Enfocarnos en la alegría, una elección de vida
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:34:23
por Isha - [email protected]
Traducción de Teresa
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¿Has notado qué fácil es enfocarnos en aquello que nos pone cabizbajos, densos, con apariencia deprimida? Y ¿por qué es así? Sólo porque nos alejamos de lo natural. ¿Qué es la depresión? Lo opuesto a la expresión. Entonces, ¿en qué te enfocarás según el resultado que pretendes alcanzar? Lo que hay que hacer primero es empezar a enfocarnos en la alegría - en la belleza, en la inocencia, en el aprecio, en el amor y en la gratitud presentes en cada momento. ¿No va siendo hora ya de que tengamos un poco más de eso?
¿Cómo se expresa la alegría? Esto es lo más maravilloso de la alegría: no tiene un formato fijo. Su forma es una vibración de vacío. La alegría es como una cascada de montaña: burbujas efervescentes, surgiendo eternamente de sus profundidades. Su espontaneidad constante nutre y refresca, fluye y llena. La alegría no busca lo que está mal, no critica lo externo en pos de un culpable para sus sentencias y predicamentos. Si lo hiciese, sus aguas enseguida se estancarían, descolorándose y quedándose sin vida. La alegría está abierta al amor y a ser ese amor; no hay una idea preconcebida de cómo debe ser el amor y a quién se debe dar. En lugar de esperar la plenitud externa - el placer, la siguiente novedad para consumir, o el nuevo juego - conviértete en esa alegría. Luego trasládate al mundo para compartirla con la humanidad.
La alegría vive en el momento presente, así que deja de vagar en el pasado y en el futuro - que ya han tenido bastante tiempo ¿verdad? Es el momento de dar - en el aquí y ahora - al presente, donde la vida realmente está sucediendo, un poco de la atención que se merece. A los adultos, los críos les llevan ventaja en el área de la felicidad - ellos se acercan a todo como si fuese la primera vez, completamente libres de lo que haya pasado anteriormente. Ven la magia y la maravilla en todas partes. ¿Imaginas qué alivio sería volver a ese estado?
Cuando era niño, yo sólo era. Yo no me observaba, ni medía las reacciones de los que me rodeaban, no estaba tratando de manipular, de seducir o controlar de ninguna manera. Ser ya era suficiente. No tenía ni idea de lo que significaba ser ridículo o ser serio: si era feliz, reía y si estaba triste, lloraba, no cuestionaba mi forma de proceder, sólo era. Yo era el estado de ser, siendo.
Al cargar con el equipaje acumulado durante la edad adulta, con las opiniones, temores y percepciones distorsionadas, vamos perdiendo la espontaneidad.
A medida que avanzas en tu vida diaria, puedes continuamente limpiar el cuadro de tu mente y ver las cosas tal como las vería un niño, sin expectativas ni recriminaciones. Trata de contemplar cada persona como nueva. Cuando un mendigo viene a pedirte una moneda, dale una sonrisa en lugar de tu rechazo habitual - quizá fuese eso lo único que él realmente quería. Cuando la pesada de tu suegra te llama por teléfono, no contestes anticipando sus quejas y reprimendas. Cuando tu jefe te llama a su sala, no esperes de forma automática que sea para reprenderte, ¡quizá quiera darte un aumento de sueldo! Siempre estamos en alerta, esperando a que algo salga mal. En vez de eso, adopta la inocencia vacía y espontánea de un crío: ábrete a recibir con alegría.
Una de las cosas más tristes de la sociedad moderna es que tomamos las cosas muy en serio. Nos sentimos impulsados a cumplir con lo que "deberíamos" ser, con lo que nos parece que el mundo espera de nosotros. Pensamos: "no seas ridículo", "no hables sin que te pregunten", "no seas inmaduro", "no digas lo que realmente tienes en la mente", "¿qué van a pensar?" El autocontrol y la autocrítica se han convertido en nuestra forma de vida y agotan nuestra capacidad de jugar y de libre expresión. Hemos de aprender a fluir nuevamente desde el corazón: permitirnos el vernos ridículos, danzar libremente, pararnos y recordar que la vida se trata de risas y alegría desenfadada. Haz la prueba, quizá te guste.
