El sentido de la vida – la vida tal como es
por Maria Guida em STUM WORLDAtualizado em 05/04/2006 12:47:42
Traducción de Teresa - [email protected]
Los Maestros de la Fraternidad Blanca nos enseñan que “Yo Soy” es una constante afirmación de todo lo que vive.
Meditando sobre este punto, me pregunto si todo lo viviente tiene conciencia de que está viviendo, y llego finalmente al punto en que todo se aclara: “Vida es conciencia, en diferentes e infinitas gradaciones” me susurra al oído uno de mis instructores, justamente ahora, mientras escribo.
Tal vez por esto, ellos, los maestros e instructores, insisten tanto sobre la cuestión del auto-conocimiento, o ampliación de la conciencia.
No ha sido fácil para la ciencia establecer los presupuestos que definen qué es la vida. ¿Vive todo lo que se mueve? ¿Todo lo que se nutre? ¿Todo lo que respira? ¿Todo lo que pulsa? ¿Todo lo que vibra? ¿Todo lo que establece algún tipo de trueque energético con su ambiente?
Aun cuando ha sido posible trazar una línea divisoria entre lo que vive y lo que no vive, esa línea todavía tiene puntos ciegos, zonas obscuras, donde sencillamente no hay manera de distinguir aquello que está vivo de lo que no lo está. Y no es difícil entender por qué.
Todo cuanto existe está formado por átomos, más o menos densamente agrupados, más o menos intensamente integrados, trocando energías con mayor o menor periodicidad. Pero siempre vibrando, pulsando a partir de un punto central.
Abandonando el sistema occidental de pensamiento, sentimos y sabemos que todo cuanto existe está vivo.
Vida es un fenómeno que acomete a todo lo existente. Se extiende sobre todo el Universo. Es cualidad absoluta de todo lo que hay.
Vida es conciencia emanando a partir de un punto central, buscando expandirse hasta su máxima posibilidad de irradiación, para expresar su primera e inmediata realidad. La afirmación de que “Es lo que es”. Vida es conciencia materializada, constantemente repitiendo: ¡Yo soy!
Si todo lo que hay, dentro y fuera del mundo conocido, está vivo, hemos de admitir que “no-vida” es la única cosa que no hay.
Tú debes estar preguntándote por qué utilizamos la expresión “no-vida”, en vez del antónimo habitualmente usado. Ocurre que la palabra muerte, y la realidad que ella representa, no sirven para definir lo que no existe, lo que nunca existirá.
Muerte no es sinónimo de no-vida. Tampoco viceversa.
Porque la vida, en sus incontables fases de conciencia, pasa por innumerables episodios de transformación, experimentando nuevas formas de expandirse, nuevas maneras de expresarse y afirmar que “Es lo que es”.
Si permanecemos algunos minutos en silencio, propuestos a un mediano ejercicio de sinceridad y nos preguntamos cuál es la razón última para todo cuanto hacemos, llegaremos fatalmente a reconocer que todo lo que tenemos de verdaderamente nuestro es el rítmico (o arrítmico) palpitar de nuestro corazón.
Ese pulsar es la exteriorización más inmediata de nuestra conciencia, afirmando repetidamente que “Es aquello que es”.
Todo lo existente es una porción individualizada de materia consciente, organizada de modo a expandirse a partir de un centro, buscando irradiar e intercambiar energías, en esferas de influencia cada vez mayores.
Cuando esa irradiación e intercambio pueden ser mantenidos con periodicidad regular, se denominan respiración.
Respirar es mucho más que aspirar átomos de oxígeno y liberar gas carbónico.
Respiración es conciencia en acción, no sólo pulsando en afirmación constante de que “Es lo que es”, sino también sosteniendo esa afirmación e influenciando sobre el ambiente y las demás conciencias que lo comparten a través de la irradiación y trueque.
Si permanecemos quietos durante algunos minutos, propuestos a un mediano ejercicio de sinceridad, reconociendo que somos conciencia materializada, pulsando la afirmación constante de que “Somos lo que somos” y buscando irradiar esa energía afirmativa a todas las demás conciencias que con nosotros comparten el Universo, habremos conseguido hacer aquello que la mayoría de las personas considera bastante difícil de realizar.
Habremos entrado en comunión con el Todo.
Nos sentiremos parte de aquello que únicamente existe y verdaderamente es.
Habremos alcanzado el Alfa y el Omega.
Y aunque no tengamos la menor intención, estaremos en contacto con la esencia del Universo. La fuente de la propia vida. La vida, tal como es.
Y esto, queridos amigos, es lo que llamamos meditar.
¡Somos todos UNO!
