El sentimiento de culpa
por Ronaldo Cardim em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:35:12
Traducción de Teresa
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El sentimiento de culpa se caracteriza por una reprobación consciente o inconsciente que una persona hace de un acto o conducta suya en el pasado.
Ese sentimiento es, sin duda, uno de los más graves villanos de la salud física y mental de la humanidad. Lo mismo que el miedo, el sentimiento de culpa también tiene sus raíces hundidas en el pasado. Una cultura basada en el desconocimiento científico, en una religiosidad dogmática y tendenciosa, reglas morales y sociales en que se mezclan conceptos serios y saludables con otros inhumanos e hipócritas forman las causas de origen de la gran mayoría de los episodios de sentimiento de culpa. Las reglas religiosas, las leyes, las convenciones sociales, creadas para organizar y regular las diversas formas de relación entre las personas, actúan ciertamente como grilletes que nos atan al sentimiento de no ser lo bastante buenos para cumplirlas. La reprobación de un comportamiento pasado origina en la persona un sentimiento de frustración identificado por la percepción de cómo procedió y de cómo cree que debía haber procedido. Por eso la culpa viene siempre acompañada de remordimiento, autocensura, rabia, resentimiento, auto-punición, preocupación exagerada por la opinión de los demás, baja autoestima y otros sentimientos igualmente negativos. Esos sentimientos asociados, o individualmente arrastrados a lo largo del tiempo, van desarrollando en la persona una sensación de amargor, de desplacer por la vida. Es importante recordar que los sentimientos son pensamientos estructurados en relación a algo o alguien. A partir de ahí el cuerpo físico va "oyendo" esos pensamientos constantemente emanados y va alterando su metabolismo, pasando a producir y distribuir al sistema celular todas las químicas y energías alteradas. Así, todo el organismo físico pasa a ser alimentado con energías y químicas alteradas de una fórmula que de saludable pasa a ser malsana. A ese proceso llamamos "Somatización", o sea, cuando algo del plano emocional se instala en el cuerpo físico. El cuerpo entonces va siendo alimentado con energías y químicas nocivas para la salud del cuerpo, iniciando un proceso de "envenenamiento". Todo el cuerpo físico, así como el cuerpo energético, empiezan a sufrir alteraciones que pueden variar de ligera sensación de malestar y dolor de cabeza hasta los más severos desvíos mentales, o procesos cancerígenos. Entre estos dos extremos hay una gama casi infinita de formas de manifestaciones sintomáticas de alteraciones físicas y mentales generadas a partir de un desapercibido sentimiento de culpa. Esas consecuencias se producen porque la culpa va siempre acompañada de sentimientos de remordimiento, de censura, de ser indigno, malo, y una inconsciente necesidad de auto-punición.
Tenemos que aprender a ser más complacientes con nosotros mismos cuando nos equivocamos.
El error es el camino para el acierto, equivocarse es una de las formas para llegar a acertar.
Cuando el error es aprovechado como experiencia, como aprendizaje, podemos decir que ha sido útil o constructivo. El psiquiatra suizo C.G. Jung (1875-1961) decía: "La verdad emana del error. Por eso nunca he tenido miedo de cometer un error, ni de él me he arrepentido seriamente". Es importante que entendamos el error como parte del proceso de acierto.
Lo que no puede ocurrir es la reincidencia en el mismo error de manera inadvertida e inconsecuente. No querer verlos o reconocerlos y no asumir los errores es lo que los convierte en dañinos.
Es posible, con una buena dosis de buen sentido, identificar en nosotros o en otros las características de portadores o no del sentimiento de culpa. Las personas que padecen sentimiento de culpa frecuentemente presentan algunos de los siguientes comportamientos: autoestima muy baja, constante sentimiento de rechazo, no tienen amor propio, sienten necesidad de agradar a los demás, dificultad para decir que no, preocupación exagerada por la opinión de otros, dificultad en aceptar lo que se les da por no considerarse merecedores, dificultad en asumir la responsabilidad por sus actos, enojo reprimido, echar la culpa a otros por sus sufrimientos y sus dolores, frecuentemente se sienten víctimas de la situación o de los demás, hacen más para otros que para sí mismos.