Entre el dolor o nada, ¿Lo que usted escoge?
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 20/09/2004 15:21:06
Traducción de Nel Araujo - [email protected]
Después de una gran cantidad de mensajes que recibí de los lectores (tanto de los hombres cuanto de las mujeres) alegando que no valía la pena una nueva entrega, creer nuevamente en el amor, acabé inspirándome para este “texto-respuesta”.
No quiero defender las relaciones rotas y que solo hagan mal, ni sugiero que las personas insistan en sentimientos que no sean correspondidos, en relaciones que no sean recíprocas, pero quiero reafirmar la mía creencia sobre lo cuanto considero válida el coraje de comenzar de nuevo, aunque sea la misma relación; el coraje de seguir creyendo, sobretodo porque el dolor es parte del amor, de la vida, de cualquier proceso de crecimiento y evolución.
Por las quejas que tengo oído, por las actitudes que tengo visto, por la cuantidad de personas depresivas que vagan huecas por el mundo, parece que hemos escogido mucho más veces el “nada” que el “dolor”.
Cuándo usted se preguntar “¿De qué adelanta amar, intentar, entregarme, dar lo mejor de mí, si después viene el dolor de la separación, del abandono, de la ingratitud? Piense sobre eso: ¿Entonces usted prefiere la vida sin intensidad, los pasos sin la busca, los días sin un deseo de amor? ¿Usted prefiere el nada, simplemente para no doler?
No quiero decir que el dolor sea fácil, pero por el amor de Dios, que me venga el dolor impagable del aprendizaje que es vivir. Que me venga el dolor inevitable al cual las tentativas nos remiten. Que me venga luego, siempre y intenso, el dolor del amor...
Prefiero la oscuridad de la noche a nunca haber me extasiado con el brillo de la Luna... Prefiero el frío de la lluvia a nunca haber sentido el olor de la tierra mojada... Prefiero el recogimiento gris y solitario del invierno a nunca haber me sentido extasiada por la magia acogedora del otoño, encantada por la alegría colorida de la primavera y seducida por el calor del verano...
Y en esta exacta medida, prefiero la tristeza de la partida a nunca haber me desparramado en un abrazo...
Prefiero el amargo sabor de la palabra “no” a nunca haber tenido coraje de salir de la duda... Prefiero el eco ensordecedor de la nostalgia a nunca haber probado el impacto de un beso fuerte y apasionado... de aquellos que recolocan todas las nuestras hormonas en el lugar!
Prefiero la angustia del error a nunca haber arriesgado...
Prefiero la decepción de la ingratitud a nunca tener abierto mi corazón...
Prefiero el miedo de no tener mi amor correspondido a nunca haber amado enloquecidamente.
Prefiero la certeza desesperante de la muerte a nunca haber tenido la audacia de vivir con toda mi alma, con todo mi corazón, con todo que me sea posible... Por fin, prefiero el dolor, mil veces el dolor, a nada...
No hay – de hecho – algo más terrible y verdaderamente doloroso que la negación de todas las posibilidades que anteceden el “nada”.
Y ya que el dolor es el precio que se paga por la oportunidad espectacular de existir, deseo que usted ose, que usted pare de defenderse el tiempo todo y ame, di su mejor, haga todo lo que estuviera a su alcance, y cuando pensar que no hay más como, que no puede más, respire fundo y comienze todo otra vez...
Porque usted puede desistir de un camino que no sea bueno, pero nunca de caminar... Puede desistir de una manera equivocada de actuar, pero nunca de ser usted mismo... Puede desistir de una manera rota de relacionarse, pero nunca de abrir su corazón...
Entonces, que venga el silencio profundo que deja cicatrices en mi pecho después das desilusiones y dos desencuentros... Pero que yo nunca, jamás deje de creer que de aquí a poco, después de rehecha y todavía más decidida a acertar, voy a vivir de nuevo, voy a doler de nuevo e sobretodo, voy a amar más una vez... y no solamente una persona, pero todo lo que fue digno de ser amado!