En busca del amor
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 15/07/2009 12:40:40
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Parece que la mayoría de nosotros ha nacido carente. No hay más que echar un vistazo a la maternidad, pocas son las criaturas tranquilas en su sueño ingenuo. Buena parte de los críos ha traído grabadas en su subconsciente la carencia y la necesidad de acogimiento. Y siguiendo ese razonamiento, no estaríamos en lo cierto si afirmásemos que los niños deberían nacer sonriendo.
Claro que la vida es una gran dádiva, una enorme ocasión de aprendizaje y liberación, pero no es muy fácil encarar los desafíos de la vida en la Tierra.
¿Cuántos son los realmente acogidos en el vientre materno?
Y los que han sido rechazados por la madre ¿tendrán que convivir eternamente con sus penalidades?
En las sesiones individuales en Vidas Pasadas, el rechazo toma un lugar de destaque en los motivos de sufrimiento, no obstante, la mayoría de los que sufren y protestan por este mal no perciben que con sus actitudes actuales aún perpetúan las angustias, considerándose merecedores de un amor mal vivido.
Sí, porque si no perdonamos a nuestra madre que no ha sabido acogernos, ¿cómo desearíamos que fuese?
Puede que tú, que lees este texto, pienses en lo que ocurre cuando nos parece que perdonamos y, en realidad, no perdonamos, porque el perdón no es exactamente un acto consciente… Pero la tristeza puede ser asumida por la conciencia.
He aprendido con los Maestros que tenemos que aprender a reconocer nuestros patrones de comportamiento y, conscientes de nuestros actos, empeñarnos en hacer un cambio. Cuando modificamos una forma de pensar, seguida de un cambio de actitud, lo que ocurrió en el vientre materno deja de ser tan importante y la energía relativa a aquella cuestión se disuelve. Algunos casos exigen más atención, pero nuestra voluntad siempre es más fuerte que el problema, aunque no tengamos claro en nuestra mente que es así como funciona.
La voluntad humana es uno de los puentes de conexión entre el hombre y lo sagrado, y es la fuente de toda cura, el generador interno de amor.
Una persona muy triste puede modificar ese patrón cuando se conecta con esta luz interior, sin embargo la mayoría de nosotros busca fuera lo que debería buscar dentro. Parece que hemos aprendido a necesitar de las personas y ahí es donde comienza todo el error: hemos aprendido a necesitar y no a compartir…
Volvemos al bebé y su madre. Incluso en esa relación en que parece que el crío es totalmente dependiente de la madre, desde la perspectiva espiritual no sucede así. La madre se nutre del amor del crío, aprende a abrirse interactuando con el hijo y si la mujer se permite expandir el corazón de veras, sin reservas, esa relación puede ser divina. Sin embargo, de vuelta al mundo real y a las dificultades humanas, lo que vemos son madres asustadas, temerosas del compromiso de cuidar y de educar a la criatura, o peor todavía, mujeres que han tenido un hijo pero aún no han aprendido cómo cuidar bien de sí mismas. Pero este mundo nuestro es como es, y no debemos exigir de la vida una perfección completa, todo está bien. Incluso en relaciones en que el amor no se muestra abiertamente, está todo bien… porque muchas veces, a través de los desafectos, aprendemos a valorar y potenciar el amor.
Los Maestros enseñan que la sombra potencia el descubrimiento de la luz, siendo una energía no solo opuesta a la otra, sino complementaria. Así, podemos confiar en que cuando algo muy sufrido ocurre en nuestra vida, muy pronto se producirá un aprendizaje y algo bueno se manifestará para nosotros. Es preciso tan solo coraje y determinación para levantarse después del sufrimiento.
