EMDR - La Cura Emocional del siglo XXI
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 26/02/2019 07:28:15
En la terapia en EMDR la elección del objetivo que haya de ser procesado es fundamental; para ello, ya en las primeras consultas terapéuticas, se hace una especie de pesquisa “arqueológica”, consistente en un cuestionario abierto con el propósito de conocer el historial de vida del cliente, aspectos de su personalidad, escenas vividas, traumas impactantes y disparadores emocionales.
Los primeros momentos de contacto terapéutico, juntamente con el cuestionario abierto que se ha de hacer, son extremadamente importantes porque además de indicar cómo funciona el paciente, también sugieren caminos posibles para ayudarle con mayor eficiencia. En el cuestionario se hacen preguntas que tienen que ver con el período de la niñez, el momento actual y los proyectos futuros.
Durante las sesiones en EMDR el cliente es estimulado a permitirse recibir por libre asociación, y sin juzgamiento alguno, todo lo que vaya surgiendo en su mente, en sus pensamientos y emociones, siempre confiando, por inusitado que pueda parecer, en los caminos que su máquina biológica va a recorrer con la finalidad de curarse.
En los intervalos de una a otra secuencia de activación neurológica, se le incentiva a contar lo que sucedió; y cuando necesario, el terapeuta le ayudará, mediante determinadas intervenciones, a tener más consciencia en todas las vivencias que vaya teniendo.
Durante el período de reprocesado, suelen surgir una serie de recuerdos que se asocian a otros, que llevan a desbloquear diversos contenidos emocionales represados. Como respuesta al proceso, surgen ponderaciones en relación a la vida como un todo atemporal asociado al momento presente, contando además con la apertura de nuevas y más saludables redes neurológicas de respuestas a cuestiones antes impensables.
No podemos olvidar que uno de los principales motivos para que ocurra todo este fabuloso montante de sanación emocional se debe también a la calidad del contacto entre terapeuta y paciente, la empatía, la conexión, sumados a un profundo conocimiento sobre ese tipo de terapias, lo cual con toda seguridad marca toda la diferencia.
Mi propósito como psicóloga en EMDR es que el reprocesado cumpla su papel de ser un verdadero divisor de aguas en la vida del cliente.
Algunos pacientes se sienten perplejos y necesitan tiempo para absorber lo que ocurre durante la sesión; y más perplejos aún al percibirse cambiados para mejor, incluso en sectores que siquiera pensaban.
¡Cuanto más despiertos, mejor!