En busca del gozo perfecto
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 26/04/2011 17:26:31
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Según el Espíritu Joanna de Angelis por psicografía de Divaldo Pereira Franco, en “El ser consciente”, el sentido y significado de la vida se centra en la búsqueda y hallazgo de la felicidad, lo cual constituye el más frecuente desafío existencial responsable por las continuas relaciones humanas. La felicidad, por eso, se hace difícil de lograr y, no raramente, muy compleja, y en su contenido difiere entre los grupos sociales. Confundida con el placer, pierde su carácter, haciéndose frustrante y atormentadora. La visión de felicidad siempre es distorsionada, llevando al individuo a considerar que cuando no se encuentra feliz algo no anda bien, lo cual es una conclusión incorrecta.
Y concluye Joanna de Angelis: El sueño humano de felicidad es róseo, marcado por el confort, el ocio y el poder, gracias a los cuales se disfrutaría de bienestar y gozo, inadvertidamente considerados su logro. Esa búsqueda del self profundo ha de superar e incluso reventar las resistencias inhibidoras, el sentimiento de culpa, cuyas energías serán canalizadas hacia la conquista de la felicidad.
En el planeta Tierra el hombre es la única especie que busca la satisfacción y el placer en la experiencia vital. Con todo, perseguido y deseado desde hace miles de años, el gozo aún se encuentra en sintonía con su naturaleza animal e imperfecta.
La verdad es que el problema en sí no es el gozo, sino los desequilibrios psico-espirituales resultantes de la búsqueda de satisfacciones que revelan el lado sombrío y perverso del ser inteligente.
El sadismo, que envuelve el placer con el sufrimiento ajeno, o sadomasoquismo – sadismo + masoquismo – que es la búsqueda del placer sexual por medio de técnicas que producen dolor físico y niveles de sufrimiento, son ejemplos de tales desequilibrios…
En ese sentido, el gozo del sádico puede estar en la crítica contumaz, en la burla, en el sarcasmo, en la práctica del acoso, en las perversiones sexuales. Pero, principalmente, en la psicopatía, cuando el individuo manipula, seduce o mata con el objetivo de sentir placer con el sufrimiento producido a sus víctimas.
El gozo en desequilibrio está en el violador, en el pedófilo, en el corrupto, en el pistolero de alquiler y en toda forma de aberración humana que tiene en el empleo de la violencia, explícita e implícita, su herramienta preferida.
La búsqueda desenfrenada de la satisfacción puede estar en la práctica compulsiva del acto sexual, en el acto repetitivo de quienes buscan en la dependencia química la razón de vivir, en la idolatría – narcisista – del cuerpo o en el placer mórbido de entrometerse en la vida ajena.
En fin, la búsqueda del gozo impulsivo se encuentra subentendida en todas las formas de desequilibrios psíquicos y espirituales, pues son milenios de existencia del espíritu inmortal, cuyas trayectorias vitales están repletas de decisiones comprometedoras en el ámbito de las Leyes Naturales que rigen el universo.
Con todo, también forma parte de esa andadura existencial la búsqueda consciente de una vida saludable – el gozar de salud – cuya meta es llegar a alcanzar el equilibrio psico-espiritual. Es cuando exteriorizamos la alegría de la vida a través de lo lúdico, de las relaciones interpersonales, del amor y el sexo en las relaciones afectivas y de la espiritualización como indispensable componente en el contexto de la existencia.
En esa dirección, el desafío del hombre del tercer milenio – el hombre nuevo – es emplear, en beneficio propio y del prójimo, el conocimiento acumulado de muchas vidas del espíritu inmortal. Para que esto ocurra de forma colectiva se halla a su disposición, para manipularla con múltiples fines, la sutil energía que emana de la Fuente Universal.
Como ejemplos, encontramos esa sutil energía en el Reiki, en el pase espírita (fluidoterapia), en las esencias florales y demás formas energéticas de tratamiento consideradas “informales o alternativas” desde la perspectiva materialista. También puede encontrarse en la plegaria espontánea, en la práctica de la caridad desinteresada, en el proceso de reforma interior y en la meditación, entre otros.
Por tanto, la búsqueda del gozo asociada al vínculo de su interdimensionalidad, se eleva a naturaleza trascendental y reivindica espacio en el contexto de la vida humana.
Conocer y hacer uso equilibrado de esa sutil energía que cura y renueva al “hombre viejo” es invertir en auto-conocimiento y en salud integral. No tenerla en consideración es abdicar de algo que nos pertenece y que así no revierte en beneficio propio.
La vida está hecha de decisiones y a cada reencarnación el individuo se halla ante el eterno dilema: ser o no ser. Y, tal como ha ocurrido en el pasado, la inconsciencia de lo efímero o la conciencia de lo eterno debe, una vez más, confundir al hombre viejo, pero no al hombre nuevo que desafía al presente en busca de un encuentro con la felicidad, o sea, el gozo perfecto.
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