lo mejor no hay nada en concreto con qué preocuparme, no tengo ningún problema grave, de salud no ando mal…
Me parece que esto es algo corriente, que muchas personas padecen de este mal de melancolía. Los gallegos empleamos un término, al lado del más conocido de “saudade”: Acostumbramos a decir que tenemos o andamos con “morriña”. Esto puede ser porque nos falte algo en concreto, como nuestra tierra (en el caso de que estemos fuera de ella) o una persona querida, pero también podemos sentirla sin tener un motivo claro, sin que logremos identificar su causa.
Pienso que algo semejante les ocurre a muchas personas por todo el mundo, hasta a las más acaudaladas y ricas. Siendo así, si no nos falta nada en concreto, si no pasamos hambre ni calamidades, ni tenemos la vida en peligro, ¿por qué será que sentimos esta “morriña”, esta “saudade”, esta melancolía y tristura? ¿Cuántas personas mucho menos privilegiadas que nosotros que pudiesen observarnos envidiarían nuestra situación, sin lograr comprender nuestra frecuente tristura?
Ante esta paradoja y la desazón que produce, nuestra mente se inclina a buscar una causa concreta, un chivo expiatorio, para que nuestra angustia existencial se haga más soportable. Así, se nos da por pensar que nuestra vida no ha cumplido nuestras expectativas, que las otras personas nos han fallado, o nosotros a ellas, que el tiempo está inevitablemente dando cabo de nosotros, que algo malo nos acecha en el futuro, que somos egoístas, que no valemos...
Según algunos maestros espirituales y psicólogos transpersonales, como Eckhart Tolle y Steve Tayor, esa nuestra constante tristura e infelicidad se produce porque hemos perdido la dimensión espiritual de nuestro ser, que sería nuestra esencia e identidad verdadera, libre de la necesidad de aceptación y de alabanzas, del agobio del tiempo, de preocupaciones imaginarias. Nuestro espíritu es libre de toda ambición, es completo en sí mismo.
Aceptando esa hipótesis, un medio de entrar en contacto con nuestra dimensión espiritual, y así liberarnos de esa morriña o depresión existencial, es el Tao.
Cuando yo me siento deprimido, infeliz o con esa “morriña” existencial, me gusta echar mano del “Tao Te Ching”, y por veces consigo trascender mi mente y entrar en esa dimensión espiritual que, quiero creerlo así, es mi “yo” verdadero, libre y feliz…
Renuncia a tu pretendida erudición y tus problemas terminarán
¿Cuál es la diferencia entre el sí y el no?
Entre el bien y el mal, ¿cuál es la diferencia?
De veras, ¿tienes que temer lo que las otras personas temen?
¡Eso son cuentos, te engañas a ti mismo! Observa:
Las otras personas están contentas
como si estuviesen en una romería
sólo yo estoy indiferente, inexpresivo
como un niño que aún no ha aprendido a sonreír.
Las otras personas poseen más de lo que necesitan
sólo yo parezco no tener nada
Yo estoy perdido
andando de un lugar para otro
sin tener a donde ir
Yo soy como un inocentón
mi mente está en caos
Las personas corrientes son estupendas
sólo yo soy oscuro
Las personas corrientes son listas
sólo yo soy hosco
Las personas corrientes saben diferenciar
sólo yo estoy aturdido y confuso
Yo ando a la deriva en las ondas del océano
al sabor del viento
Las otras personas tienen sus metas
sólo yo soy oscuro y salvaje
Yo soy diferente de las personas corrientes
Yo me nutro de los senos de la Gran Madre