El político corrupto
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 18/07/2011 08:57:28
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
"Yo sigo siendo solo un payaso, lo cual ya me sitúa en un nivel bastante más elevado que el de cualquier político". (Charles Chaplin)
Siendo como somos deudores frente a las leyes naturales, tenemos en el libre albedrío la libertad de elecciones, ya sean buenas o malas. Por tanto, nosotros mismos dirigimos nuestras vidas según lo que decidamos, sin interferencia de tales leyes.
No obstante, a través de las sucesivas reencarnaciones del espíritu, la mente de talante perverso hace de la trayectoria vital una oportunidad de practicar la violencia implícita o explícita. Y el poder es el medio ideal para la práctica de actos ilícitos que favorezcan a uno mismo o a terceros.
La política, observada como poder, revela en sus bastidores una gama muy variada de corruptos que no tienen el menor escrúpulo en crear esquemas que desvían fondos públicos para la satisfacción de intereses particulares o de un grupo de personas, pequeño, mediano o grande.
A medida que el individuo corrupto siente satisfacción en su práctica, la corrupción se convierte en un vicio, y los actos ilícitos se repiten de una forma obsesivo-compulsiva.
La política actual, herencia del poder conquistado a sangre, hierro y fuego, en las violentas batallas campales de la Edad Media, es reflejo de un pasado salvaje, en el cual el honor, la justicia y la verdad eran valores manipulados por los victoriosos, que establecían sus "reglas" sobre los derrotados.
¿Cuántos de estos políticos corruptos que hoy desfilan en el escenario público, son "viejos conocidos" unos de otros? ¿Cuántas oportunidades reencarnatorias han tenido para regenerarse, y pese a todo, han reincidido diversas veces en el mismo error?
Por lo regular, el "corrupto empedernido" no construye su currículo en una única vivencia. Esa experiencia ya la trae de otras vidas, en las cuales ejerció el mando y practicó formas de violencia que perjudicaron a otras personas.
El ciclo reencarnatorio del individuo corrupto, del estafador, y del que mantiene otros comportamientos enfermizos en que la perversidad está presente, representa para la mayoría de estos individuos el estar cautivos de sí mismos, o sea, el estar envueltos en la energía de la obsesión que ciega y condiciona el libre albedrío.
La seducción y la tentación son características humanas asociadas al poder. Cuando el espíritu encarnado trae en su bagaje (currículo) un patrón conductual compatible con la corrupción, la tendencia es a seguir practicando, al asumir un cargo público, lo que ya venía haciendo en otras vidas. En tal sentido, solamente el amor y la educación equilibrada transmitida por los padres - o sustitutos - podrá alterar esa "tendencia".
Aprendemos por el dolor o por el amor. La elección es nuestra. Somos lo que elegimos para nuestras vidas. Pero ante las leyes espirituales nada pasa desapercibido. Puede que engañemos a millones de personas a través de esquemas sigilosos, pero no podemos engañarnos a nosotros mismos ante el "tribunal" de la propia conciencia.
"La verdad os hará libres", dijo Jesucristo a la multitud. La mentira, los perversos mecanismos mentales y espirituales asociados a la corrupción, esclavizan al individuo hasta el punto de hacerle perder casi cualquier referencia que lo ligue a valores eternos.
En este amanecer de milenio los corruptos están teniendo las últimas oportunidades reencarnatorias de regenerarse. Aquel que reincida en el error será, en un futuro cercano, transferido a una realidad interdimensional compatible con su grado de adelanto espiritual.
Nuestro mundo, al entrar en el proceso de regeneración espiritual, empieza a depurar su energía. Las próximas generaciones de humanos vendrán cada vez más lúcidas y adecuadas a las transformaciones que representan una nueva fase de transición del planeta Tierra.
Una realidad en que la selección natural de los espíritus que aquí vivirán estará basada en las leyes naturales que rigen el universo. Quienes no se adecuasen a esa nueva realidad serán, compulsoriamente, forzados a reencarnar en mundos donde las sombras predominan.
Las oportunidades son iguales para todos. Lo que cambia son las elecciones según el libre albedrío. Muchos prefieren plasmar aquí su valle de lágrimas. Otros, su iluminado camino.