El Principio de la Vibración y el sonido en los tres centros humanos
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 14/06/2014 10:35:07
por Mariana Montenegro Martins
Traducción de Teresa - [email protected]
La Física Cuántica trabaja hoy con la idea de un campo universal unificado que abarcaría todo lo existente. Este campo es el Todo, es la frecuencia fundamental. Según el profesor y físico Laércio da Fonseca, la creación se verifica a través de una oscilación en el campo, que genera una onda, que es portadora de energía e información. El Principio Hermético de la Vibración, en el Caibalión, muestra también que las diferencias entre las formas de manifestación son resultado de las variaciones de vibración.
El universo es vibración en diferentes grados o escalas. La vibración del Espíritu es tan rápida e intensa que puede parecer que está parada, como una rueda cuando gira muy rápido. El Caibalión dice que “cuanto más denso sea un material, más estable es, y menor su vibración”. Y que “nada está parado; todo se mueve; todo vibra”. La vida creada es esencialmente movimiento, todo es cambio en la naturaleza, pensaba el filósofo Heráclito.
La intención y la vibración crean las formas. Con la intención que tengamos al emitir un sonido, producimos un patrón vibratorio. Por eso a veces el tono, el modo en como hablamos, es más revelador que las palabras. Cuando la intención y las palabras entran en acuerdo, cuando crean un acorde, y tocan diferentes notas simultáneamente, tenemos una armonía. La palabra ‘per-sona’ en su origen significa “a través del cual pasa el sonido”.
Las palabras son formas, que pueden ser vacías, dependiendo de la intención y de la consciencia de quien las pronuncia. La energía sigue al pensamiento. Por eso una oración, una escritura sagrada, o un cántico religioso, tendrán el poder que les viene dado por la intención y la consciencia de aquel que canta o recita. El poder viene dado a la cosa por la intención, y atribuido por la mirada de su observador.
Cada sonido actúa específicamente sobre un centro energético, resuena en un área vibratoria específica del cuerpo. Los centros principales son: el básico (centro vital; Hara), el cardíaco (centro personal) y el de la cabeza (centro impersonal). El sonido de los tambores, por ejemplo, estimula los chakras básicos, e impulsan a la acción. Los sonidos melodiosos de un instrumento como la guitarra, estimulan el centro cardíaco, la afectividad. El centro de los chakras superiores es activado por sonidos de poca modulación, suaves, como el de la música New Age, que trae paz y equilibrio interior.
Algunas tradiciones musicales de la India y ciertos instrumentos, como la cítara, activan los tres centros al mismo tiempo. Esto promueve el alineamiento perfecto entre los centros principales y todos los demás chakras. La vibración del centro básico debe elevarse, mientras que la vibración del centro superior debe bajar y corporificarse. Y en el corazón es donde se produce ese encuentro, que es el centro personal del Ser, nacido de la tierra y descendido del cielo.
Los sonidos pueden abrir portales dimensionales. Cuando elevamos nuestra vibración, podemos sentir la presencia de seres espirituales de otros planos y comunicarnos con ellos. Cuánto más alta sea la frecuencia alcanzada, más calma tiene la persona y menos reacción. Pues ella está en contacto con el plano de las causas, y así todo su estímulo va a ser proactivo en vez de reactivo. Ella tiene la clave de la creación y puede cantar la armonía de las estrellas. El espíritu en armonía con el OM, el sonido primordial, es el propio canto de Dios.